Se miraron fijamente durante un instante, teniéndose tan cerca que el tiempo pareció detenerse para ambos. Pero Claire fue incapaz de aguantar tal repentina proximidad, y es que Evan lograba desestabilizarla incluso después de haber estado siete años sin verse, comprendiendo que ni el tiempo ni la distancia habían acabado con todo lo que lograba remover en su interior. Él, en cambio, lo asumió desde el primer momento, ya hacía años, y aquel encuentro tan solo le sirvió para corroborarlo.
—Gracias. Otra vez —volvió a decir ella, de nuevo con esa risa nerviosa mientras volvía a ponerse de pie.
Claire había imaginado en alguna que otra ocasión aquel reencuentro. Casi desde el momento en el que dejó Inglaterra, en realidad. Pero no estaba siendo como creía. Siempre había imaginado que no sabría cómo reaccionar, que él no querría ni siquiera saludarla o que, directamente, saldría corriendo para volver a huir, deseando desaparecer.
De hecho, aquellos pensamientos se reforzaron la noche de su llegada, cuando no le vio en la fiesta de bienvenida. No es que esperase que la recibiese como los demás, menos después de cómo fue su marcha, pero al estar los padres de él allí creyó, durante un segundo, que podría haber ido también. Sin embargo, ver la agradable forma con la que la miraba en aquel aparcamiento, su atractiva sonrisa y la calma que de repente parecía transmitirle le hizo deshacerse de aquellos pensamientos.
Evan también había pensado varias veces en cómo sería volver a verla. En muchas ocasiones, sobretodo durante los primeros años, pensó incluso en ir a visitarla a Nueva York o en quedar con ella durante las cortas temporadas que volvía a la ciudad para visitar a sus padres, pero por un motivo u otro nunca terminó de decidirse a hacerlo. Quizás por lo que ocurrió antes de que se marchase. Pero a pesar de haber pasado varios años, habían sido muchas las veces en las que había pensado en ella; en cómo le iría y si estaría bien; en si Claire también pensaría o se acordaría de él, fuese del modo que fuese.
En cuanto Evan se enteró de que Claire volvería a la ciudad por trabajo, se alegró más incluso de lo que esperaba. Quiso ir a la bienvenida que los Amery le prepararon, pero aquella noche le tocaba trabajar en el hospital y tampoco sabía si su presencia hubiese sido bien recibida por ella.
Se alegró de habérsela encontrado y de haber hablado. También de haberla hecho reír, aunque fuese de nerviosismo; de comprobar que podían mantener una conversación, al menos, como viejos amigos.
Una vez Claire encontró las llaves del coche, abrió el maletero para comenzar a cargar todo lo que había comprado. Se quedaron en silencio por algunos segundos, unos en los que Claire pensó que Evan se iría para no volver a hablarle, habiendo sido agradable con ella tan solo por educación y respeto a lo que una vez vivieron. Pero no fue así. El joven, que era un par de años mayor, no tenía la intención de irse y se la quedó mirando mientras colocaba las cosas de forma ordenada en el maletero. La habría ayudado, pero recordaba lo organizada que Claire solía ser y lo poco que le gustaba en el pasado que le moviesen las cosas.
ESTÁS LEYENDO
Siete vueltas al sol
RomanceGANADORA WATTYS 2022 Después de un último año de instituto fatídico, Claire decidió marcharse a estudiar a Nueva York, aprovechando para huir de todo y poder dejar en Londres ese pasado que tanto dolor le causaba. Sin embargo, siete años después y y...