|Libro #1 de la Saga Time|
Kyla Jones recién graduada en derecho e hija de un importante fiscal, comienza a trabajar cómo asesora fiscal para el equipo de fútbol americano de San Francisco, dónde conocerá a los chicos que le cambiarán la vida.
Una...
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Kyla
—¿Que haces aquí?
No puede ser.
—¿Tu que crees?
—Habló enserio John —niego con la cabeza, quitándome el abrigo—. ¿Qué haces aquí?
Dejo la prenda encima de una de las sillas del comedor.
—¿Por qué no nos dijiste lo que pasó con tu novio? —Kian da un paso adelante, encarándome.
Miro al entrenador interrogante.
—No es mi novio —me trago las ganas de llorar—. No tenía importancia. Y tú no tenías derecho a decírselo.
John baja la cabeza cuando le señaló.
—No le echas las culpa ¿En serio no tiene importancia? Porque yo creo que si —Kian pone una mano en su cadera y con la otra se friega la cara, frustrado—. Llegaste aquí de la noche a la mañana, en un avión a las tres de la madrugada ¿Y no tiene importancia? Eres increíble.
—Kian.
Keith pone su mano en su hombro, tranquilizándolo.
—¿Qué coño pasó, Kyla? —ignora a nuestro hermano, quitándose de encima su mano.
—Será mejor que nos sentemos —el entrenador sugiere.
—¿Qué haces aquí, John?
No quiero sentarme, quiero irme a dormir.
Para siempre.
—Te necesitamos, Kyla. Hunter te necesita.
Niego.
—Thomas se está ocupando de él —me apoyó en el marco de la puerta del comedor, cruzándome de brazos.
—No como lo harías tú Kyla —se pasa una mano por su cara—. Y lo sabes.
Lo sabía.
Llevo dos semanas sin poder dormir bien, pensando en eso. Sabía que Thomas no creía en la inocencia de Hunter, no iba a esforzarse mucho para defenderlo.
—No es mi problema.
—¿Desde cuando huyes de esta manera, Kyla?
—Cierra la boca Kian.
—¡Una mierda! —se sobresalta. Se levanta del sofá de un salto y se acerca hacia mi—. Te apoyamos cuando decidiste irte a San Francisco, porque era lo que quieras. Pero está no eres tú Kyla.
—Prometiste ayudarlo, Ky —Kanneth me recuerda.
—Joder —doy vueltas sobre mi misma—. Las cosas han cambiado. Thomas puede hacer esto, es lo suficientemente capaz —lo era, pero no iba a esforzarse por un jugador que casi le rompe al nariz—. ¿Porque estás aquí realmente? Nathaniel te lo ha pedido ¿Verdad?
