41. Hacerla entrar en razón

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Jennie llevaba unas dos horas mirando el techo de su habitación, estaba preocupada por lo que podía ocurrir con Rosé, lo único que quería era salir de su habitación a buscarla, porque por más que haya intentado hablar con el sacerdote eso no significa que se lo tomaría con total relajo aunque muy en su dentror deseaba que así fuera. Miro el anillo de rubíes que le había regalado Rosé, el cual permanecía en su dedo índice en compañía de las demás sortijas que adornaban su mano.

Los minutos pasaban y pasaban, y aún no se veía un rastro de Rosé por el lugar, comenzaba a anochecer, los sirvientes entraron a la habitación dejando un plato de comida para la princesa en la mesita de noche y encendieron las antorchas de la habitación. Llego Jihyo después, la ayudo a sentarse sobre el respaldo para ayudarla a comer, trató de entablar una conversación con su dama pero su nerviosismo era mayor.

—...¿Princesa? — pregunto una voz preocupada. —¿Princesa Jennie? — volvió a hablar, Jennie despego su vista de la pared que observaba para mirar a su dama.

—¿Qué pasa? — respondió.

—¿Qué le ocurre a usted? — pregunto Jihyo soltando una risa. —Está muy distraída, ¿Se siente mal? — Jennie soltó una risa negando.

—No es nada de eso, me siento bien— aclaro. —Bueno, dentro de lo puedo— continuo. —Solo estoy esperando a la princesa Roseanne— Y justo en ese momento como si fuera una señal, la menor entro al lugar. Jennie soltó un suspiro aliviada al verla. Jihyo le hizo una reverencia a la menor antes de darle una mirada a Jennie para poder irse a lo que la princesa asintió deseándole las buenas noches. —¿Y qué tal estuvo tu día? — pregunto con curiosidad.

Rosé traía una sonrisa enorme en su rostro, una que hacía que sus ojos estuvieran a punto de cerrarse a causa de sus mejillas. La menor se acercó a un mueble quitándose sus anillos y collar.

—Estuvo estupendo— contesto, Jennie frunció el ceño sin entender. —Mi padre se lo tomó muy bien— explicó quitando su peluca. —Me dijo que no se sentía decepcionado o algo por el estilo. Dijo que sintió más miedo por saber que estaba presa en un lugar horrible que por nuestra relación— Jennie sonrió ampliamente, se sentía como si un peso de encima se hubiera, uno menos al fin y al cabo. —Estoy demasiado feliz Jen.

—Y yo estoy muy feliz por ti—contesto Jennie.

—Claro que aún tengo que convérsalo con mi madre, pero papá dijo que me ayudaría— comento con emoción. —Incluso vino Somin y se disculpó por alguna razón— dijo encogiéndose de hombros.

—¿Somin se disculpó? — cuestiono la princesa frunciendo el ceño. Rosé asintió despojándose de sus sandalias para ir hacia el baño para alistarse.

Jennie soltó un suspiro luego de ver a su novia entrar al tocador, desde que falleció el rey y su cuerpo se puso débil nuevamente a causa del esfuerzo hecho, no ha salido de su habitación, no sabe cómo es el ambiente en el palacio luego de lo sucedido y lo agradece realmente, su salud mental de alguna forma a mejorado, pero si tiene curiosidad por sus hermanos y madre, ninguno ha venido a verla pero los entiende de todas formas. También ha tenido mucho tiempo para pensar en un plan de escape, a pesar de que su padre ya no estaba Jennie sabía muy bien lo que quería para Rosé y para ella misma, algo jamás podrían encontrar en ese palacio.

La menor salió del baño dirigiéndose directamente hasta la cama con la mirada de Jennie puesta en ella. Rosé estaba tan feliz que planto inmediatamente un beso sonoro en la mejilla de la princesa y otro en sus labios para acurrucarse contra el cuerpo de Jennie quien seguía sentada en el respaldo, la mayor soltó una risa al verla aferrarse a ella.

The Nile River; CHAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora