Capitulo 4

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  • Dedicado a Kilyee
                                    

            Caminó más despacio de lo habitual, esquivando los charcos que la noche anterior se habían creado en el suelo, procurando no estar muy cerca de la carretera, evitando los andamios de las obras que se encontraba de camino al instituto... Yui había decidido que era victima de una maldición de mal de ojo o algo así, tal vez provocada por alguna persona que lo odiaba, y que deseaba deshacerse de él. Sí, había llegado a la absurda conclusión de que alguien quería matarlo y había empleado la magia para conseguirlo. ¡Eso explicaba la mala suerte que le había acompañado los últimos días!

            —¡Ey! ¡Yui!

            Yui giró automáticamente la cabeza y miró a Isahi que corría hacia él. Se limitó a saludarlo con la cabeza y no dejó de andar.

            —Siento lo del viernes, creo que me pasé con el alcohol.

            —Da igual. ¿Te echaron mucha bronca?

            Isahi bufó y puso mala cara.

            —Estoy castigado de aquí a que me licencie en medicina o algo así.

            Yui se permitió esbozar una rápida sonrisa de indulgencia.

            —Lo siento, pero no pude hacer más. Te pusiste a gritar como si te hubieran poseído y no se me ocurrió como taparte la boca.

            —Nah, no pasa nada —Isahi parecía más tranquilo de lo que el castigo de sus padres merecía. ¿Cuánto tiempo se llevaría a cabo el castigo? Tal vez una semana si Isahi no conseguía librarse de él mucho antes—. Fue peor la otra vez, cuando me quedé en tu casa y mi madre perdió los nervios al no aparecer en casa en toda la noche. Es mejor que sepan que llegué... borracho pero vivo.

            —Sí, supongo, pero no sabes la vergüenza que pasé.

            Isahi le pasó el brazo por los hombros.

            —La próxima vez asfíxiame para que no pueda gritar.

            —No tendrás que pedírmelo dos veces —rió Yui—. Aunque, tal vez, decida que no haya una próxima y te deje tirado en la calle.

            —¡Mal amigo!

            Llegaron al instituto poco después. Tamaka se les unió con cara de somnoliento. Parecía intrigado por saber por qué ninguno de los dos había aparecido el sábado noche, pero Isahi puso mala cara y Yui se limitó  sacudir la cabeza. Tamaka no preguntó nada más sobre el asunto.

            —¿Y la obra? —se interesó Tamaka finalmente, cuando iban por el pasillo hasta la clase de literatura. ¡Yui había evitado ese tema a propósito!—. ¿Ya sabes de qué va?

            —No —se sinceró, todo lo desafiante que pudo aparentar mientras miraba de reojo a ver si aparecían las locas del teatro.

            —¿Y no tienes ensayo hoy?

            —Eso creo —murmuró Yui demasiado bajo, obligando a que sus dos amigos inclinaran la cabeza para oírlo.     

            —¿Y cómo vas a ensayar si no te has leído la obra? —insistió Tamaka, adquiriendo el mismo tono en susurros que Yui había empleado.

            —¿Qué importa? —murmuró irritado. Había sido algo que había evitado durante todo el fin de semana. No quería pensar en Asaki, ni en la obra, ni en nada que tuviera que ver con las arpías de Ichiko y Suzuki—. Miraré ahora de qué va la obra y ya improvisaré algo.

Eternidad (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora