Capitulo 27

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Yui se detuvo frente a la habitación de Asaki una vez más. Había hecho el recorrido desde los ascensores a la puerta cuatro veces y ninguna de ellas había encontrado el valor para llamar. Más que valor, Yui no había encontrado las fuerzas para humillarse y enfrentarse a las bromas del modelo cuando abriera la puerta... si es que se encontraba solo. Esa idea era posiblemente la que le obligaba a regresar de los ascensores y pararse frente a la puerta de la habitación.

            Odiaba todo aquello. Ni siquiera estaba seguro de por qué habían discutido en esta ocasión. ¿Era su culpa? ¿Era la de Asaki? Sí. Yui entrecerró los ojos, mirando fijamente la puerta cerrada. Era culpa de Asaki; siempre era culpa de él. Habían estado una semana sin verse y lo único que quería ese depravado era... ¿cómo lo había dicho el imbécil del otro depravado? ¿Aliviar la parte baja de su cuerpo? Yui apretó los dientes. No es como si no hubiera sabido a qué lo llevaba Masato al hotel, pero le fastidiaba que Aki tuviera que hablar sobre eso, restregándole en la cara la relación que esos dos repugnantes depravados habían mantenido, y sobre todo que su inexperiencia no le dejaba precisamente en un buen lugar donde al menos su orgullo, ya fuera el orgullo que se pudiera tener en esa situación, no se sintiera tan pequeño y pisoteado.

            —¡Mierda! Si están juntos los mataré a los dos.

            Primero dio unos tímidos golpecitos, después, más irritado, comenzó a aporrear la puerta, dispuesto a obligarles a detenerse y levantarse para abrir la puerta, pero cuando ésta se abrió y el modelo apareció con un albornoz mal atado y el cabello completamente empapado bajo una expresión aterradora y una mirada dorada que comenzaba a llamear, Yui vaciló bastante.

            —¿Qué?

            Pese a la abrasadora mirada, su voz era hielo puro. Yui bajó la mano que aún mantenía levantada y se recordó mentalmente y varias veces no bajar la mirada y seguir el recorrido de las gotas que peligrosamente se deslizaban por el rostro y el cuello del modelo hacia el interior y mal cerrado albornoz.

            —¿Estás solo? —preguntó con voz ronca y dando un golpecito a la puerta, pasó al interior, asegurándose que no rozaba a Asaki al hacerlo.

            —Adelante, no te cortes —soltó Asaki fríamente, cerrando la puerta detrás de él.

            Yui dio un respingo al escuchar el ruido pero no se giró para mirar al modelo; revisó a fondo la habitación con la mirada, asegurándose que la cama no había sido desecha y que a no ser que Aki se encontrara en el silencioso baño, ahí no había nadie más que Asaki, alguien que había ido a abrir la puerta goteando agua por todo el suelo desde el servicio.

            —Estás solo —dijo sonando a acusación aunque ni siquiera había pretendido decirlo en voz alta.

            —Oh, sí, lo estoy —dijo Asaki con un tono increíblemente ácido, frotándose la cabeza con una toalla—. Deja que adivine. Has venido únicamente a comprobar si alguien estaba en la habitación conmigo.

            Yui no se atrevió a girarse, se encogió de hombros y apretó las manos con fuerza antes de responder:

            —Es sorprendente que no esté aquí contigo.

            Y más porque parecía que el desagradable modelo tan depravado como Asaki no veía el momento de encontrarse entre los brazos —y las piernas— de Masato.

            —Bueno —continuó Asaki sin perder la aspereza de la voz—, acaba de llegar, es evidente que no podría haber terminado tan rápido el trabajo.

Eternidad (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora