Caos (Parte II)

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Claire fue mejorando con los días

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Claire fue mejorando con los días. Estuvo casi durante toda la semana en el apartamento de Lucy, pero decidieron irse a casa de Claire cuando pudo comenzar a salir un poco para caminar aunque fuesen un par de calles.

Evan se había pasado casi a diario a visitarlas y ayudarlas con la compra, las curas de Claire o cualquier cosa que necesitaran. En cuanto se trasladaron a Southbank y volvió a tener a su vecina a tan solo unos metros de su puerta, se pasaba casi a todas horas por allí.

Todavía no habían hablado y el trato que tenían era más bien cordial —aunque algo tenso—, pero la preocupación y el empeño que ponía Evan en hacerla sentir bien, hizo que Claire sonriese en más de una ocasión.

Pese a su rápida recuperación física, pues las heridas y las contusiones parecían estar sanando a la perfección, su estado emocional seguía siendo un caos. Llegó incluso a culparse por la actitud de Bethany al pensar que la habría tratado mal en alguna ocasión o la habría saturado con trabajo, sintiendo que ella había sido la causante de la situación a la que habían llegado.

Lucy se encargó de sacarle aquella idea de la cabeza. Incluso la policía, una tarde en la que se acercaron al piso para hablar con Claire, le confirmó que la evaluación psiquiátrica que le habían hecho al entrar en prisión preventiva tras el dictamen del juez en la primera vista, había sido más que reveladora confirmando su perturbación.

También comenzó a tener en mente el tema de Evan. Hasta soñaba con aquello. No sabía cuándo ni cómo abordar la conversación que tenían pendiente. Cada vez que le tenía delante, su corazón palpitaba con celeridad con el simple pensamiento de que se diera la situación de quedarse a solas. Tenía la impresión de que seguía apoyándola más por costumbre o lealtad que porque siguiese sintiendo algo por ella, y es que la forma en la que le habló y le echó de casa notó cómo le había dañado y distanciado de ella.

—Debes hablar con él, Claire —le comentó Lucy en uno de los momentos en los que estaban las dos a solas, con Claire pensativa.

La pelirroja conocía tanto a su amiga que sabía exactamente en qué estaba pensando cuando la vio tumbada en el sofá, mirando a través de la ventana sin pestañear.

—¿Con quién? —trató de disimular ella, obviamente en vano.

—Con el pájaro que hay en aquel árbol que estabas mirando —sentenció con molesto sarcasmo—. ¿Con quién va a ser? Pues con Evan, cielo. Se está desviviendo por ti pese a tu cara de acelga cada vez que se te acerca y os merecéis una conversación después de todo, ¿no crees?.

—¿Cara de acelga?

—¡Sí! ¡Eso he dicho! ¡Cara de acelga! Sabes que te apoyo siempre en todo y que lo voy a seguir haciendo, pero Evan también es mi amigo y con él no estás siendo justa. Ya sé que me dijiste que la última vez que hablasteis discutisteis por lo de tu hermano, pero de eso hace siete años y sabes perfectamente por qué lo hizo. ¿Qué narices te impide ir a su puerta, llamar y hablar las cosas de una vez?

Siete vueltas al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora