Nada más que añadir

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Kyla

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Kyla

—Gracias —me adelanto—. Por convencerlos —aclaro. Sin embargo, no contesta—. Bueno... Yo me tengo que ir —intento avanzar hacia la salida, pero su mano coge mi muñeca—. Davis, de verdad tengo que irme. Tengo que organizar todo el evento y... —me corta

—¿Ahora soy Davis? —levanta una ceja incredulo.

— Eh... —recuerda, separa lo profesional de lo personal.

—Bien —asiente varias veces con su cabeza—. Voy a hablar yo, tranquila —intento replicar pero no me deja—. Calla y escúchame. Por donde empiezo —se rasca la barbilla pensativo—.  Ah, ya sé ¿Te acuerdas de la noche en Las Vegas? —no respondo—. Voy a hacerte recordar, tú estabas agobiada y triste. Te escuche y te dije que todo estaría bien, me contaste sobre el contrato de tu padre y te dije que estuvieras tranquila, que no perderías el trabajo ¿Vas recordando? —lanza una risa—. ¿Sabes que pasa a continuación? ¿No? Yo te lo recuerdo, nos besamos —hace una pausa—. Y luego huyes. Te vas. Sin decirme nada, sin darme ninguna explicación, simplemente te vas. Bye bye. Adiós —da una vuelta sobre simismo—. ¿Pero sabes que es más graciosos? Como soy un idiota, decido darte tu espacio."Vamos Nate, debe de estar abrumada, dale su espacio. Seguro que mañana en el desayuno me habla" —frena delante de mi—. ¿Y cuál es mi sorpresa? Que me ignoras. Pasas de mi puta cara. No solo en el desayuno, en el avión, cuando llegamos al estadio, durante todos estos días. Para rematar intento hablar contigo en el hospital ¿Y qué haces tú? Huir. Se te está empezando a hacer costumbre, ¿no crees? —hace una pausa—. Muy bien Kyla, has conseguido evitarme por unos días, te felicito. Ahora ¿Me explicas que narices te pasa?

Fija sus ojos en los míos.

—No me pasa nada.

—Una mierda —camina de un lado al otro. Esta nervioso y exaltado. No lo culpo, en el fondo es mi culpa, lo estoy mareando. De repente, para de dar vueltas para hacer una profunda respiración, como si intentará calmarse a sí mismo—. ¿Qué está mal Kyla? —no respondo—. ¿Por qué no me dices que está mal?

Se acerca tanto a mí que noto su aliento en mi nariz.

—Lo siento —niego varias veces, más para mi misma—. De verdad, lo siento. No te mereces esto, lo sé, yo... Nate tú no has hecho nada, nada esta mal —le aclaro. El único problema soy yo—. Solo...

—Solo dime que estás pensando Kyla. Solo, suéltalo —exige con deseperación.

Es ahora o nunca.

«Recuérdalo Kyla, sabes que no puedes darle nada de lo que se merece. Eres un desastre, solo céntrate en mantener tu trabajo, hacer feliz a tu padre. Fácil y simple»

—No creo que el beso fuera correcto —me dedica una mirada dolida—. Quiero decir, estuvo bien, ósea, si, yo...

Mierda, solo lo estoy empeorando.

TIMEOUTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora