Disimula, y la mula dijo; si

26.4K 1.4K 162
                                    

Nate

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nate

Me despierto con un peso encima de mi pecho.

No cualquier peso. 

Es Kyla, mi sexy abogada.

Joder, el solo recordar como de hermosa estaba encima de mí, sudada, con el pelo suelto y todo su cuerpo rebotando encima del mío, me hace tener un problema en las bolas.

Sinceramente, no esperaba que me dejara pasar al interior de su casa. Esperaba que me mandara a la mierda, sobre todo después de la escénica en el vestuario. Por suerte para mí, no lo hizo.

Kyla me gusta, mucho, ni siquiera me molesto en ocultárselo. Nunca había tenido esta necesidad de alguien, como la que tengo con ella, y eso me asusta. 

Muchísimo.

Es divertida, carismática, simpática e irónica. Por no hablar de esa cara de ángel que tiene. 

«Ángel mis cojones» 

La manera en la que me chupo la polla ayer no era de ángel, ni mucho menos. 

Admito que al principio solo sentía una atracción física hacia ella, por eso el día que la encontré en el parking me ofrecí para llevarla a su casa.

En Las Vegas, me di cuenta de que no era solo una cara bonita y cuando la besé en el tejado entendí que estaba más jodido de lo que pensaba. 

Solo le basto un beso, un jodido beso para tenerme en la palma de su mano.  Por eso cuando me ignoró todo se volvió aún más confuso para mí, quería pensar que era porque ella también había sentido lo mismo, pero luego dijo que fue un error. Por suerte soy cabezota y en cumpleaños de mi hermana decidí que si había alguien que se merecía que me arriesgara, era ella.

Y aquí estamos.

Mi teléfono comienza a vibrar. Tengo quince llamadas perdidas de Hunter, otras 10 del entrenador y muchos mensajes de los chicos. 

Frunzo el ceño, me separo un poco de Kyla, para responder la llamada de mi compañero de piso. 

—¿Qué? —le gruñó, por estropear mi momento feliz con la abogada, mientras procuro no molestarla para que no se despierte.

—¿Cómo que qué, imbécil? —me gruñe de vuelta—. ¿Dónde coño estás? 

—¿Ahora eres mi madre?

—Menos cachondeo Nathaniel. Y mueve tu culo y el de la abogada hacia el aeropuerto, cogemos el avión en dos horas —y cuelga.

Mierda, no me acordaba que hoy partíamos a Cleveland.

Joder, no.

No quiero. Quiero quedarme aquí toda mi vida. Encima seguro que Kyla se enfada conmigo por no despertarla antes.

TIMEOUTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora