Capitulo 43

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Yui se levantó con toda la dignidad que pudo y se enfrentó al modelo con la cara completamente roja, posiblemente de algún tono desconocido hasta ahora.

—¿Te has vuelto loco o algo?

Posiblemente Asaki iba a decir algo sin cambiar su extraña expresión, pero en ese momento la puerta se abrió y Yui vio como Masato se erguía y se giraba sorprendido, enfrentándose a Shina que entraba con un poco de recelo y una expresión excesivamente de disculpa en el rostro.

—Se me han olvidado los apuntes con los diálogos para la prueba —murmuró mirándolos; primero a Asaki y luego a Yui—. ¿Molesto?

—¡No! ¿Dónde lo has dejado?

—En mi habitación...

Shina volvió a mirarlos, esta vez con una expresión de mayor incomodidad y arrepentimiento y pareció cohibido para acercarse a su habitación. Yui miró al modelo que había cambiado la terrorífica expresión que le había dedicado a él hacia sólo unos escasos minutos por una de encantador príncipe de película romántica y torció los labios, irritado y tras unos segundos de pausa en donde ninguno hizo nada y la atmósfera enrarecida fue creciendo en el ambiente, carraspeó como si nada y comenzó a caminar hasta la habitación del modelo, pasando por delante de Asaki y se aseguró de lanzarle una acerada mirada y una sonrisilla de victoria mientras notaba como los ojos del modelo se entornaban peligrosamente.

—No vayas a llegar tarde —soltó amablemente a Shina, excesivamente amable y hasta se molestó en esbozar una sonrisa que si Shina hizo una extraña expresión al verla, suponía que la de Asaki no sería mucho mejor y se encerró en la habitación de Masato como si nada, quitándose la cazadora y la tiró en el suelo, antes de hacer lo mismo con los calcetines y el jersey y se metió en la cama con pantalones y camiseta.

Durante un rato, Yui escuchó como Asaki y Shina hablaban algo y después varios pasos más antes de volver a escuchar la puerta de entrada. Cuando volvió a escuchar los pasos del modelo por la casa, Yui se encogió y se cubrió con la manta hasta la cabeza, a la espera que se abriera la puerta y tuviera que enfrentarse a la enferma necesidad de Asaki, pero el tiempo pasó y no sólo nadie entró al cuarto, sino que la casa se había quedado completamente en silencio.

De mal humor, Yui gruñó entre dientes y apartó la manta, sentándose en la cama y lanzó una penetrante mirada a la puerta cerrada como si ella pudiera servirle para desquitar la frustración que sentía en ese momento. ¿Dónde diablos se había metido Asaki? Respiró ruidosamente y puso los pies en el suelo, sintiendo el frío en la planta y se levantó, paseando lentamente por la estancia, esperando. En algún momento tenía que abrirse la puerta, ¿no?

Yui volvió a gruñir en voz baja. Oh, sí, sí, lo había notado. Estaba impaciente porque Asaki entrara. Desde que tenía esos sentimientos por el modelo se debatía entre la vergüenza que estos le producían y la necesidad de tenerlo cerca las veinticuatro horas del día, pero desde que habían tenido sexo por primera vez, la situación parecía haberse agravado de una manera bastante alarmante... al menos para él, ya que Asaki era imposible que pudiera volverse peor de lo que ya estaba, pero Yui había notado las evidentes señales de su cuerpo; aunque aún le resultaba insultantemente humillante tener sexo con otro chico, o tal vez el problema era tener sexo con el sádico enfermo de Masato y de todos sus depravados amiguitos que habían resultado ser unos completos masoquistas que disfrutaban de la manera salvaje con la que Asaki los tomaba...

Yui se detuvo de golpe, como si se hubiera sentido iluminado y fulminó a la puerta como si pudiera destrozara con la mirada.

¡Mierda! ¿No estaba deseando él tener sexo con Asaki? ¿No estaba esperando como una maldita novia la noche de su boda a que el novio hiciera su aparición? Cerró los ojos con fuerza y retomó el paseo.

Eternidad (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora