34. La boda

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—¡Rosé! — exclamó la entonces mejor amiga de la futura reina en Menfis. Recién salían de las clases en la casa de la vida, estaban en la mitad del año y por ende, les correspondía un pequeño receso de las clases por temas festivos del reino. —¿Qué tal tus calificaciones? — pregunto algo agitada tras correr para alcanzarla.

—Súper, en todo salí bien, solo falle en la danza del vientre ¿y tú? — pregunto la chica alzando su pila de papiros que funcionaba como cuaderno.

—Casi bien, falle en todas las artes menos en tejido y danza— se quejó la chica, Rosé paso un brazo por el hombro de la chica para darle una sonrisa genuina.

—Cuando volvamos del receso deberíamos hacer un trato, yo te ayudaré con las artes y tú con a mí con la danza— sugirió Rosé, la chica la miro con ilusión a través de sus ojos con kohl.

—¡Si! ¡Claro que sí! — exclamo con emoción. —Si me ayudas a pasar esas materias voy a estar agradecida de por vida— Rosé soltó una risa negando. —¡Eres la mejor amiga del mundo Roseanne! Te traeré un regalo mañana ¿Qué quieres? ¿Adornos para tu peluca? ¿Maquillaje?— Rosé volvió a reír tomando la mano de su mejor amiga para caminar a casa.

—No necesito nada Hyeri— dijo. —Aunque si quieres regalarme algo...podría ser comida— sugirió. —Sabes que con eso soy feliz— la chica llevo su mano a su frente deteniéndose. —¿Qué pasa?

—Recordé que mi madre me pidió ir al mercado a comprar para la cena— se quejó. —Me tengo que ir.

—Está bien ve, nos vemos mañana— dijo la menor despidiéndose con un beso en la mejilla. — ¡Y no te olvides de mí comida! — exclamo viendo a mejor amiga correr hacia el mercado.

Su camino continúo como siempre, al ser hija del sacerdote de la ciudad no vivía muy lejos de la escuela así que no tardo más de unos minutos. Pero se extrañó al ver unos soldados fuera de su casa y no eran soldados de Menfis, lo noto por sus uniformes, por deducción piensa que son los soldados de Tebas. Seguramente el rey llamo a su padre para entrar a la última etapa de su sacerdocio antes de convertirse en sumo sacerdote de Menfis, su padre realmente esperaba ese llamado hace años.

Entró a la casa dando leves sonrisas fingidas a los soldados, al llegar a la sala noto a toda su familia allí, todos extremadamente felices cosa que la confundió. Su padre hablaba con un escriba mientras asentía con emoción, Wendy y su madre parecían llorar por algunas razón, una buena razón, y Somin simplemente miraba hacia el piso sin gesticular ningún ceño.

—Llegué— anuncio Rosé acercándose insegura hacia su familia, su padre volteo a mirarla con una sonrisa, al igual que el escriba.

—Hija, al fin llegas— dijo el hombre haciendo una seña para que se acercase con confianza.

—¿Qué está pasando? — se atrevió a preguntar mirando a su madre.

—Roseanne, él es un escriba del faraón— le explico su padre, Rosé le dio una leve sonrisa al hombre para que continuara. —Vino desde Tebas para entregarnos un mensaje del rey; resulta que el príncipe Chanyeol ya está alcanzando la edad para convertirse en rey y el faraón ya está pensando en escogerle una esposa real.

—Ah...— soltó la chica sin comprender.

—Y como ya sabes, al ser Menfis la capital del Bajo Egipto, el rey considero que sería una buena alianza para el reino unir las dos tierras de manera simbólica.

—Genial...pero no entiendo— dijo Rosé sintiendo como un nudo dolor subía hasta su pecho.

—El rey sabe que eres una de las chicas más aplicadas en la casa de la vida y sumando el hecho de que eres mi hija la alianza se fortalecería aún más— dijo el sacerdote con emoción. —¡El faraón quiere que tú seas la próxima esposa real!

The Nile River; CHAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora