Eternidad (chico x chico)

Capitulo 17

            Yui le lanzó una furibunda mirada a Asaki por décima vez desde que había accedido a entrar en el discreto vehículo que conducía Wataneki. Y también era la décima vez que quitaba la mano del modelo de su pierna.

            —Déjalo ya —susurró, lanzando una significativa mirada a Wataneki con la esperanza de que Masato captara el mensaje.

            —¿Cuál es el problema? —Asaki se encogió de hombros, volviendo a dejar la mano sobre su pierna, cerca de su rodilla.

            Yui lo fulminó con la mirada.

            —¿Te has vuelto loco?

            —¿Habéis dicho algo?

            Wataneki giro un segundo la cabeza antes de seguir con la mirada fija en la carretera.

            —No —respondió Asaki, moviendo los dedos de la mano hacia arriba de su pierna, sin apartar la mirada de la nuca de su manager.

            Yui apretó los dientes y agarró con fuerza la mano del modelo, inmovilizándola a medio camino del seguramente destino de Asaki.

            —Ey, suficiente, ¿no?

            Asaki bufó, sin desviar la mirada.

            —Habla por ti mismo.

            Irremediablemente, Yui enrojeció y se alegró de que el interior del vehículo estuviera tenuemente iluminado. ¡No podía ser cierto que Asaki tuviera ese tipo de intenciones dentro del coche! Lo miró de reojo. Asaki no había tratado de mover la mano que seguía sobre su pierna y Yui tampoco tuvo el valor de apartar la suya que seguía encima de la del modelo, incapaz de romper el raro ambiente que se había creado de pronto en el interior del coche.

            Vaya. ¡Mierda! Sí, él también era un hombre y si alguien le tocaba en esa zona y de esa manera su cuerpo podía reaccionar... y desde hacía un rato sentía un molesto cosquilleo muy cerca de donde Asaki mantenía los dedos sobre su pantalón. ¡Era una locura!

            Finalmente Wataneki detuvo el coche y Yui desvió la cabeza hacia la entrada de un lujoso edificio de alta seguridad. De pronto sintió pánico y ni siquiera se atrevió a apartar la cabeza cuando Asaki retiró la mano con cuidado. Yui apartó la suya rápidamente y la mantuvo sobre su pecho sin girarse en ningún momento.

            —¿Necesitas que os traiga algo para comer...?

            Wataneki giró la mitad del cuerpo para mirarlos enseñando los dientes.

            —No. Puedes irte.

            Por un segundo la mirada del manager se posó en Yui y lo contempló sin ninguna expresión, consiguiendo que su naciente irritación, se convirtiera en algo más intenso, devolviéndole una airada mirada antes de que Wataneki cabeceara y apartara la cabeza.

            —Bien... entonces te dejaré solo...

            Se dirigía a Asaki pero había algo extraño en la manera que estaba hablando y que parecía reticente a marcharse. Yui se cruzó de brazos, fastidiado. ¡Oh, vamos! No estaría pensando que él se parecía a algún tipo de criminal obsesionado con el indefenso y dulce Masato, ¿verdad? Puso los ojos en blanco, asqueado. ¡Venga ya! Allí el niño bueno de sonrisa angelical era un pervertido incapaz de mantener la parte baja de su cuerpo dos días seguidos inactiva. ¿Y era de él de quien tenía que preocuparse? O...