Yui se cruzó de brazos, notando como se le crispaba una mueca en los labios y una ceja se levantaba involuntariamente, pero pese a la reacción natural de su cuerpo, ni siquiera le sorprendió haberse dejado arrastrar a aquel local después de que Aki y Akaya hubieran rechazado cada uno de los callejones a los que él los había conducido. Ahora entendía por qué le habían lanzado esas miradas de estar completamente loco y se hubieran quejado de si uno estaba muy sucio, o de que hubiera basura, que oliera fatal...
—Sexo —soltó Yui, notando como escupía la palabra.
—Habías aceptado —dijo Aki con una sonrisa que distaba bastante de ser la falsa que Asaki solía poner profesionalmente en su vida diaria.
Yui puso cara de asco. No, no le sorprendía nada de aquello, ni siquiera que esa gente pudiera llegar a ser tan condenadamente depravada como para haber sugerido tal atrocidad.
—Hay algo mal en vuestros cerebros; en serio, deberíais ir a revisároslos.
Se dio la vuelta y echó un vistazo a la barra. No estaba el camarero que había visto el día que entró con Asaki, pero Yui no dudaba que el modelo no conociera también a ese otro. Suspiró irritado, lamentando no haber hecho caso a Shina y haberlos mandado apropiadamente a la mierda a su debido tiempo y echó a andar hacia la puerta, decidido a volver al mismo punto donde lo había dejado antes de irse con aquellos dos enfermos. Sacó el móvil del bolsillo y revisó las llamadas perdidas que tenía. Varias eran de Shina, la mayoría, pero también había dos de Asaki.
—¿Qué estás haciendo?
Yui puso mala cara.
—Me voy. No voy a participar en esta payasada.
—Ey, ya tengo la habitación pedida.
Yui se giró con una mueca que pretendía ser burlona.
—Seguro que hacéis buen uso de ella aunque yo no esté allí.
Aki lo miraba con una mirada feroz, pero Akaya sonreía imperturbable.
—¿Te estás rajando?
Pretendían provocarlo. Yui intentó ensanchar su extraña mueca, tratando que esta vez pareciera más una sonrisa.
—Sí, me rajo —¡Y a la mierda con toda esa gentuza!
Volvió a girarse, pero Akaya se interpuso en su camino, haciendo una mueca al camarero para que se acercara a su lado de la barra.
—Espera, Yui, hablemos un segundo.
—No tengo nada más que hablar. El único motivo por el que he venido ha sido porque pensé que sería una pelea.
—Pelea —Akaya se echó a reír y trató de calmarse cuando vio la mirada de desagrado que Yui le lanzó sin ningunas ganas de sonreír en esta ocasión—. Vale, de acuerdo, nos expresamos mal desde el principio. Sí, gracias, Makio-san, pon tres para beber.
—Para mí no, yo ya me iba.
—Espera un segundo. Siéntate y hablemos.
—No tengo nada de qué hablar con vosotros.
Se hizo a un lado para pasar sin tener que rozar al chico y se alejó hacia la puerta pero Akaya lo agarró fuertemente del brazo y Yui se volvió hacia él furioso.
—Suéltame —ordenó, lamentando tener que montar una escenita allí dentro.
—¿Recuerdas nuestro pacto?
—No lo repetiré una tercera vez —Genial, al final sí habría una pelea después de todo. Al menos no se iría con las ganas—. Suéltame.
—¿No querías que dejásemos a Masato-san en paz?
Vale, hasta ahí no pasaba. Miró a Akaya alucinado.
—¿Acostándome contigo?
—No hace falta que lleguemos a tanto... ¿por qué no nos sentamos y lo hablamos tranquilamente?
Yui hizo una mueca y lanzó una significativa mirada a la mano que seguía agarrando su brazo y Akaya, dándose cuenta del detalle, la soltó rápidamente y le lanzó una sonrisilla de disculpa.
—Vale, habla —soltó Yui, cruzándose de brazos, sin moverse de al lado de la puerta.
—¿Dónde os dejo las bebidas?
Akaya giró la cabeza para mirar al camarero y Yui también lo hizo. El hombre tenía una bandeja con tres vasos largos llenos de algún tipo de licor.
—¿Nos sentamos? —insistió Akaya.
Yui desvió la cabeza e hizo una mueca pero accedió de mala gana, notando como Aki seguía descuartizándolo con la mirada. Descaradamente ladeó la cabeza, una vez se hubo acomodado en el asiento y le sonrió burlón.
Aki entrecerró los ojos, aún más furioso y por un momento Yui llegó a creer que saborearía una buena pelea, pero una vez más Akaya se interpuso, calmando a Aki y le animó a sentarse, dejando su bebida delante de él y casi le obligó a beber. Después dejó otro vaso delante de Yui.
—Vamos, chicos, ¿no queríais averiguar quién era mejor para Masato?
Yui abrió la boca para responder, pero Aki fue más rápido, dejando el vaso con un golpe en la mesa y bufó.
—¿Qué ha visto Asaki en él? Debe ser una broma —le lanzó una lánguida mirada cargada de veneno, analizándolo con un rictus de asco—. No tiene nada. Ni siquiera es su tipo.
Aquello último hizo que Yui se irguiera, furioso y le devolvió la misma mirada furiosa, desafiante. Tal vez en otra ocasión se hubiera sentido inseguro, pero las palabras de Asaki aun seguían impregnadas en él y se permitió sonreír arrogante.
—No seré su tipo, pero prefiere salir conmigo que contigo, ¿eso en qué te convierte a ti?
Aki se incorporó bruscamente, tirando su vaso y Akaya lo recogió rápidamente, pasando hábilmente unas servilletas por el agua.
—Vale, los dos. Termínatelo antes de tirarlo o lo limpias tú la próxima vez. Y tú —agarró el vaso de Yui e hizo que lo agarrara—. Bebe antes de hablar. —Y volvió a sentarse, comprobando que los dos se tranquilizaban y sorbían del licor sin dejar de fulminarse con la mirada—. De acuerdo ¿qué tal si zanjamos esto? Aki, tú quieres averiguar si Yui es mejor que tú en la cama y así comprender por qué lo prefiere a él, y tú Yui, quieres que Aki deje de molestarte a ti y a Masato-san, ¿no? —Ninguno de los dos respondió. Yui se negaba a ser el primero en apartar la mirada y admitía que el licor —fuera lo que fuera—, estaba bastante rico —. Muy bien, ¿qué hacemos? ¿subimos?
Yui giró la cabeza como si tuviera el cuello rígido, olvidándose de la infantil idea de no ser el primero en apartar la mirada.
—Yo no subo a ninguna parte.
¿Qué mierda hacía allí sentado todavía? Tenía que volver, acompañar a Shina y regresar cuanto antes a casa junto a Asaki. También tenía que prepara una buena excusa... la mente de Yui se quedó completamente en blanco. ¡Mierda! Esos degenerados podían contarle lo que quisieran a Asaki y ¿cómo iba a poder explicarle lo que hacía allí con esos tipos?
—Nadie habla de sexo si no quieres, pero te garantizo que lo disfrutarías.
Yui ignoró el último comentario con una mueca.
—Y si no hay sexo, ¿qué?
—Besar. Eso sí podrás hacerlo, ¿no? Un poco de toqueteo.... ¡sin quitarse la ropa! —añadió rápidamente cuando vio algo en su expresión—. Y nada más.
—Nada más...
Yui apartó la cabeza. Aki seguía igual de furioso y se había terminado el contenido de su vaso.
—Pero Asaki no se enterará jamás de esto —sentenció no muy seguro de lo que estaba aceptando. Él no iba a besar mejor que Aki, ¿qué pretendía conseguir con eso? ¿que Asaki no se enterara de lo que estaba haciendo allí? ¿Y decirle la verdad? La idea le produjo un escalofrío. Además, si hablaba de esos dos, ¿implicaría a Shina de alguna manera? Y sólo sería un beso... no es como si fuera a engañar a Asaki realmente... ¡y la culpa de que se encontrara en esa situación era de él después de todo!
—De acuerdo —aceptó Akaya con una sonrisa—. Subamos.
Yui fue el último en levantarse y cuando lo hizo, se llevó el vaso a los labios y bebió de un trago el resto del licor, seguro que lo necesitaría para entrar en aquella habitación. Después los siguió torpemente por las escaleras, escuchando a medias Akaya y arrepintiéndose cada vez más a medida que subía un escalón más. Cuando llegó arriba y entró en la cálida habitación ya empezaba a sentirse mareado.
—Vale pongámonos cómodos —comenzó Akaya, quitándose la cazadora—.¿Quién empieza?
Yui no se movió; ni siquiera se apartó de la puerta y mucho menos se quitó nada y dejó que Aki fuera el primero en dejar la cazadora y también se quitara el jersey, dejándolo todo encima de la cama antes de acercarse al otro modelo y pasara un brazo por su cuello, uniendo sus labios de manera apasionada y haciendo que Yui sintiera arcadas, aunque dudaba que fuera por la escena. Cuando los dos se apartaron, Aki le lanzo una mirada entre la furia y la burla, echándose hacia atrás.
—Te toca —dijo—. Veamos, como lo haces.
Yui bufó y ante el impulso de salir corriendo y huir de aquella estupidez, se recordó que solo era un beso y se acercó a Akaya, tabaleándose ligeramente. ¿le había sentado mal la mierda del licor? No estaba muy acostumbrado a beber cosas así, ¿pero era normal que hicieran efecto tan rápidamente? Al llegar junto al otro chico volvió a tambalearse hacia un lado y Akaya lo agarró para impedir que se cayera, algo que Yui rechazó de un manotazo.
—¿Estás bien?
—Hm.
Se llevó una mano a la cabeza y trató de enfocar la escena, parpadeando un par de veces para quitar la imagen borrosa que continuamente te anteponía frente a sus ojos. Comenzaba a sentir mucho calor y movió el cuello para tratar de sentirse mejor, ignorando el extraño hormigueo que comenzaba a molestarle en la ingle.
—¿No vas a quitarte la cazadora? Estarás más cómodo.
—Da igual —musitó Yui sin energias—. No voy a quedarme mucho tiempo.
—Bueno —dijo Akaya tranquilamente, agarrándolo por el cuello, sin dejar de mirarlo cuando notó la presión que Yui ejerció al principio antes de ceder, recordándose que sólo era un beso y después se marcharía—. Eso quien sabe...
Los labios de Akaya se aferraron a los suyos e introdujo la lengua entre ellos, besándolo mientras descendía una mano por su cintura y tocaba sus nalgas.
—Eh —protestó Yui, tratando de apartarse y dándose cuenta que no tenía fuerzas para moverse, ni siquiera cuando notó como otro cuerpo se pegaba a su espalda y unas manos acariciaban su entrepierna, rodeándole por la cintura.
Yui volvió a protestar, o al menos lo intentó, pero se escuchó a sí mismo gemir cuando las manos se deslizaron dentro del pantalón y frotaron su incipiente erección. Se sentía demasiado excitado, notaba como todo el cuerpo le ardía y no era capaz de razonar lo que estaba pasando. Se sentía bien y volvió a aceptar los labios que lamieron su boca una vez más.
—Veamos qué es tan bueno en ti para que Asaki te prefiera.
Yui se estremeció al sentir el aliento cálido de alguien en su oído, excitado, somnoliento y mareado, incapaz de pensar en nada que no fuera la urgente necesidad de aliviar aquel calor.
Durante unos momentos, Yui no fue capaz de ubicarse. Se sentía mareado, con unas terribles ganas de vomitar y la sensación de tener la lengua apelmazada. También le dolía el cuerpo... abrió de golpe los ojos y se incorporó bruscamente, llevándose una mano al estómago para tratar de contener las nauseas y el dolor.
—No...
Los recuerdos volvieron a él como una sacudida y miró horrorizado la cama en la que se encontraba. Estaba prácticamente desnudo, con los pantalones y los boxers bajados.
—Mierda, mierda, mierda. ¡Joder!
No era posible. Se llevó una mano a la cabeza, desesperado y se levantó, vistiéndose a toda prisa. Recordaba haber subido con Akaya y con Aki, recordaba haber accedido a aquel primer beso, pero también recordaba como su cuerpo había reaccionado a las manos de Aki y Akaya, como había dejado que lo tocaran y el placer... Mierda... ¿cómo había podido? Buscó la camiseta y el jersey con un nudo en la garganta. No recordaba más allá de eso, posiblemente había sido culpa del alcohol, pero fuera lo que fuera al final se había acostado con otro...
Se quedó completamente inmóvil. De pronto sentía mucho frío y notó como le temblaban las manos.
—Mierda...
Ahogó un sollozo, llevándose las manos a la boca, volviendo a sentir una apremiante necesidad de vomitar y recogió sus cosas, lanzándose fuera de la habitación y el local sn mirar a nadie, ni siquiera miró al camarero que trató de detenerlo cuando pasó por la barra y siguió corriendo sin rumbo hasta que no pudo continuar y se detuvo jadeando entre lágrimas en la pared de un edificio.
—Soy un imbécil.
Llegar a casa fue aun más difícil y prácticamente dio varios rodeos antes de ser capaz de acercarse a la puerta y abrirla, desmoronándose cuando la casa le recibió completamente vacía.
Hundido, Yui se dejó caer al suelo, arrastrando la espalda por la pared y sepultó la cabeza en las rodillas. ¿De verdad se había acostado con Aki y Akaya? ¿Cómo se suponía que iba a enfrentar a Asaki ahora? Se echó a reír, una risa hueca e histérica. ¡Ni siquiera tenía los recuerdos completos de lo ocurrido!
—¿Pero qué mierda?
Siguió riéndose de la misma manera. ¿Desde cuándo el alcohol tenía ese tipo de reacción? Se había excitado tan fácilmente... Era cierto que no había conseguido relajarse desde que había salido de casa, que deseaba a Asaki y en todo momento su cuerpo había estado expectante a que el modelo lo tocara, pero de aquella forma... ¿habían echado algo en su bebida? Dejó de reír lentamente. ¡Venga ya! Él era un hombre eso no...
—¿Yui?
Yui abrió mucho los ojos y giró la cabeza hacia la puerta de entrada. Asaki la cerró con un suave movimiento de manos y dejó la llave de repuesto que siempre había guardado sobre el mueble de entrada y vio como el modelo se acercaba a él y se acuclilló a su lado, con el ceño fruncido y la preocupación en su mirada dorada.
—¿Qué es lo que ha pasado? Me llamó Shina preocupado, pero no llegué a entender lo que me decía... No he conseguido encontrarlo y tampoco a ti, ¿dónde estabas? Ninguno de tus amigos sabía de ti.
Yui miró el rostro perfecto del modelo con una sensación de culpa y desasosiego.
—Lo siento.
Asaki dejó de hablar un momento. La forma que lo miraba lo incomodaba. Era como si realmente supiera lo que había pasado. Yui desvió la cabeza para no verse obligado a mirar esos ojos.
—¿Qué es lo que sientes? ¿Qué ha pasado?
Yui tomó aire con fuerza.
—¡Lo siento! ¡Joder! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¿Cuántas veces quieres que me disculpe? —gritó furioso, dolido con él mismo. ¿Cómo podía haberle reprochado tantas cosas a Asaki si él había terminado siendo peor?
—Yui —la mano del modelo rozó su mejilla y Yui dio un bote, sobresaltado al sentir los dedos en su piel y cerró los ojos, un segundo. Ese contacto sí era conocido. Y permitió que la mano le girara la cabeza hasta que las dos miradas se encontraron de nuevo—. Yui, no sé de lo que me estás hablando.
Lo quería ¿Tan difícil había sido mantenerse a su lado y confiar en su palabra?
—No sé lo que pasó —No, no era así—. Sabía lo que pretendían y me dejé llevar, pensé —sí, había pensado en demasiadas cosas—, terminé borracho —o tal vez drogado, aunque eso poco importaba ya—, y me sentía mareado, me encontraba mal —y excitado, era como si su cuerpo ardiese; aún lo sentía—. Estaba excitado...
Yui desvió la mirada, aunque no intentó apartar la mano del modelo de la cara. ¿Por que cada vez se sentía más terrible?
—Yui, ¿qué estás intentando decirme? —El tono de Masato se había vuelto áspero.
—Me he acostado con alguien.
Yui cerró los ojos y sintió la desgarradora sensación cuando la presión de los dedos del modelo se perdió completamente y apartó la mano.
—¿Qué?
Su voz... Yui sintió un espasmo de pánico y abrió los ojos rápidamente para volver a mirarlo. La expresión de Asaki había cambiado. Sus ojos habían perdido toda emoción y se mostraban inexpresivos, adornando un rostro carente de emociones. No.... carente no. Yui sintió miedo; miedo y rabia. Esa era la misma mirada, la misma expresión con la que miraba a todos.
—Me he acostado con otro —Joder, ¿de verdad iba a mirarlo de esa manera?—. Puedo decirlo más alto, Asaki, maldita sea, pero no más claro. ¿Quieres que te lo vuelva a repetir?
Furia, rabia, al menos reproche. ¿Por qué no lo golpeaba? Prefería cualquier cosa antes que eso, antes que ese comportamiento vacío, antes de esa mirada con la que miraba a todos.
—No hace falta —dijo finalmente, sin variar la voz—. Está muy claro —Se levantó y le dio la espalda, mirando hacia el salón sin moverse. Yui miró su espalda durante todo el tiempo en el que permaneció en silencio, deseando tener algo que decir, temiendo que el modelo se diera la vuelta y se fuera. Ni siquiera tendría el valor de impedírselo, ni siquiera aunque sabía que ese sería el final. No... ¿No era ya el final de todos modos? ¿Él le hubiera perdonado algo así? Pero realmente él no era quien tenía los motivos para hacerse esa pregunta y eso le molestaba como si tuviera una piedra clavada—. Voy a preparar algo para cenar.
Yui miró sorprendido al modelo mientras caminaba hacia la cocina y tardó en levantarse y caminar también hasta allí, asomando el cuerpo. Asaki estaba cocinando, cortando verduras, echando aceite en la sartén, lavando el arroz... Pero en ningún momento se giró hacia él, tampoco lo miró cuando Yui entró completamente en la cocina y se quedó parado en la mitad, sin atreverse a ofrecerse a ayudar.
—Voy a ducharme —murmuró débilmente, dándose cuenta de sus palabras sólo cuando notó como el movimiento ágil del modelo se detenía, un momento. Yui miró su espalda, pero el modelo no tardó en continuar cortando las zanahorias, de nuevo sin girarse ni decirle nada.
Con los labios apretados, Yui salió de la cocina y se encerró en el cuarto de baño. Durante unos segundos se quedó mirando el vacío, antes de golpear la pared.
—¡Maldita sea!
Se quitó la ropa y se metió en la ducha, dejando que el agua barriera toda su piel, el sudor y los restos de semen sin que en ningún momento llegara a encontrarse mejor. Aún sentía unas débiles nauseas y la lengua acartonada, pero no era eso lo que hacía que quisiera desaparecer en ese momento.
Cuando se secó, Yui abrió despacio la puerta. Los ruidos que aún se escuchaban en la cocina le hicieron sentirse aliviado. Si Asaki no se había ido aún podía haber una esperanza. Tal vez... Yui optó por no seguir pensando, movió con el pie la ropa sucia, amontonándola a un lado del suelo y se vistió rápidamente antes de volver a la cocina.
El ambiente era tenso, o puede que lo que fuera tenso fuera su propio silencio. Necesitaban hablar. Al menos Yui lo necesitaba. Tal vez si lo hablaban apropiadamente... él se comprometería a lo que Asaki quisiera. Esta vez serían las normas del modelo. Por un instante, la idea de que Asaki decidiera acostarse con alguien más le produjo ansiedad y la rabia volvió a brotar, tímidamente, de la misma manera que sabía que Asaki no lo perdonaría como él tampoco lo haría.
—Asaki.
El modelo se giró hacia él. No había cambiado la expresión y Yui notó una opresión en el pecho.
—Ya está lista la cena. Ayúdame a poner la mesa.
Yui dejó que Asaki pasara por su lado y abriera los armarios hasta dar con los platos y los fue dejando en la mesa, uno a uno. Mientras iba de un lado a otro, Yui notó como la rabia iba aumentando, pero se mantuvo en silencio hasta que Asaki se sentó en la mesa y levantó la cabeza para mirarlo.
—¿No vas a sentarte?
Yui obedeció con los puños y los labios apretados y se dejó caer en la silla al lado del modelo, pero no tocó la comida, manteniendo la mirada fija en Asaki mientras él comía en silencio.
—¿No... no vamos a hablarlo?
Hasta que no escuchó su propia voz, Yui no se dio cuenta de la ansiedad y amargura cargada en ella. Ya se sentía mal por sí mismo; no necesitaba ninguna ayuda para sentirse como un miserable.
—¿Hablar? —Asaki volvió a levantar la mirada, unos ojos helados, para clavarla en su cara masticando con parsimonia el arroz. Era evidente que Asaki no iba a ponérselo facil—, ¿de qué?
Yui se incorporó bruscamente, echando hacia atrás la silla estrepitosamente.
—¡No me jodas! —gruñó Yui, conteniendo difícilmente la rabia y las lágrimas—. ¿A qué estás jugando?
Asaki terminó de masticar el arroz y dejó los palillos encima de la mesa, haciendo alarde de unos modales impecables.
—No te pongas así —dijo Masato, sonriendo amablemente, una sonrisa que no llegaba a sus ojos, la odiosa sonrisa que siempre usaba, su maldita sonrisa profesional. Yui respiró hondo, sintiendo que se ahogaba—, hablaremos, ¿de qué quieres hablar?
Yui bufó y se echó a reír amargamente.
—Vale —musitó—, soy un imbécil. Así que, adelante, pégame, grítame, haz lo que te de la gana. Tienes derecho a estar enfadado.
—Derecho —A Asaki pareció hacerle gracia la palabra, pero para frustración de Yui, no borró su odiosa sonrisa—, da igual, Yui. Si no tienes hambre, no hace falta que comas nada.
El modelo se levantó y empezó a recoger los platos.
—Deja... —Yui siguió mirando como el modelo seguía quitando los platos, indiferente, manteniendo su fría actitud amable—, ¡Deja de joderme, maldita sea!
Pasó el brazo por la mesa y tiró al suelo el resto de los platos y comida que aún seguían sobre ella y levantó la mirada hacia el modelo que seguía igual de imperturbable y, tras lanzar una mirada a su alredor, pisó los platos rotos, destrozándolos un poco más bajo sus zapatillas y dejó los cuencos de arroz en el fregadero.
—¿Vas a actuar así? —gruñó Yui, acercándose al modelo, pisando también los platos rotos—, ¿es tu manera de castigarme?
Asaki lo miró unos segundos, muy serio y después volvió a sonreír. ¡Amablemente! Su maldita sonrisa falsa que le estaba poniendo de los nervios.
—Suficiente, Yui, será mejor que me vaya y te calmes un poco —Pasó por su lado y le dio unos golpecitos en el hombro.
—¿No vas a enfadarte? —preguntó Yui, sintiendo como Asaki se movía por el pasillo en busca de su cazadora.
—¿Cuál es el punto de hacerlo?
—¿El punto?
Yui también fue hacia el salón.
—Has hecho lo que has querido. ¿Quién soy yo para decirte lo que podías hacer o no? —Terminó de ajustarse la cazadora y se giró para mirarlo—. Tanto si me enfado como si no, no cambia nada, ¿verdad?
Sí, era verdad. Yui no respondió, mantuvo los brazos pegados al cuerpo en silencio, mirando como Asaki volvía a dedicarle una de esas sonrisas que no tenían ningún significado, una de esas sonrisas encantadoras de anuncio de portada que dedicaba a todos. No tenía nada que decir para defenderse, ni siquiera pensaba ponerse a suplicar para que no se fuera aún sabiendo que en el momento que Asaki cruzara esa puerta era el fin de su relación.
—Nos vemos... —Itou-san. Yui escuchó en su cabeza el final de esa frase que Masato dejó inconclusa como si algo le perforara el pecho.
—Acostémonos.
Asaki se giró, aún con los dedos en la puerta de entrada. Por un instante Yui vio como los ojos del modelo resplandecían de rabia, pero sólo durante un segundo en el que su expresión se volvió igual de inexpresiva pero más tensa.
—No.
—¿Por qué? —insistió Yui dando un paso hacia el modelo.
Asaki bufó.
—Porque no me apetece, Yui, simplemente por eso.
—No te apetece acostarte conmigo, ¿es eso? —Yui respiró con fuerza. La rabia y el dolor se entremezclaban por igual y lo destrozaban—. Los dos sabemos que no pasarás la noche solo.
Era tan obvio... Yui sabía que estaba desesperado, que hiciera lo que hiciera no lo retendría siempre, pero le daba igual. No quería que se fuera, quería que lo perdonara.
—¿Crees que estás en condiciones de reprocharme nada? Es mejor que lo dejes aquí, Yui.
—¡Bien! —continuó Yui, deteniéndolo antes de que traspasara la puerta y se fuera. Tiró de su brazo y lo obligó a girarse—. Ya que vas a ir a buscar a alguien, ¿por qué no yo?
Era difícil saber lo que estaba pasando por su cabeza. Yui deseaba enfrentarse a su rabia, deseaba enfrentarse a unos gritos, incluso quería una pelea. Estaba bien si salían incluso heridos si esas heridas podían curarse, pero la reacción de Asaki no era la de alguien que pretendía resolver algo, no era la de alguien que quisiera resolverlo. Fuera lo que fuera que sentía se lo había tragado, la decepción estaba plasmada en su fría mirada. Era evidente que ni se planteaba perdonarlo.
No quería hacerlo, no era lo que había pretendido que sucediera, lo sentía... pese a que todo eso se agolpaba en su cabeza, Yui no era capaz de dejarlo salir; le parecían palabras vacías, huecas.
—Como quieras —dijo Asaki de pronto, sorprendiéndolo, como si se lo hubiera pensado mejor y cerró la puerta, caminando hacia la habitación en silencio.
Yui lo siguió con la mirada y tardó el instante que le llevó tomar aire y retenerla un segundo en ir hasta la habitación. Asaki se estaba quitando ya la camiseta, sin mostrar ninguna emoción; al verlo, se volvió hacia él, en silencio y Yui incómodo comenzó a desnudarse también. Sentía el corazón latiendo con fuerza y los nervios solo acentuaban las nauseas y el malestar en el estómago. Era extraño; no se sentía animado para hacerlo, la situación no era la más agradable, se encontraba mal y solo pensar que hacía unas horas había estado en esa misma situación con Aki y Akaya... algo que posiblemente también estaba pensando Asaki en ese momento. Yui se negó a mirarlo y cerró los ojos unos segundos. Sí, era extraño, porque su cuerpo se sentía ligeramente excitado, en ningún momento había dejado de estarlo.
—Terminemos con esto.
Yui le lanzó una furibunda mirada al modelo, molesto por el comentario; Asaki, ignorándolo, se acercó a él y deslizó una mano por su cuello, acariciando suavemente sus hombros y besó su barbilla, pasando los dedos hacia sus brazos, delicadamente y lo empujó con suavidad hacia la cama, sin dejar de besar su cuerpo y cuando Yui tropezó con el extremo de la cama, se sentó sobre ella, permitiendo que Masato se arrodillara entre sus piernas y ejerciera una suave presión en su pecho, empujando su espalda sobre la cama y alcanzó su sexo ya duro entre sus pantalones, acariciándolo sobre la ropa un instante antes de desabrochar los pantalones y liberarlo de la presión de la ropa.
—Asaki, espe... —murmuró Yui, aceptando los labios del modelo, tratando mantener un instante la calma para poner en orden sus pensamientos.
Asaki no lo escuchó; más bien parecía que no lo dejaba hablar, besándolo cada vez que lo intentaba y en ningún momento lo miró ni dijo nada; continuó tocándolo y acariciándolo, pero cuando una de sus manos se deslizó de su espalda hasta sus nalgas, Yui se incorporó ligeramente, tratando de inmovilizarlo.
—Espera, Asaki.
No era eso lo que quería. Joder, aquello era de locos. Yui miró furioso como Asaki seguía ignorándolo, manteniendo esa maldita amabilidad y bajaba su cabeza entre sus piernas.
—¡He dicho que vale! —gritó, haciendo que Asaki se detuviera y levantara al fin la cabeza para lanzarle una tranquila mirada y sonrió, haciendo que Yui se quedara completamente helado mientras la rabia le invadía.
—Por supuesto, si no te apetece podemos dejarlo aquí. Me iré, ¿vale?
¡Joder! ¡Ya podía marcharse al infierno él y todos sus malditos amigos! Yui apretó lo puños y se las arregló para moverse y darle una patada a Asaki antes de que se apartara.
—¡Vete a la mierda, Asaki! ¡Pero no te atrevas a tratarme como a cualquiera de tus otros amantes!
Masato lo miró. Había borrado la expresión relajada y parecía enfadado. Sus ojos brillaban, pero estaban muy lejos de ser de deseo o de excitación; en ellos se leía la rabia, demasiadas emociones luchando entre ellas e hicieron que la rabia de Yui se desinflara como un globo.
—¿Entonces cómo pretendes que te trate? —escupió Asaki, arrastrando las palabras en un suave siseo—. ¿Eres diferente a los demás? No estoy seguro ni de querer saber quien ha sido.
Asaki se apartó de él, incorporándose completamente y se echó hacia atrás el pelo con la mano, dándose la vuelta en busca de su ropa.
—¡No te atrevas a...!
Yui lo agarró con fuerza del brazo para inmovilizarlo, pero Asaki lo apartó bruscamente, colérico y le dio un fuerte empujón, tirándolo una vez más sobre la cama y se puso sobre él, aplastándole la cabeza sobre la cama.
—¿Que no me atreva a qué? ¿Qué es lo que quieres ya de mí? Hubiera sido genial que te hubieras tragado toda esa porquería sobre tus malditos celos y reproches. Si lo que querías era un polvo, te hubiera satisfecho tantas veces como quisieras. ¿No quieres que te trate amablemente? ¿Es eso? No tienes por qué ser especial para que te trate de esta manera.
Yui notó como los dedos del modelo se aferraban a la cinturilla de su pantalón y tiraba de ella, bajándolo bruscamente y le obligó a levantar el cuerpo, presionando fuertemente una mano sobre su vientre. Yui se lo permitió, manteniendo la postura sin decir nada, tragándose las palabras mientras el modelo separaba sus nalgas con la misma brusquedad y empujaba su piel con los dedos, igual de cruel, antes de deslizar su pene dentro de él, arrancándole un ahogado grito de dolor. En ningún momento Asaki fue amable, penetrándole cruelmente y marcando un ritmo completamente imposible de asimilar para su cuerpo y su mente.
Yui se agarró fuertemente, como pudo, a las sabanas, tratando de aliviar el dolor de cada una de las salvajes embestidas del modelo, notando en algún momento cómo algo se rompía, se desgarraba y el dolor de las últimas embestidas, mientras el vientre de Asaki golpeaba sus nalgas y arrastraba su cuerpo por la cama, hicieron que todo se volviera gris, incapaz de controlar las lagrimas y los quejidos de dolor que difícilmente controlaba sepultando la cara sobre la cama hasta que sintió, impactado, el abrasador semen de Masato en su interior, antes de aliviar la presión de sus manos y permitiendo que descansara sobre la cama, con la respiración descontrolada. El dolor era insoportable y ni siquiera se veía capaz de hablar y mucho menos de moverse.
—¿Era esto lo que querías, Yui? —la voz de Asaki desgarró a Yui más de lo que había hecho el sexo cruel del modelo. Había dolor, había arrepentimiento y, aunque no fue capaz de moverse y girarse para comprobarlo, Yui estaba seguro que estaba llorando—. Maldita sea, sólo tenías que haberlo dejado estar.
Los dedos del modelo llegaron a rozar, por unas décimas de segundo la piel desnuda de su espalda, pero como si el contacto le quemase, apartó rápidamente la mano y Yui escuchó como se incorporaba y se apartaba y aunque intentó encontrar algo de voz, no fue capaz de lograrlo, dejando que lo único que escuchara fueran los desbastadores pasos de Asaki por el pasillo antes de cerrarse la puerta y encontrar un instante de alivio en la inconsciencia.FIN
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Vaaaale, sí, hay una segunda parte xD Más o menos este era el final que habia pensado para esta primera parte... la historia tendrá que ser pulida, reescrita, editada y bla bla, ya que como la mayoría que escribo, es solo un borrador. Cuando lo haga, muchas cosas cambiaran y tal, pero la idea y la base es esta, así que no os preocupeis :)
Muchas gracias por leer Eternidad hasta el final, espero que lo hayais disfrutado conmigo, gracias por leer, votos y comentarios y quiero dedicar este capitulo especialmente a mi niña Aeris-dono, mi amiga desde hace ya tiempos inmemoriables xD con quien descubrí el yaoi y con quien he pasado los mejores momentos :) y, por supuesto, quien conoció esta historia antes que nadie ^_^ Un beso, preciosa!!!
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links en el perfil donde iré poniendo sobre la fecha del segundo libro :)
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Eternidad (chico x chico)
Teen FictionMasato Asaki es un famoso modelo internacional que acaba de trasladarse al instituto de Yui. Al principio el modelo muestra una imagen y una forma de ser perfecta y encantadora, haciendo que Yui, al igual que todas sus fans tengas una idea muy equiv...