La vida adulta

16.4K 847 41
                                    

Kyla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kyla

Apagó perezosamente el despertador.

Doy la vuelta en la cama chocando contra el costado del pecho del jugador, el cual está estirado boca arriba. Me subo a su pecho, acomodándome. Uno de sus brazos se acomoda encima de mi cintura, mientras que el otro deja caricias en mi pelo.

—Si así pretendes que me levante, lo llevas claro.

Murmuro medio dormida, sin abrir aun los ojos.

—Me da a mí que no tienes opción hermosa, tienes que trabajar —no detiene sus caricias.

—No es justo —me quejo, abriendo mis ojos y apoyando mi barbilla en su pecho, mirándolo— Vosotros entráis a las once y yo a las nueve.

—Haber elegido el futbol y no derecha, nena.

—¿Y hacer deporte cada día? No gracias.

Vuelvo a acomodarme, mientras oigo y noto la vibración su risa.

—Arriba —se levanta conmigo a cuestas, agarrándome por debajo de los muslos.

—Nate —asustada me agarro fuertemente a sus brazos—. Nos vamos a caer.

—No voy a dejarte caer, Kyla.

Subiendo mis manos de sus brazos hasta su cuello, beso sus labios, que inmediatamente me responden con la misma intensidad que mi demanda. Avanza sin separarnos hasta el baño y me coloca encima del lavamanos. Coloca sus manos en mi cintura, asegurándome.

—Ala ya estás más despierta, dúchate y baja a desayunar —me da un último beso, para salir del lavabo.

—Idiota.

Sé que me ha escuchado por la manera en la que lo oigo reír.

Me doy una una ducha rápida y bajo a la cocina ya vestida. Me siento en el taburete donde siempre me siento con Hunter en frente y Nate a mi lado. Un café y unas tostadas entran en mi campo de vista, mientras el quarteback se sienta a mi lado, dándome un beso en el pelo.

—Por lo menos esperar a que desayune ¿No?

Hunter hace un gesto de asco.

—Es más divertido si te molesta —le sonrió.

—Qué graciosa eres —a malas se come una de sus tostadas. Me quedo pensando en si debería o no comentarle sobre la entrevista con Irina. No quiero arruinarle el desayuno, pero también merece saber como va el caso—. ¿Qué pasa? —gruñe molesto, dejando su tostada en el plato.

—¿Te acuerdas que me fui antes de Minnesota? —la mano del capitán, que se encontraba en mi muslo, se tensa. Mientras su compañero asiente—. Fue porque Thomas consiguió una entrevista con Irina.

—¿Qué?

Se congela en su sitio.

—No quise decirte anda porque no sabía como iba a ir. No quería dar falsas esperanzas.

TIMEOUTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora