Socorro.

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Kyla

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Kyla

—Tu padre me ha hablado mucho de ti.

Estoy muerta.

—Esperaría que fueran cosas buenas, pero los dos sabemos que eso no ocurrirá jamás —sonrió aunque las palabras quemen en mi garganta.

—Justamente me dijo que dirías eso —sonríe de lado, dando un aspecto maquiavélico.

—¿Y qué más te dijo sobre mí?

—Que eres una joven inteligente, talentosa y perspicaz —frunzo el ceño con confusión—. Ingenua, malcriada e irrespetuosa.

Ahí está, eso suena más a una descripción que daría ami padre.

—Señor McIntong, queríamos hacerle unas preguntas a su hija por lo de la denuncia —interviene mi compañero, reclamando su atención.

—Responderá, pero con su abogado presente.

—De acuerdo ¿Puede llamarlo? —Thomas propone.

—No hará falta, lo tiene a su lado —ahora sí que estoy muerta—. ¿Y bien? ¿Empezamos con las preguntas?

—¿Nos disculpa un momento? Gracias —arrastro a Thomas al pasillo por le cuál hemos entrado—. Estamos muertos, no podemos hacer nada con el fiscal de Philadelphia.

—Kyla, respira.

—Como quieres que respire, Thomas, Hunter está perdido si tenemos a ese capullo por en medio.

—Tenemos a más de un capullo rondando este caso Kyla, tu padre el primero —me recuerda—. Pero tu misma dijiste que eso no te impediría ganar este caso.

—Puedo enfrentarme a mi padre Thomas, lo llevo haciendo la mitad de mi vida ¿Pero a McIntong? Eso sí que no puedo.

—Sí que puedes y lo harás —coge mis hombros, impidiendo que siga moviéndome nerviosamente, para que lo mire fijamente—. Haremos esto juntos ¿Vale?

—¿Qué te ha echo cambiar de opinión?

—No he cambiado de opinión. Pero te voy a apoyar si decides seguir con esto.

—Gracias —sonrió—. Ahora volvamos ahí dentro.

—Esa es la Jones que yo conozco.

Irina parece un ángel, está sentada con sus manos cruzadas en su regazo. Me parece irracional que su padre sea tal al demonio.

—¿Todo bien?

Harrison sonríe maquiavélico, recibiéndonos de vuelta en la sala.

—Perfectamente ¿Empezamos? —le devuelvo la sonrisa.

Nos sentamos en la mesa, justo delante de los McIntong.

—Vamos a grabar la sesión ¿Están de acuerdo? —Thomas pone la grabadora encima de la mesa.

TIMEOUTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora