Capitulo 23

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            Yui miró el móvil que había dejado en el suelo, al lado del sofá, una vez se tumbó frente al televisor. Lo había intentado varias veces; al menos había buscado el número de Asaki en cuatro ocasiones, pero no había tenido el valor de pulsar el botón de llamada. Tenía miedo de escuchar lo que el modelo pudiera decirle al contestar. ¿Y un mensaje? Se movió a un lado y estiró el brazo para agarrar el teléfono. ¿Y qué le escribía? Se tumbó boca arriba con el móvil en la mano sobre su cabeza, contemplando la pantalla con el teclado preparado para comenzar a escribir el mensaje.

            —Tal vez un mensaje no es buena idea,

            Volvió a dejar con cuidado el teléfono en el suelo y continuó contemplando el techo, moviendo la pierna, dando distraídos golpecitos en el otro extremo del sofá

            Yui suspiró ruidosamente y soltó un grito ahogado de frustración, dando patadas molestas al brazo del sofá. ¿Por qué se había enfadado Asaki? ¡Era frustrante! Tan irritante... Dejó de moverse poco a poco y mantuvo la mirada fija en la lámpara. Vale. Había cometido un error. Había sido tan fácil para Asaki decir a los demás que estaban saliendo... Se había sentido vergonzosamente feliz por eso, pero él no estaba acostumbrado a eso; no era fácil ir diciendo a sus amigos que salía con un hombre, que salía con Asaki...

            —¡Mierda! Yo no soy como tú, maldita sea.

            Se sentó y puso los pies en el suelo, dando una patada al móvil que impactó en la pata de la mesa y volvió a tumbarse. Pasó las manos tras la cabeza y contempló el techo una vez más, unos minutos antes de entrecerrar los ojos y comenzar a dar patadas al sofá.

            —¿Durante cuánto tiempo planeas ignorarme? —gruñó, furioso.

            Llevaban cuatro días sin hablarse. Sin hablarse no, más bien llevaban cuatro días sin verse tan siquiera. Asaki no había vuelto al instituto y el nivel de ansiedad iba aumentando cada hora que pasaba... Podía imaginárselo...

            Apretó los dientes y ladeó la cabeza para mirar el teléfono inmóvil, en el suelo, junto a la mesa, y como si su mirada lo hubiera invocado, una estridente melodía comenzó a salir de él y Yui se incorporó bruscamente, lanzándose al suelo y lo cogió desesperado, dejándolo escurrir prácticamente de las manos sudadas, pero consiguió recuperarlo antes de que chocara contra e suelo y miró la pantalla, notando como la decepción lo desinflaba como un globo tras pincharlo con un alfiler.

            —¿Qué ocurre, Isahi? —saludó, ignorando el tono irritado de su voz.

            —¿Te pasa algo? —Salió su amigo rápidamente a la defensiva y bajó el volumen antes de añadir—: ¿Estás con tu novia? ¿Interrumpo?

            Yui gruñó.

            —¿Qué es lo que quieres?

            —He quedado con Tamaka a las cinco. ¿Te apetece pasarte un rato?

            Yui fulminó con la mirada la pared de enfrente. No estaba de humor para una conversación trivial sobre cualquier cosa. Además, no iba a ser una buena compañía, aunque lo intentase, ya que lo único y deprimentemente lo admitía, sólo tenía una cosa en la cabeza: Asaki.

            Y estaba tan amargado después de cuatro días sin saber de él... ¿Se suponía que tenía que entender que lo habían dejado? Oh... ¡Venga ya! ¿Se podía terminar así, sin más, después de todo lo ocurrido? Yui se sacudió los pensamientos con un movimiento desdeñoso de manos y hundió la cabeza en las rodillas. ¡Sí! ¡Mierda, sí! Asaki era capaz de fingir que no lo conocía y haberse buscado a otro... Al fin y al cabo él era simplemente reemplazable y Asaki tenía una gran lista de espera en la agenda... Estuvo a punto de soltar un grito de rabia y comenzar a golpear el armario, la pared, el sofá; cualquier cosa valía, realmente, cuando escuchó el parloteo olvidado de Isahi al otro lado de la línea y dejó escapar un largo y penoso suspiro.

Eternidad (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora