Con uñas y dientes

9.8K 654 35
                                    

MARATÓN 4/5

MARATÓN 4/5

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kyla

Es la última persona que quería ver, después de lo que Nate me contó no quiero tener nada que ver con él. Pero lo necesitaba para esto. La única persona con más poder que Josh McItog es Caleb Jones. Sinceramente, tampoco pensaba que respondería a mi llamada de auxilio.

Pero aquí está.

—Caleb —murmura Josh—. Cuánto tiempo.

—Poco, considero yo.

No hay duda de donde he sacado mi carácter.

Mi novio está tenso ante la presencia de mi padre, se le nota en la cara y en el lenguaje física. Aun así, permanece a mi lado, sujetando mi mano.

—Le estaba contando a tu hija, cómo funcionan las cosas.

—A lo mejor, eres tú quien necesita un recordatorio de cómo funcionan las cosas, McIntog.

—Caleb —advierte.

—Si estás donde estás, es gracias a mí, Josh —le da una mirada helada—. No lo olvides.

Keith me contó que papá se había encargado de financiar la candidatura de Josh. Básicamente, se encargó de usar sus contactos para que llegara a la fiscalía de California.

Caleb Jones tiene el poder con su palabra, eso lo tengo más que comprobado.

—Vamos, Caleb —bufa—. Todos sabemos que no eres el fan número uno de tu hija.

—No hables de mi hija, Josh —amenaza—. No tienes ningún derecho a hablar sobre ella, ni siquiera deberías dirigirle la palabra.

—Por favor, vuelvan a la sala.

Salvada por la campana, Kyla.

Josh me da una última mirada cargada de odio, hasta llegar a su hija otra vez. La agarra del brazo y la arrastra hacia la sala.

—Ahora o nunca, Irina —grito—Estoy contigo, estamos todas contigo.

Traga saliva, pero agacha la cabeza, sin responder nada.

—¿Por qué siempre tienes que meterte en líos? —murmura el entrenador.

—Llevo preguntándome eso, años, Jonh —murmura mi padre, acercándose a Jonh—. Si consigues la respuesta, házmela saber.

—Gracias —murmuró en su dirección, recelosa.

—No me las des.

—No tienes ninguna razón para ayudarme—escupo—. Así que si, tengo que darte las gracias.

—¿Pensabas qué te dejaría tirada? —se ríe—. Sigues siendo mi hija, Kyla. No voy a dejar que nadie te haga daño.

Creo que mi niña interior está llorando en un rincón, pero la adulta tiene demasiado odio hacia el en su interior. Aprieto la mano de Nate, que no tarda en devolverme el agarre, dándome apoyo.

TIMEOUTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora