Gala (Parte II)

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Por suerte, la gala transcurrió con total normalidad

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Por suerte, la gala transcurrió con total normalidad. Tras la presentación de Claire y el cóctel, llegaron las felicitaciones y el momento de agrandar los contactos, así que Evan tuvo que pasar gran parte del tiempo junto a Lucy y Maddie. No es que estuviese incómodo con ellas, pero las veía cuchichear a sus espaldas mientras le miraban o se reían con descaro, como si fuesen un par de adolescentes.

Tenía claro que Lucy había sido incapaz de callarse la confesión que le hizo días atrás sobre sus sentimientos hacia a Claire, aunque quizás gracias a ello Claire se había abierto un poco más a él en aquellos últimos días.

Claire no dejó de sonreír en todo momento. Tanto sus trabajadores como la mayoría de los invitados parecían estar pasándolo bien. Incluso muchos de ellos se le acercaban para preguntarle sobre la empresa, sus proyectos o simplemente felicitarle por el evento, que estaba siendo todo un éxito.

Pese a todo, no perdió de vista a Evan y se acercaba para charlar o bailar con él en cuanto podía. Se sentía mal por haberle dejado tanto rato solo al tener que atender temas profesionales.

La noche fue avanzando y Lucy y Maddie dicidieron irse a una discoteca que quedaba cerca para rodearse de un ambiente algo más juvenil. Los invitados comenzaron a marcharse a eso de las tres de la madrugada y al fin, al quedar libre, cogió su teléfono para enviarle un mensaje a Evan pidiéndole disculpas por no haber podido estar con él tanto como le hubiese gustado.

Claire creyó que se habría ido a casa hacía un rato, el mismo que hacía que no le veía, pero para su sorpresa enseguida recibió una respuesta, diciéndole que estaba en el bar de aquel mismo hotel tomando algo de forma más tranquila.

Quedaban todavía algunos invitados, pero Claire se disculpó para irse y encontrarse con Evan. En cuanto entró en el pintoresco bar, que estaba prácticamente vacío, le vio solo sentado en la barra mientras charlaba animadamente con el camarero.

—Hola —saludó con timidez al llegar a él.

—Hola —le respondió Evan con una amplia sonrisa—. Me vine aquí hace un rato para despejarme un poco. Ha sido una gala increíble.

—Gracias, pero perdona por no haber podido estar contigo más tiempo. Me han absorbido más de lo que me hubiese gustado —de disculpó.

—Tranquila, estabas trabajando, lo entiendo. ¿Ya ha acabado?

—No, pero podemos irnos si quieres. Debes estar cansado y yo necesito escaparme ya.

—Me parece bien —afirmó él levantándose del taburete y estirándose—. En unas horas tengo que ir al hospital, así que será lo mejor.

—¡¿Qué?! —exclamó preocupada— ¿Trabajas mañana? —dijo antes de recibir el asentimiento de este— Dios, me siento fatal... No lo sabía.

—Tranquila, yo tampoco. Me avisaron a media noche de que tengo que cubrir unas horas del turno de mañana, pero por suerte no entro hasta las once.

Siete vueltas al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora