|Libro #1 de la Saga Time|
Kyla Jones recién graduada en derecho e hija de un importante fiscal, comienza a trabajar cómo asesora fiscal para el equipo de fútbol americano de San Francisco, dónde conocerá a los chicos que le cambiarán la vida.
Una...
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Kyla
El camino al hospital fue de los más caóticos que he vivido nunca.
Me negué a que Nate se pusiera al volante. Estaba histérico y tenía los ojos rojos, a sí que me puse en su lugar. Sentía la garganta seca y atascada, y tener al jugador a mi lado moviendo la pierna de arriba a abajo no ayudaba.
Por suerte, no estábamos muy lejos del hospital.
Ni siquiera aparque el coche cuando Nate ya se había bajado y dirigido hacia la puerta, donde también se encontraban los demás chicos y el entrenador.
—¿Qué es lo que ha pasado? —el entrenador pregunta.
—No me han dicho nada por teléfono —Nate explica.
—¿Has avisad a...?
—Si, pero no creo que venga
¿De quién hablaban? Pensé en preguntar, pero sabía que no era el momento. Me quedé atrás observando como todos estaban apresuradamente en el edificio.
—Kyla —Marcus se acercó a mí—. No sé que estás pensando, pero te necesitamos. Él te necesita —pone una mano sobre mi hombro.
—Lo sé —asiento autoconteniéndome—. Vamos.
—Debéis esperar aquí —nos indicó una enfermera—. Cuando salga de quirófano les avisaremos.
¿Que has hecho Hunter?
—¿Quirófano? —Owen se pasó una mano por el pelo—. ¿Eso significa que es grave?
Me mira a mí, todos lo hacen.
—No soy médico, Owen.
—Pero es grave ¿Verdad?
—No, estoy segura que estará bien. Es demasiado cabezón para morirse.
Algunos ponen una media sonrisa.
—Gracias —el capitán susurra en mi pelo, dejando un beso ahí.
Llevamos una hora sentados aquí y nadie nos decía nada.
—¿Por qué nadie viene a decir nada? Joder.
Nate se pasa las manso por el pelo, nerviosamente. Permanezco sentada a su lado con mi mano entrelazada con la suya.
—Y una mierda —Owen se levanta y se aproxima en la recepción—. ¿Por qué no nos dicen nada?
—Owen clámate —pido, levantándome detrás de él.
—Y una mierda.
—¿Se puede saber qué son estos gritos? —Carla aparece al lado del mostrador, mostrando una cara de confusión—. ¿Qué hacéis aquí? — nos observa por un momento—. Espera ¿Todos estáis aquí?
