Chica de despacho

13.4K 721 23
                                    

 UN MES MÁS TARDE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

UN MES MÁS TARDE

Kyla

La mañana está nublada, o al menos eso parece desde la ventana de la cocina, donde me encontraba tomando mi café.

Seguramente lloverá antes de la hora de comer, como si para mí no fuera ya lo suficientemente difícil estar en esta ciudad, para que además el tiempo sea nefasto.

¿La vida me va a sonreír alguna vez?

—Buenos días, hermosa.

Entra en la cocina, para acercarse a mí y besar la cima de mi pelo.

—Buen día —correspondo el saludo, apretando un poco su mejilla derecha, provocando que me dé un manotazo suave en mi mano—. ¿Y la fotocopia?

—¿Ya me echas de menos? —el nombrado entra en la cocina—. Ni siquiera te has ido a trabajar y ya echas de menos a tu hermanito favorito —me estruja las mejillas como yo he hecho antes con Kian, la diferencia es que él tiene mucha más fuerza que yo.

—Aparta, bicho —apartó su mano de mi cara, provocando que su sonrisa se ensanche.

No sé qué haría sin ellos, ni tampoco quiero imaginarlo.

—¿A qué hora tienes que ir a la oficina? —se interesa Kian.

—A las ocho y media ¿Por qué?

—Porque ya son las ocho

Oh mierda.

Si algún radar hubiera captado la velocidad a la que iba, estoy segura de que me hubiera llevado más de una multa. Pero había conseguido llegar a tiempo a la oficina. Raramente, llegaba tarde, siempre prefería llegar diez minutos antes.

No consigo comprender lo que me pasó esta mañana, tenía la cabeza muy nublada - como el día -.

Realmente había una sensación extraña en mi cuerpo. Como si algo malo tuviera que pasar y necesitará estar alerta.

—Buenos días, Ester —saludo mi secretaria.

Es una mujer de cuarenta años, casada, con dos hijas adolescentes. Laura y Luna, unas hermosas gemelas de quince años que le provocan dolores de cabeza.

Es muy buena en su trabajo y además una gran mujer, tiene una sonrisa para ofrecer cada mañana.

Sin ella seguramente hubiera perdido la cabeza y más de un papel.

—Buenos días, señorita Jones —aún no consigo que se refiera por mi nombre—. Tiene una llamada por la línea 5.

—Despacho de la fiscalía de Carolina. Le atiende Kyla Jones ¿En qué puedo ayudarle? —saludo amablemente al descolgar el teléfono.

—Kyla —se me corta la respiración al oír esa voz—. Te necesitamos —no contestó, no puedo—. Te necesito. Es urgentemente.

 Es urgentemente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
TIMEOUTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora