Desvarío (Parte I)

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Las gotas de agua repiqueteaban contra las ventanas de la cabaña de la reserva natural de Elmley

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Las gotas de agua repiqueteaban contra las ventanas de la cabaña de la reserva natural de Elmley. Los Myers la habían tenido desde que Evan era pequeño, pero como sus padres ya no iban, Evan la usaba para desconectar algunos fines de semana. Y ninguno lo había merecido antes tanto como aquel.

En cuanto le había confesado a Claire su conocimiento sobre la forma en la que murió su hermano, provocando que lo echase de su casa con una rabia que todavía le dolía, cogió a Khal y se marchó a la cabaña. Necesitaba pensar y tratar de calmar el tsunami de emociones que recorrían todo su cuerpo.

Y sobre ella... estaba agotado. Cada vez que creía haberse acercado; cuando creyó que por fin podrían darse la oportunidad que tanto creía merecer, su pasado y, sobretodo, los demonios de Claire volvían para destrozarlo todo. Quizás el destino jamás se cansaría de enviarles el mensaje de que nunca podrían estar juntos. Y esa posibilidad dolía, y mucho, pero ver a Claire sufrir sin poder hacer nada, todavía le dolía más.

Era consciente de que le había ocultado algo que, quizás, la hubiese ayudado a no sentirse responsable de la muerte de Eric, pero le prometió a quien fue su mejor amigo, su hermano, que nunca le diría nada sobre el suicidio a Claire. Jamás pensó, igual que seguramente Eric, que ella pudiese sentirse responsable de su muerte y que aquella culpabilidad la hubiese estado arrastrando durante tanto tiempo a la oscuridad.

Eso le hacía creerse poco merecedor de estar con ella. El no haberla podido entender desde un principio; el no haber podido estar a su lado antes de que aquel pensamiento se enquistase como parecía estarlo.

El atardecer tintaba las nubes de naranja y tonos morados cuando escuchó sonar su teléfono. Creyó que lo había apagado, pues no quería saber nada de nadie. De hecho, dejó que la llamada se cortase sola, hasta que volvió a sonar y decidió sacarlo de la mochila en la que estaba para darle al botón de apagado.

Se paró en seco cuando identificó el nombre de Josh en la pantalla. No entendía qué hacía aquel desgraciado llamándole, sobretodo sabiendo que seguramente estuviese implicado en las amenazas a Claire. Toda la ira que le invadió de golpe hizo que descolgara el teléfono.

—Espero que no me llames para regocijarte de lo que le estás haciendo a Claire, porque te juro que acabo contigo —contestó enseguida Evan.

Josh se quedó un par de segundos en silencio ante la dureza con la que el moreno había pronunciado aquellas palabras.

Te llamo por Claire, pero no por nada de eso. Yo no tengo nada que ver con las amenazas de las que Claire me acusa —se explicó.

—¿Claire? ¿Has estado con ella?

Vino a verme a PennyHill esta mañana y...

Como le hayas hecho algo yo...

¡Joder, Evan! ¡Escúchame! Sabes perfectamente que me desintoxiqué hace años y también que jamás haría daño a Claire. No tengo nada que ver con esas amenazas. Te llamo justamente porque creo que sé quién es la persona que está detrás de todo esto. He intentado avisar a Claire, pues es muy cercana a ella, pero no me coge el teléfono —se desesperó Josh.

Siete vueltas al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora