Tres cuartos de hora después, tras una larga ducha de agua ardiendo que pareció cargar a Claire de energía, el timbre de su apartamento sonó y corrió a abrir la puerta. Evan estaba al otro lado, duchado también, aunque con el rostro todavía un poco colorado, seguramente porque hacía poco rato que había llegado de correr. Portaba un pack de cervezas en su mano y una sonrisa en sus labios: la receta perfecta para hacer a Claire sentirse bien al instante.—Gracias por venir, Evan. Espero que no te importe verme con un chándal deprimente, pero es que es un poco mi estado de ánimo ahora mismo —intentó bromear ella al ser consciente de que llevaba puesto un conjunto bastante viejo y hasta descolorido. Su comodidad fue lo único que le importó cuando se decidió por ponerse aquello, aunque Evan pensó que estaba preciosa igualmente.
—Tranquila, te he visto en peores condiciones —comentó este mientras entraba al apartamento— ¿Te acuerdas de aquella excursión al parque de aventuras en la que te estampaste contra un árbol al intentar coger un atajo para llegar a la meta? Estuviste todo el día con las mallas y la camiseta llenas de agujeros y resina —terminó por reírse al aparecerse en su mente aquella imagen. Siempre pensó que lo tuvo merecido por intentar hacer trampas, pero así era Claire: una adolescente competitiva y dispuesta a todo para conseguir lo que quería.
—No me lo recuerdes —rio ella también—. Me costó aguantar todo el día, dolorida e intentando disimular. No quería perder mi dignidad.
—Mira que eras orgullosa —continuó mofándose él, ya en una carcajada mientras dejaba las cervezas en la nevera.
—Tenía quince años, pero fue culpa tuya y de Eric, por picarme.
—¿Picarte? —cuestionó ofendido, aunque se alegró de escuchar a Claire hablar de su hermano— Solo te dijimos que no debías de participar. Con lo torpe que eras, estaba claro que algo iba a pasarte.
—Calla... —se quejó ella empujándole con suavidad, estallando ambos en risas.
—Mucho mejor así —comentó Evan una vez sus carcajadas les permitieron recobrar el aliento—. Vaya carita de tristeza tenías cuando has llegado.
Claire se encontraba preparando un pica–pica. Sonrió al recordar lo fácil que siempre le había resultado a Evan entenderla y hacer que sus problemas pareciesen menos importantes de lo que ella creía. Él, junto a su hermano y Lucy, eran los únicos que siempre habían logrado hacerla sentir mejor con tanta simplicidad cuando los pensamientos catastróficos llegaban a ella para opacar su positividad.
—Sé que a veces soy un poco exagerada, pero la verdad es que esperaba algo muy diferente para mi primer día como gerente —le contó mientras ambos se sentaban en los taburetes de la isla de la cocina y comenzaban a comer las patatas y los frutos secos que allí había—. Quizás fui demasiado ingenua al creer que todo iría genial desde el primer momento.
—Bueno, pero ¿qué ha pasado exactamente? Seguro que tiene arreglo.
—No sé si lo tiene... Al parecer, la que antes era la jefa del lugar la ha tomado conmigo incluso desde antes de conocerme. En cuanto he entrado a la oficina me lo ha hecho saber al tratarme como si fuese la asistente de la nueva gerente.
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Siete vueltas al sol
RomanceGANADORA WATTYS 2022 Después de un último año de instituto fatídico, Claire decidió marcharse a estudiar a Nueva York, aprovechando para huir de todo y poder dejar en Londres ese pasado que tanto dolor le causaba. Sin embargo, siete años después y y...