Peter (Parte II)

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Cinco minutos después, Evan estaba saliendo con su Volkswagen negro del garaje del edificio

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Cinco minutos después, Evan estaba saliendo con su Volkswagen negro del garaje del edificio. No es que le hiciese especial gracia conocer al novio de Claire, pero también le despertaba cierta curiosidad saber con qué tipo de hombre llevaba tres años saliendo —cosa que sabía gracias al estado de Facebook—.

Maddie no había dejado de preguntarle a la castaña sobre su vecino en el tiempo que este tardó en ir a buscar las llaves, envidiando la suerte que creyó que tenía al conocer a un tipo como él y tenerle viviendo en la puerta de enfrente. Tampoco pudo darle muchos detalles, pues en ese tiempo logró contactar con la nueva grúa, pero fueron los suficientes como para que Maddie suspirase al ver aparecer al muchacho montado en su coche.

—Gracias de verdad por quedarte, Maddie —volvió a agradecerle—. En teoría la grúa está a menos de veinte minutos, pero si tienes cualquier problema o te aburres solo llámame —insistió tras haberle marcado su número en el teléfono.

—De nada, guapa. Disfruta del viaje y ya me contarás. Te llamaré de todos modos para preguntarte —continuó diciendo mientras le guiñaba un ojo, sabiendo que se refería a su acompañante.

Claire la sonrió, pero lo hizo con una mueca tensa al percatarse de que iba a pasar más de media hora junto a Evan, a solas, en su coche. Y no solo eso, si no que iban a buscar a un Peter que seguramente no estaría de muy buen humor. Lo único que le consolaba era que él todavía no la había llamado, por lo que quizás tuviesen la suerte de que el vuelo llegase con un poco de retraso.

Sin perder más tiempo, Claire se subió al coche, encontrándose con la sonrisa de Evan y devolviéndosela al instante, olvidándose de la tensión que el compartir trayecto con él le había podido producir segundos atrás.

—Todo tiene siempre solución, ¿ves? —la animó él tras despedirse con la mano de Maddie.

—Sí. Gracias otra vez, Evan. Te debo una muy grande.

—Ya me la cobraré, no te preocupes —bromeó con una media sonrisa que ella respondió al instante—. ¿Tu novio viene para instalarse contigo? —preguntó curioso poco después.

—No. Viene solo para una semana. Él tiene su trabajo en Nueva York, en la empresa de su familia, y no puede dejarlo.

Evan creyó que por ella se podría dejar cualquier cosa, sorprendiéndose al pensar en eso. Pese a que una parte de su mente quería cambiar de tema, otra sentía curiosidad sobre su relación. Hablaron un rato sobre otros temas, pero enseguida volvieron a Peter.

—Seguro que aprovecháis el tiempo —comentó Evan tras escuchar los planes que Claire pretendía hacer con su chico durante aquella semana. Se le vino a la cabeza una Claire en la cama, disfrutando con su novio, por lo que se sonrojó y sacudió ligeramente su cabeza para deshacerse de aquella imagen, deseando que, de pasar, no tuviese que escuchar nada desde su apartamento —. ¿Lleváis mucho tiempo juntos?

Siete vueltas al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora