Eternidad (chico x chico)

Capitulo 21

            —Si no dices nada lo tomaré como un sí —Asaki bajó despacio los pantalones de Yui y acaricio un poco su sexo, ya ligeramente excitado—. ¿Me estás escuchando?

            —Vete a la mier...

            Asaki volvió a hundir su cabeza en el sofá, ahogando la última palabra antes de que terminara de salir de su garganta.

            —Ya dije que hay momentos en los que estás mejor callado.

            Yui trató de revolverse, pero Asaki empujó con más fuerza su cabeza y apartó la mano de su entrepierna.

            —¿Qué tal si hacemos una cosa? —Masato lo liberó y Yui escupió el cojin—. ¿Qué tal si hablamos en estos momentos?

            Tiró de su cabello hacia atrás.

            —No tengo nada que decir —musitó Yui despacio.

            —¿En serio? —Asaki soltó completamente su cabello y Yui dejó escapar un suspiro, pero se sorprendió cuando notó los dedos de Asaki en sus nalgas, separándolas fuertemente—. Yo creo que sí.

            —¡Eh! Espera... Aún me... ¡Ugh!

            Yui cerró con fuerza los ojos y apretó los dientes, estremeciéndose involuntariamente mientras su cuerpo reaccionaba a la lenta y tortuosa penetración de Asaki. Podía sentir tan nítida y dolorosamente como se deslizaba en su interior, abrasándolo, calentando su cuerpo, que hacía que cada una de las células de su piel estuvieran conscientes de su contacto.

            —¡Oh! Puedes sentirlo, ¿verdad?

            Yui no contestó. No podía hacerlo, pero notó un escalofrío de placer cuando los dedos de Asaki acariciaron la fuerte erección de su entrepierna.

            Jadeó.

            Y se odió por ello.

            —Claro que puedes sentirlo —Pasó una vez más la yema de los dedos por el pene y Yui intentó arquear la espalda, reprimiendo un gemido—. Así de duro es una buena respuesta, ¿no te parece, Yui? La forma en la que tu carne me aprieta aquí.

            Asaki deslizó las manos hacia el interior de las nalgas, apretando la yema de los dedos en su piel, ensanchando la abertura de ano con uno de ellos.

            Yui inhaló con fuerza.

            —Joder, Asaki, ¿Qué haces? —siseó con voz ronca, sintiendo como los ojos se inundaban de lagrimas. Resopló con fuerza, negándose a llorar, conmocionado por la forma en la que las pequeñas torturas del modelo conseguían excitarlo cada vez más—. Si vas a meterlo, hazlo de una vez.

            —¿Ah? Esa es una forma bastante ruda de pedir que te follen. Oh. ¿Ya estás llorando?

            Yui dio un respingo cuando la mano de Asaki acarició su cabeza y se preparó a que volviera a ahogarlo contra el sofá, pero sus dedos sólo se aferraron suavemente en su cabello, masajeándole la nuca con ternura.

            —No... lloro...

            —Sí que lo haces... —Yui contuvo la respiración cuando el modelo se inclinó sobre su espalda, embistiéndole completamente, despacio, haciendo que sintiera como su sexo se deslizaba completamente en su interior, y bajó la cabeza hasta rozar su mejilla, lamiendo su cuello y su oreja—. Es una pena que no pueda verte llorar.