Capitulo 45

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Yui siguió a Izumi hasta el aula vacía de literatura y se acercó a la ventana, mirando distraídamente el patio, pero no perdió de vista los movimientos del depravado miembro del club de teatro y esperó paciente, con los brazos cruzados a que decidiera detenerse justo en la mesa del profesor, sentándose sobre ella y mantuvo esa expresión de chulería que últimamente veía demasiado en la gentuza que se había estado reuniendo con Asaki.

No soportaba a ninguno de ellos, pero a Izumi aún le daba un voto ya que hasta donde él sabía, aún no había entrado en la larga lista de amantes del modelo... Yui clavó la mirada en la pizarra y comenzó a maldecir entre dientes. ¿Entonces él si entraba en esa lista? La idea era absurdamente aterradora y Yui tuvo que hacer acopio de su fuerza mental para recordarse que se había prometido intentar no mostrar sus celos. Era imposible dejar de sentirlos, pero perder a Asaki era un sentimiento demasiado aterrador... algo muy comparable a tener que imaginárselo con otro...

—¿De qué querías hablar? —gruñó, irritado.

Izumi sonrió, pasando una pierna sobre la otra y las cruzó, manteniendo una postura aún más arrogante y Yui entrecerró los ojos, lamentando haberlo seguido después de todo.

—He oído que últimamente faltas mucho a clase.

¿Había oído? ¿Desde cuándo su existencia era tan interesante en el instituto como para que alguien que no era de su entorno o que incluso no compartiera ninguna clase con él pudiera estar al tanto de lo que hacía o de lo que no hacía?

—¿Preocupado? —soltó aburrido, mirando una vez más hacia el patio.

Posiblemente Tanaka e Isahi ya estarían esperándolo al lado de la puerta. Puso los ojos en blanco y volvió a mirar al maldito crío afeminado.

—En absoluto. Tenía la esperanza de que hubieras desaparecido o muerto o cualquier cosa con tal de no tener que volver a verte.

¡Sería...! Yui se obligó a sonreír, aunque no tuvo muy claro cómo le quedó al final.

—¡Vaya! ¡Siento haberte decepcionado! —Y se tocó con fuerza el pecho—. Mi salud aún es buena y no tengo planeado tener un accidente recientemente.

Izumi hizo una mueca y borró ligeramente la sonrisa, aunque sólo fue un instante porque luego volvió a ensanchar la piel de la cara.

—Eso último nunca se sabe, ¿no? —lo provocó.

Yui sintió cómo se enarcaban las cejas involuntariamente y apretó los puños para contener la rabia y no cruzar los pocos pasos que le separaban y comenzar a hacerle un repaso a esa cara bonita.

—Lo mismo va para ti, ¿no crees?

Los dos se asesinaron con la mirada unos instantes, pero Yui se dio cuenta que pese a que Izumi estaba conduciendo la conversación a posiblemente el punto que le interesaba y con un mal presentimiento se imaginaba a donde —o a quien— desembocaría, no se sentía mal, ya que hasta donde él sabía, Izumi no era uno de los amantes de Asaki y eso le ayudaba a no provocarle algún complejo de inferioridad con los dichosos comentarios sobre la vida sexual compartida con el modelo y que él no parecía ser capaz de aportar nada a la conversación. A diferencia de las veces que se había encontrado con Aki, Izumi sólo le parecía un fanfarrón y no le preocupaba lo que pudiera decir... y mucho menos después de que su relación con Asaki fuera... ¿avanzando? No pudo evitar sentir un estremecimiento cuando recordó la promesa de que una vez terminaran sus obligaciones —ya fuera el trabajo, Shina o el colegio—, se reunirían en su casa... y dudaba que Asaki fuera a controlarse mucho tiempo... y siendo honestos llevaba tiempo deseando que le pusiera las manos encima... creía... no... tampoco era eso...

—¿Me estás escuchando?

Yui dio un respingo y miró a Izumi como si lo viera por primera vez. Al menos sí se había olvidado completamente de él por un momento y carraspeó avergonzado, notando el calor en las mejillas. ¡Él no estaba esperando tener sexo con Asaki!

—¿Qué? —gruñó, aún más irritado que antes, dispuesto a borrar con un manotazo las sensaciones que su cuerpo recordaba de los momentos que Asaki le había tocado.

—Hay rumores de que te han visto con Masato Asaki.

Yui palideció bruscamente y apoyó las manos en la pared, bajo la ventana, sin dejar de mirar el rostro de Izumi, muy serio de pronto.

—¿Rumores? —dijo despacio, preocupado de lo que su voz podría reflejar—. ¿Desde cuándo eres una vieja chismosa?

Izumi entrecerró los ojos y se apartó de la mesa, acercándose a él con la furia plasmada en la mirada.

—Te lo diré una vez y espero que te quede muy claro —dijo en un tono excesivamente bajo, deteniéndose a escasos milímetros de distancia de él al punto de que Yui podía sentir su calor. Por un segundo, pensó que intentaría agarrarlo o golpearlo, pero Izumi no llegó a hacer ninguna de las dos cosas—. No importa lo que trates de hacer, jamás conseguirás a Masato. Estás a un nivel completamente distinto al de él y si sigues meneando tu cola en su cara, te juro que te la cortaré para que no puedas usarla nunca. Es mejor que lo vayas entendiendo de una vez por todas. Él jamás se fijará en alguien como tú.


¿Pero qué mierda era aquello? Yui entrecerró peligrosamente los ojos, fulminando a Izumi con la mirada. Odiaba a Aki, y lo hacía con tantas fuerzas que lo hubiera estrangulado en algunos de sus encuentros, entre sus comentarios sobre lo dulce y amable que era el maldito sádico de Asaki en la cama, odiaba a todo hombre y mujer que había saboreado sus labios, que había entrelazado su cuerpo con el modelo, pero en ese momento aquel chico protagonizaba el primer nombre de la lista de más odiados.

Apretó los dientes hasta sentir dolor en la mandíbula e inclinó la cabeza hacia Izumi convencido que sus ojos no mostraban menor rabia de la que le mostraba la mirada de Izumi y dejó aún menos distancia entre los dos rostros, al punto de que si alguien hubiera entrado en ese momento, podría haber malinterpretado la situación.

—Apártate —dijo con suavidad aunque en un afilado tono que reflejaba el odio y las intenciones de lo que pasaría después si Izumi no obedecía—. Deja que corra el aire. Algo aquí está comenzando a apestar.

El rostro de Izumi se desencajó y posiblemente aquello hubiera llegado a algo más serio si las puertas no se hubieran abierto bruscamente y la bruja número uno no hubiera hecho su oportuno acto de presencia. Ichiko la siguió al interior del aula, lanzando una rápida mirado a su alrededor como si estuviera analizando el terreno. Y posiblemente, por la mirada que le lanzó, una mucho más peligrosa que la que habían compartido Izumi y él hacía apenas unos segundos, era exactamente lo que estaba haciendo. Yui se negó a analizar las posibilidades que tenía ese hecho.

—¿No tenías ensayo, Izumi?

La aterciopelada voz de Suzuki daba escalofríos y Yui no pudo evitar poner mala cara cuando los ojos de la bruja se giraron lentamente hacia él.

—No sabía que tú e Itou-san fuerais tan amigos —continuó ella sin cambiar el tono de voz, sin dejar de mirarlo a él y parecer que estaba, de alguna manera incomprensible para Yui, echándole una reprimenda a Izumi ¡Sin ninguna duda, el poder de semejante bruja superaba con creces el intento de raciocinio de Yui!—. ¿Va a resultar que quieres volver al club de teatro, Itou-san?

Yui la miró horrorizado, incluso el comentario era de locos incluso para ella, incluso aunque su mirada y su voz, sin cambios, le hicieran sentir lo contrario en los pensamientos de semejante arpía pese a sus camelosas palabras y su sonrisa tan radiante que asustaba.

—¡Ni loco!

—Oh, ¿en serio? —dijo con una indiferencia que rallaba en lo absurdo, apartando la mirada de él—. Menos mal, esta noche podré seguir durmiendo tranquilamente.

¿Pero qué demonios? ¿Es que iban a reunirse uno a uno todos los imbéciles que había conocido forzosamente en los últimos meses? Respiró ruidosamente y dejó que la arpía numero uno se acomodase coquetamente en la mesa más próxima a la ventana donde él estaba.

—No te inquietes —soltó con un tono tan rudo que esperaba que ella y la condenada de Ichiko y su dichoso cuaderno, ¿es que nunca había destrozado alguna de las puntas de los bolígrafos?, comprendiera que si el retorcido de Izumi era como una de esas porquerías pegadas bajo las mesas, ellas, sobre todo Suzuki, ya que aunque le producía acidez reconocerlo, agradecía que la arpía numero dos le hubiera apuntado la dirección del lugar de trabajo de Asaki y hasta que guardara silencio..., no las consideraba de mayor categoría—. No volvería al club de teatro ni aunque fuera el último lugar seguro frente al fin del mundo.

Suzuki movió la cabeza graciosamente y sonrió diabólicamente en lo que pretendía ser una sonrisa que otro hubiera interpretado como encantadora.

—Te creo —dijo con una suavidad que raspaba más que el tono que él había usado—, si estuvieras ante el fin del mundo, fuera de lo que fuera —puso los ojos en blanco—, no vendrías a la sala del club de teatro; sí, te creo —su tono parecía más y más peligroso a medida que hablaba y bajaba la voz—, pero, ¿debo recordarte que ya viniste a buscarme a ese mismo lugar a pedirme algo?

Yui guardó silencio, notando la manera que se le había erizado el vello y contuvo la respiración unos segundos, sosteniéndole la mirada a la maldita bruja que solo necesitaba la escoba para que su arrebatadora sonrisa no consiguiera engañar a nadie.

—Bien —continuó ella, levantándose de la mesa—, como veo que ya ha quedado todo claro por aquí... —se acercó a Izumi y Yui agradeció que en esta ocasión la loca sicótica no le estuviera mirando a él—, ¿aún no has terminado con lo que tuvieras que tratar con Itou-san?

—Ya hemos terminado —musitó Izumi en un hilo de voz.

—No, vamos, si tenéis algo más que tratar, adelante, nosotras esperamos.

E hizo ademán de sentarse en la mesa que tenía detrás. Yui hizo una mueca y se cruzó de brazos, a la espera de que el pálido Izumi tuviera el valor de continuar con la conversación. ¡Se moría por ver lo que pasaría si el tema del interés por Asaki salía a colación delante de las dos miembros del club de fans! ¡Vaya que sí se moría por verlo!

—No... ya hemos terminado.

—Genial. ¿Nos vamos? —Suzuki caminó hasta la salida e Ichiko apartó la punta del bolígrafo de la hoja y la siguió de cerca, exactamente como un perrito, y cuando Izumi se apresuró a seguirlas, se giró un instante, poniendo una mano en la puerta y le lanzó una furiosa mirada de advertencia.

—Estás avisado —dijo en un tono neutral—. Mantente alejado.

Yui abrió la boca para responder sobre lo que opinaba de su amenaza y por qué lugar podía metérsela, pero recordó que las dos brujas no andarían lejos y cerró sabiamente la boca, limitándose a bufar furioso mientras veía como Izumi cerraba la puerta, conteniendo peor que él la rabia.

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LEER!!!

El último capitulo que tenía pendiente antes de llevar el ordenador a ver si podia salvar datos. No sé cuando lo tendré de vuelta así que no habrá capitulos hasta entonces. Pasaros por facebook para más explicaciones ^^

Muchas gracias por toda vuestra paciencia y por seguir leyendo, por votos y comentarios :)

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