GANADORA WATTYS 2022
Después de un último año de instituto fatídico, Claire decidió marcharse a estudiar a Nueva York, aprovechando para huir de todo y poder dejar en Londres ese pasado que tanto dolor le causaba. Sin embargo, siete años después y y...
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—Estás igual que siempre —le comentó Lucy una vez estuvieron las dos a solas de camino a la estación de metro a la que Claire acompañó a su amiga, dispuestas a despedirse tras haberlo hecho con anterioridad de los demás invitados. La fiesta había ido genial, pero al llegar la medianoche todos se fueron marchando. Lucy fue la última en dejar la casa de los Amery, ayudando a recoger a los padres de Claire. Ella misma se había encargado también de parte de la organización de la fiesta —¿Te siguen pidiendo el carné de identidad para entrar en las discotecas, Claire?
—Idiota...
Las dos amigas se rieron, pero en realidad Lucy no iba tan desencaminada. De hecho, en la compra para la cena que realizó Claire en una de sus últimas noches en Nueva York junto a sus amigos de allí, le pidieron el carné para comprobar que tenía la edad mínima para poder comprar alcohol. Aquello era algo que siempre la había molestado. Sin embargo, y a medida que sumaba años, cada vez le parecía más un halago.
—Y dime... ¿No has echado de menos a alguien en esta recepción digna de la casa real que te hemos hecho? —preguntó Lucy con la musicalidad juguetona que Claire tan bien conocía.
El corazón de Claire se detuvo durante un segundo para luego volver a emprender su marcha con descontrol. Ni siquiera había escuchado su nombre, pero intuía perfectamente a quién podía estarse refiriendo su amiga. Entrecerró los ojos, rezando para que su inevitable nerviosismo no se le notase al contestar, aunque Lucy bien sabía que aquella forma de fruncir el ceño de la castaña era un indicativo de, al menos, un intenso recuerdo.
—¿Alguien como quién? —contraatacó ella, enorgulleciéndose por haber sonado con seguridad y casi completa naturalidad— Ni siquiera me esperaba una bienvenida, la verdad. Muchas gracias por venir y ayudar a mis padres, por cierto —intentó cambiar de tema en balde.
—Ya... De nada, ha sido un placer —respondió—. Sus padres sí estaban —continuó Lucy tras algunos segundos, no dejándose engañar por la aparente seguridad de su amiga y su intento de desviar la atención. Aquello le confirmó a Claire a quién se refería la pregunta de Lucy.
Suspiró, conociendo que debía contestar algo si no quería que su amiga siguiese insistiendo.
—No he hablado con él en todos estos años más allá de felicitarnos los cumpleaños y la Navidad, Lucy. Como con la mayoría de las personas que dejé atrás cuando me fui —confesó al fin, intentando desviar el foco de Evan.
