Capitulo 48

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Yui prácticamente pegó la cara en el cristal del taxi, tratando de ver algo entre la multitud de personas que se agolpaban en la calle a esa hora. Quería ir a buscar cuanto antes a Shina, dejarlo sano y salvo en su casa y volver junto a Asaki.

Distraído, se llevó una mano a la cabeza, y se frotó un poco el pelo. Era difícil quitarse de encima la mirada del modelo cuando salió de casa tan rápidamente, fingiendo que no le escuchaba para no dar ninguna explicación. Ese brillo peligroso, la manera en la que había entrecerrado los ojos y cruzado los brazos mientras él cerraba la puerta de un portazo le producía un extraño desasosiego. Tal vez podía haberse inventado una buena excusa, algo diferente para dejarlo tranquilo esperando en el sofá —o en cualquier parte de la casa—, sin que evidentemente sospechara de sus intenciones reales.

—Mierda.

Hasta Yui sabía que cualquiera hubiera sospechado en una situación así... él hubiera montado una escenita que o bien Asaki lo llevaba con él o su relación terminaba. Ya sólo cuando Masato le había preguntado quién era, —mientras el móvil seguía sonando y él salía de su asombro—, su reacción no había sido la mejor que podía haber tenido.

—Es... Isahi... —Automáticamente después se había dado que no era una mentira convincente. Asaki se había sentado en la orilla del sofá hasta finalmente levantarse y Yui había retrocedido ocultando el móvil en su mano para que el modelo no pudiera mirar la pantalla—. Ah... es mejor que responda.

Y para rematar la acumulación de errores que alguien puede cometer en menos de un minuto, a Yui no se le había ocurrido nada mejor que marcharse corriendo a su habitación y cerrar la puerta, contestando en el tono más bajo que había podido. Cuando salió de allí, Asaki seguía de pie, inmóvil y Yui hubiera jurado que no se había movido de la posición que había adoptado al levantarse cuando el teléfono aún sonaba.

Y ese era el punto que le preocupaba. La mirada que Asaki le había lanzado podía significar cualquier cosa.

—Mierda mierda , mierda —volvió a susurrar, apartándose del cristal y se inclinó hacia delante, agarrando el extremo del asiento del conductor —oiga, ¿falta mucho?

—Estamos llegando.

Yui volvió a clavar la mirada en la calle, impaciente. Entendía que Shina necesitara llamar a alguien si tenía problemas y que lo llamara a él, pero no podía creer que hubiera tenido que ser ese día, en ese momento realmente. Sin lugar a dudas tenía mala suerte; no había otra forma de explicarlo.

Despacio, sin darse cuenta de que lo hacía, Yui se llevó una mano al pecho, apretando con fuerza la cazadora. No era uno más para Asaki. Era absurdo sentirse feliz por la manera tan bruta que lo trataba, por la forma que mezclaba el dolor y el placer al punto de volverle loco, pero ahora mismo, lo que hacía que tuviera tantas ganas de volver a casa era porque se sentía excitado. Saber que en ningún momento Asaki lo había tratado como al resto de su condenada lista de amantes, que la forma en la que lo deseaba a él era diferente por la que había tenido sexo con los demás, hacía que su deseo se inflamara. Cruzó nervioso las piernas y estuvo a punto de dar un bote, alarmado y avergonzado cuando el vehiculo se detuvo en una calle menos transitada.

—¿Hemos llegado?

—La calle que me indicó es esta —El taxista señaló la calle con una mano—.

Yui volvió a mirar fuera, esta vez lejos de estar distraído en pensamientos. No conocía esa zona de la ciudad y por no ser, ni le gustaba el ambiente que parecía cubrir la poco transitada calle.

—Vale.

Pagó al conductor sin dejar de observar el exterior y salió fuera ubicándose para dar con el bar en el que le esperaba Shina. Por teléfono sólo le había dicho que había tenido un percance con un compañero del casting y que no se atrevía a llamar a Wataneki. Cuando Yui había dejado escapar el nombre de Asaki, Shina se había puesto como loco. Era evidente que había pasado lago lo suficientemente malo como para no querer involucrar a su hermano y, por supuesto, ya que compartían un pequeño secreto en común, ¿qué importaba si eran dos?

Yui vio el nombre de la cafetería a los pocos minutos de comenzar a andar. No prestó demasiado atención a la gente que le rodeaba. Cada minuto que pasaba hacía que se sintiera más y más nervioso y comenzaba a sentir la necesidad de enviarle un mensaje a Asaki, incluso llamarle, saber que aún seguía en su casa y que no estaba tan enfadado como para ser algo que no pudieran arreglar. Se detuvo frente a los cristales del bar y buscó a Shina entre las mesas casi vacías, encontrándolo sentado alrededor de una de las que se encontraban a la derecha, un poco al fondo, lejos de los cristales. Tenía la cabeza gacha, como si estuviera enredando con algo.

—Centrémonos —murmuró y abrió la puerta, agradeciendo el calor del establecimiento.

Shina levantó la cabeza nada más escuchó la puerta y Yui se detuvo bruscamente a mitad de camino, haciendo que el muchacho desviara la cabeza.

—¿Qué te ha pasado? —Terminó de cruzar la distancia que los separaba y apoyó una mano en la mesa, atreviéndose a agarrar la barbilla de Shina y lo obligó a girar la cabeza hacia él para mirar los moratones que adornaban su rostro—. ¿Quién te ha hecho esto?

—No es nada —Shina apartó la mano y suspiró—. No sabía a quien llamar —murmuró débilmente.

—Vale —Yui se dejó caer en la silla de enfrente—, ¿qué ha pasado? ¿quién te ha hecho eso?

No hacía falta añadir que Asaki iba a tomarse eso bastante mal. Y mucho menos Yui necesitaba imaginar qué opinaría la santa de la hermana mayor quien había dejado a su inocente hermanito al cuidado del otro santón de la familia. Y ya puestos, Masato también lo odiaría a él si se enteraba que él era cómplice de lo que le había ocurrido a Shina sin contárselo a él desde el principio... Tal y como lo veía, Yui estaba convencido que no servía para ese tipo de complicidades. Prefería ir directo y esperar... vale, esperar a que le dieran un maldito puñetazo en la cara, pero era mejor que eso, eso seguro.

—Da igual, lo que...

—Mira —Yui lo interrumpió, echando una ojeada al camarero. No le prestaba atención y decidió no entretenerse pidiendo nada para tomar—, si quieres que te ayude, necesito que me digas lo que ha pasado. ¿Te has visto en un espejo?

Shina miró hacia otro lado. ¿Eso del orgullo era de familia? Costaba trabajo imaginárselo en otro Asaki dentro de unos años.

—Tuve una pelea..

Eso era evidente.

—¿Estás herido en algún lado más?

—No tengo nada roto —murmuró Shina sin muchas ganas de hacerlo. Estaba decaído y movía los dedos nerviosamente alrededor de la taza ya vacía—, si es eso lo que preguntas.

—Si crees que deberías ir al hospital...

—¡No! —Yui se sobresaltó y miró de reojo al camarero que había levantado la cabeza para mirarlos curioso. Yui no necesitó girarse para imaginarse que no era el único que los miraba—, eso... —Shina bajó el tono de voz avergonzado y Yui le permitió que continuara sin intervenir—, necesito que me hagas un favor.

—Un favor —repitió Yui cuando esperó a que el chico continuara y creyó que no lo haría de nuevo—, ¿cuál?

—Necesito que me ayudes a volver al internado.

—¿De qué hablas?

Yui se inclinó hacia delante. No podía creerlo. ¿Qué era exactamente lo que le estaba pidiendo? ¿Se refería a regresar sin despedirse de Asaki, ni de su hermana? Eso era imposible... Al final iban a matarlo a él y aún no sabía ni él por qué.

—Espera, empecemos por el principio. ¿Quién te ha hecho eso y por qué?

Shina apartó las manos de la taza.

—Se suponía que eran mis amigos, pero sólo querían estar conmigo porque sabían que era el hermano de Masato Asaki. Pensaban que era él quien me estaba "ayudando" a meterme en ese mundo y querían que también les ayudara a ellos. Una cosa llevó a la otra... dijeron cosas... y bueno, el resultado es este.

Volvió a apartar la cabeza, incómodo y Yui se mordió la lengua para no seguir haciendo preguntas. No hacía falta darse cuenta de que Shina no quería profundizar en el tema y Yui prefería no indagar.

—Tipico —murmuró, tratando de ponerse de su lado—, pero, ¿planeas irte sin despedirte de tus hermanos?

—¿Y qué quieres que les diga?

—No es tan grave realmente.

—Sí lo es —murmuró de nuevo, desviando la mirada.

No indagar; se repitió Yui, mirando el rostro del muchacho. Suspiró dramaticamente y volvió a replantearse la idea de tomar algo. ¿Qué iba a hacer? No podía ayudarle a regresar de esa manera, pero tampoco era capaz de obligarle a enfrentarse a Asaki quien no tendría la misma cortesía de no saber absolutamente todo lo que había pasado y Yui volvía a tener esa sensación de que era mejor que fuera lo que fuera lo que había pasado, era mejor respetar su silencio.

—¿Y qué planeas que haga?

Asaki lo iba a cortar y hacer rodajas cuando se enterara. Y prefería no imaginar qué haría la reina del sado de su depravada hermana si llegaba a saberlo.

—Tengo los documentos y mis cosas en el piso de mi hermano, pero Wataneki-san está en él y si me ve al primero que llamará será a Asaki...

—Ya —Bueno, tal vez, después de todo era tan complicado—. ¿Quieres que suba y distraiga a Wataneki o prefieres que los coja yo?

—Sólo distraerlo.

—De acuerdo, está bien, lo haré. Me ayudaste mucho con Asaki y te debo una después de todo. ¿Qué harás después? Algo les dirás a tus hermanos tarde o temprano, ¿no?

—Ya se me ocurrirá algo. Siempre puedo decir que al final no me gustó ese mundo o algo así.

Yui no añadió nada más y dejó que Shina se levantara y recogiera sus cosas antes de seguirlo al exterior de la cafetería.

Ya había anochecido completamente y el ambiente era frío. Yui miró de reojo a Shina. Seguía pensando que no era asunto suyo, pero... joder, pero no era tan insensible. Farfulló algo entre gruñidos y comenzó a caminar, dejando que Shina lo alcanzara. Habian decidido buscar un taxi e ir a casa de Asaki. Allí improvisarían según la marcha.

Pese a ello, Yui no dejó de pensar en lo que iba a decir a Wataneki para entretenerlo y permitirle a Shina ir a recoger sus cosas; lo mirase por donde lo mirase era un mal plan. Una vez descubrieran que Shina había regresado sospechosamente a su vida cotidiana lejos de las depravadas y enfermas actitudes de sus hermanos mayores, estos mismos indagarían y el primer sospechoso sería Wataneki... —Yui sintió un escalofrío al pensar en la manera que esos dos usarían para interrogar al pobre hombre—, algo que lo conduciría a él y su extraño —aún ninguno, pero eso sería algo urgente para pensar una vez Shina estuviera metido en el avión— motivo por el que había ido esa misma noche a casa de Asaki. Si al menos el modelo no hubiera estado esperándolo en casa podía haber usado la excusa de que quería verlo....

—Vaya, pero si eres tú.

Yui arrugó la nariz y puso mala cara, negándose a mirar hacia su derecha. Era imposible no reconocer la empalagosa y asquerosa voz de Aki. Ni siquiera pensó en pararse, pero no tuvo la oportunidad de hacer nada. Aki se interpuso en su camino, deteniéndose frente a él con una sonrisa tan desagradable que en lo primero que Yui pensó fue en como partírsela.

—¿Lo conoces?

Tampoco necesitó tener muy buena memoria para acordarse del chico de pintas llamativas que estaba a su lado. Lo había visto una sola vez, en el club que Asaki solía frecuentar. Akaya  si no recordaba mal y en ese momento le resultaba tan desagradable como su amiguito.

—Es el novio —Yui reparó en el tono despectivo con el que hablaba— de Asaki.

—¿Qué? —Akaya comenzó a reírse—. Debes estar de broma —y lo miró de nuevo, riendo con más fuerza—, o Asaki debe de estar burlándose de él.

Yui apretó los puños con fuerza y dio un paso al frente, colérico, pero Shina lo detuvo, agarrándolo del brazo.

—Ignóralos.

Yui contuvo las ganas de soltar a Shina y lanzarse contra ellos y respiró hondo; dos veces, mientras trataba de calmarse.

—Vámonos —dijo al fin, intentando darse la vuelta y rodearlos para pasar de largo, pero Aki volvió a interponerse en su camino, mirándolo con un brillo maligno—. Estorbas.

—¡Qué mal! —rió—. Tienes cara de tonto, pero... —el depravado miró a Shina, repasándolo con cuidado y hasta se relamió, volviendo a mirar a Yui, quien imaginaba que su expresión debía demostrar lo que sentía en ese momento: asco, y sonrió ampliamente—, ¿qué ocurre? ¿al final tu técnica no estuvo a la altura de satisfacerle? ¿es por eso que te has buscado un nuevo compañero?

La risa de Aki y Akaya resonaron en el cerebro de Yui y apretó con fuerza los puños, dando un nuevo paso hacia delante. Tal vez un repaso en su rostro no era suficiente, esa gentuza se merecía una reforma en su retorcida mente.

—No lo hagas. Vámonos.

Shina volvió a detenerlo y a Yui le costó más trabajo mantenerse quieto, aunque tardó en darse cuenta que esta vez había tardado en apartar la mano de su brazo.

—Vámonos —aceptó de mala gana, dandose la vuelta, aún temblando de rabia.

—Oh, pero vamos —insistió Aki, muy cerca de su espalda, sin ponerse frente a él esta vez pero Yui notó más aspereza en su tono—, puedo entenderte. No me gustan especialmente los niños, pero reconozco que ese es bastante mi tipo. Y no me importaría probar algo fuerte si es lo que le gusta... —Yui respiró con fuerza, notando como Shina se crispaba a su lado y no respondió, dando otro paso al frente. Dejarlo correr...—. O será... —Esta vez Yui se detuvo bruscamente, escuchando las palabras de Aki antes de que las pronunciara y sintió como toda la ira se acumulaba en la cabeza y se giró bruscamente en el momento que Aki terminaba la pregunta—, que Asaki no sabe sobre tus aventurillas con otros... Vaya, me pregunto qué opinará cuando se entere.

—¡Vete...!

Yui se abalanzó hacia él, pero Shina volvió a detenerle rodeándole la cintura con los brazos para que no llegara a alcanzarlo.

—No hace falta llegar a esto —intervino Akaya, acercándose a él y le tocó la mejilla con los dedos. Yui se apartó y le lanzó una airada mirada—, ¿por qué no solucionáis esto de una vez? Podéis comprobar quién es mejor para Asaki.

Yui lo miró desconfiado. ¿Estaba planeando una palea?

—¿En serio? Por mí bien —dijo Aki, haciendo que Yui entrecerrara los ojos. No se le veía especialmente fuerte...—, pero, ¿quién hará de juez?

Akaya sonrió, sin dejar de mirarlo y Yui le devolvió la mirada, desafiante.

—Realmente no me importaría hacerlo a mí.

—Estàs loco —rió Aki.

—¿Interesado? —insistió Akaya sin dejar de mirarlo—. Sólo será una demostración de habilidades.

—Yui, vámonos —Shina tiró de su brazo.

—Venga, acepta —Aki se puso delante otra vez—, si no aceptas iré corriendo a donde Asaki a hablarle de los... fetiches por los niños de su novio, pero si aceptas, y me ganas, reconoceré que Asaki te prefiere a ti... y no volveré a molestarte nunca, ¿qué me dices? Será divertido, te lo aseguro.

Divertido... Malditos enfermos... pero tenía que haber un truco; Aki era físicamente más débil que él, más delicado, ¿a qué venía esa seguridad?

—Iré —aceptó Yui, tratando de alejar las dudas. Iba a ser un problema si le decían a Asaki que le habían visto con Shina y si había alguna posibilidad de poder cerrarle la boca para siempre a ese maldito... Vale, se moría de ganas de darle una paliza—, pero yo elegiré el lugar.

—¿El lugar? —Aki miró a Akaya.

—Si no aceptas no iré.

Akaya se encogió de hombros.

—Por mí no hay ningún problema.

—No lo hagas.

Yui miró a Shina.

—Tranquilo, terminaré rápido.

—¿Por qué aceptas eso? Mi hermano no estará de acuerdo.

Yui miró de reojo a Aki y Akaya que estaban cuchicheando a un lado.

—Asaki no tiene por qué enterarse.

Shina abrió mucho los ojos, pero recuperó la compostura rápidamente y lo miró como enfadado, apretando los labios.

—¿De verdad te importa mi hermano? Si lo quieres no hagas eso.

—¿Nos vamos? —Akaya se acercó a ellos—. Teno planes para más tarde. La agenda, ya sabes.

—Sí, ahora voy —gruñó Yui, mirando el ceño arrugado de Shina. Esperó a que Akaya se adelantara con Aki y se inclinó hacia el niño—. Solo será un momento. Soy bueno peleando y te prometo que te ayudaré. Tus hermanos no se enteraran... mira, espérame en la cafetería... —señaló con el dedo la cafetería que había estado hacía un momento y se veía a lo lejos—. Yo no me iré lejos. Buscaré un parque o callejón y no creo que la pelea dure mucho.

Shina lo miró pero esta vez con sorpresa.

—¿Pelea? Creo que no lo has entendido.

—¿Vienes o qué?

—¡Voy!

—¡Espera! —intentó detenerlo Shina, pero Yui lo ignoró, mirándolo solo un momento mas antes de unirse a los dos depravados. Shina lo miraba preocupado, demasiado realmente, como si no supiera qué hacer en ese momento; Yui dudó un segundo antes de cruzar con los otros dos, pero las ganas de golpear a Aki fueron mucho más fuertes y giró la cabeza antes de perderlo de vista.

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He tardado mucho en actualizar esta vez... pero no puedo hacer nada. He tenido unos problemillas y entre eso y estas fechas.... Encima todo eso se acumula y no es que esté precisamente inspirada :(

Aún así... FELIZ NAVIDAD (aunque días tarde xD) y feliz año nuevo!!!!! (aunque aún faltan un par de días para eso xD) Espero que el nuevo año sea mucho mejor para tod@s ^_^

Muchas gracias a tod@s!!!

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