15. Placer culposo

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Rosé entro exhausta a su habitación, luego de tener que escribir a mano todas las indicaciones que la reina le dio haciendo un total de cinco papiros repletos con las reglas del harén, lo único que quería era llegar a su habitación y acostarse, pero su ánimo cambio al ver a la princesa allí en su cama sentada mientas practicaba movimientos en el tablero de Senet.

—Ah, hola. — dijo Jennie cuando la noto. Rosé sonrió ampliamente corriendo hasta su cama para aventarse al lado de Jennie provocando que el tablero se cayera arruinando todo lo que Jennie había hecho. Si hubiera sido otra persona, Jennie lo hubiera mandado a arrestar por botar su tablero pero como era Rosie el sentimiento cambiaba. La morena sintió como su corazón bombeaba en su pecho cuando escucho la risa de Rosé.

—Mañana por fin tengo libre. — dijo la menor quitándose su peluca de un tiro.

—¿Mi madre te torturó mucho? —pregunto Jennie mirándola. Rosé hizo un puchero asintiendo levemente. —Lisa trajo la barriga falsa. —dijo provocando que el rostro de Rosé se pusiera serio. —Me pidió que te explicara cómo se usa. — hablo mirando sus manos con nerviosismo.

—¿Y qué tengo que hacer? — pregunto la menor con algo de intriga, una sonrisa se escapó de sus labios al ver a Jennie nerviosa nuevamente. Jennie se levantó de la cama para ir a buscar un pequeño saco para abrirlo y sacar la barriga hecha a madera con un tipo corset en la espalda para que se ajustara a la figura de Rosé. —Es un muy buen trabajo realmente. —admitió la menor tomando la barriga.

—Es la de tres meses. — dijo Jennie volviendo a la cama. —Tienes que ponerla junto con la ropa interior. —Rosé asentía a la indicación levantándose rápidamente para ir a su tocador a ponérsela. Jennie quedo en la cama a la espera de la menor mientras comía uvas que tenía Rosé en su mesita de noche.

La rubia estaba en el tocador pensando en cómo sería el día que tenga que andar con esa barriga por el palacio fingiendo que esperaba un bebe, desgraciadamente sabía que ese día se acercaba. Miro su silueta en el espejo, tomo la barriga y la acomodo en su vientre, realmente se veía como una real. Salió del tocador para mostrarle a Jennie que tal le parecía pero al salir vio a la morena con la boca abierta al notar que la menor estaba en ropa interior. Eso de alguna forma hizo que algo se activara dentro de Rosé, quizás por la atención que estaba ganando por parte de la princesa la cual sin duda le gustaba.

—¿Qué tal? —pregunto viendo como el rostro de Jennie estaba completamente rojo, quería soltar una risa pero se contuvo.

—E-em, está muy bien. —contesto la mayor con dificultad. —Se ve muy real.

—¿Desde cuándo debería empezar a usarla? — pregunto dando un paso más cerca de la morena quien se revolvió en la cama de los nervios.

—B-bueno, quizás desde la próxima semana. —contesto desviando la mirada. Rosé finalmente soltó una leve risa para devolverse al tocador y quitarse la barriga, al volver estaba vestida con su pijama dispuesta a dormir al lado de Jennie. Entro en la cama y se acomodó de frente a la morena quien estaba estática mirando el techo, cuando sintió la fuerte mirada de Rosé se volvió a la menor dándole una leve sonrisa. —Buenas noches. — dijo acomodándose dándole la espalda a la menor. Rosé tenía una sonrisa marcada en su rostro, poner nerviosa a la princesa sin duda se estaba volviendo en una de sus actividades favoritas. Se acercó a la morena por la espalda pasando sus brazos por la menuda cintura de Jennie, se apegó a la espalda de la morena sintiendo como esta se tensaba.

—Buenas noches. —dijo Rosé soltando un último suspiro antes de dormirse.

A la mañana siguiente, Jennie practicaba sus tiros al arco como regularmente lo hacía, estaba con Wendy quien le conversaba de lo mucho que le encantaba la idea de convertirse en sacerdotisa. Cualquier chica elegiría todo menos ser sacerdotisa o al menos era un porcentaje muy bajo que tomaría esa profesión, las sacerdotisas se casaban con los dioses y vivían solo para servirles mediante el baile y devoción hacia ellos, vivían en los templos por la misma razón y pese a ser una profesión que conllevaba bastantes exigencias podían alcanzar a tener el mismo conocimiento que un sacerdote, tal como su padre.

The Nile River; CHAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora