22. Víbora

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—¿Por qué tienes que ir con ella? — preguntaba Rosé quejándose, Jennie soltó una risa acercándose a la menor.

—Porque es mi amiga— respondió, Rosé rodo su ojos molesta. —Sera un rato corto, hace mucho que no veo a Somin— explico.

—¿Por qué no le dices que no puedes y te quedas aquí conmigo? — pregunto haciendo un puchero. Jennie se acercó para darle beso mientras se acomodaba sus anillos.

—Solo será un rato, volveré en unas dos horas...

—Una hora— la corto Rosé

—Dos horas

—Media hora— dijo volviendo a poner un puchero. Jennie soltó una risa negando. —Diez minutos— continuo, recibiendo un beso en la frente.

—Espérame despierta— dijo la princesa yendo hacia la puerta.

—Duerme con Somin— dijo Rosé sarcásticamente cruzándose de brazos, Jennie soltó una ligera risa antes de salir.

Llevaban dos días de esta extraña relación, dos días en los que la princesa se ha sentido ridículamente feliz, tenía siempre una sonrisa en la cara y la mayoría se impactaba por eso, la última vez que estuvo así de feliz fue con Irene por lo que los nobles del palacio no podían creer que la fría princesa de Egipto anduviera tarareando y sonriendo por los pasillos y jardines. Pero de alguna forma, Jennie quería dejar atrás todo lo que tenga que ver con Irene, estaba comenzando a ser feliz nuevamente y no quería tener siempre en mente a la chica, Irene siempre estaría en su corazón, fue su primer amor y la primera persona que a trato como a un ser humano, le enseño a ver el mundo con otros ojos. Y por lo mismo necesitaba hacer esto, camino hasta el taller de las joyas, ya era muy tarde y lo más probable es que Lisa no estuviera allí, cuando llego se encontró con la chica a punto de irse sujetando un pequeño animal peludo entre sus brazos.

—¡Lisa! —exclamo.

—Princesa, ¿Pasa algo, necesita hacer algún pedido? — pregunto la menor, Jennie negó adentrándose más a la habitación.

—En realidad vengo a devolverte una joya— dijo, Lisa se estremeció.

—¿P-porque no le gusto? — Jennie negó frenéticamente para no preocuparla más y saco desde su vestido el anillo de Irene. Lisa entendió de inmediato. —Vaya— soltó, la princesa soltó un suspiro antes de entregárselo.

—Creo que todo este tiempo lo único que me ataba a Irene además de mis pensamientos era este anillo— explico. —Y estoy comenzando algo en lo que no lo necesito porque solo me entorpecería— Lisa le dio una sonrisa asintiendo. —Irene siempre va a significar algo muy importante para mí y prefiero que sea en mi interior.

—Recuerdo bien cuando me pidió que hiciera el par de argollas— dijo Lisa examinando el anillo antes de mirar de nuevo a Jennie. —Lo tendré muy bien guardado princesa— aseguro.

Luego de esa necesaria parada, Jennie se dirigió a la habitación de la tercera planta para ver el anochecer con Somin, la chica en cuestión ya estaba allí esperándola y con una actitud algo sospechosa, se notaba nerviosa tanto que Jennie lo noto al instante en que entro.

—Somin— hablo Jennie atrayendo su atención. La chica le dio una leve sonrisa antes de voltearse nuevamente al balcón. Jennie frunció el ceño ante eso.

Algo estaba carcomiendo a Somin por dentro, desde el día en que noto la impetuosa necesidad de ver a la princesa al menos una vez al día sabía que no era algo bueno pero es que no sabía cómo interpretarlo. Jamás había sentido lo que era tener una amiga entre tantas personas que habían pasado por su vida como en una puerta giratoria, jamás había sentido confianza ni mucho menos cariño, al menos no real.

The Nile River; CHAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora