Capitulo 30

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—Un club de putas.

—En serio... ¿puedes volver a repetirme qué es este sitio?

Yui miró la puerta de la mansión de cuatro pisos a las que Asaki le había conducido. Habían tomado un taxi al salir de la tienda de videojuegos y manteniendo esa expresión de inquietante misterio durante todo el camino, el modelo se había negado a decirle a donde iban.

—Una residencia de clase alta dedicada a la prostitución de todo tipo.

—De todo tipo...

—Sí.

Yui comenzó a reírse de manera histérica, sin apartar la mirada de los barrotes que lo separaban del cuidado jardín que se veía al otro lado. Diversas flores crecían perfectamente amontonadas en pequeños grupos cerca de donde se encontraban.

—Me voy a casa.

Se dio la vuelta con la intención de marcharse y buscar la carretera donde si tenía un poco de suerte pasaría un alma caritativa que lo llevara a la civilización... si no lo confundían con algún tipo de muñeco sexual producido en ese lugar y decidían divertirse con él... ¡Mierda! ¿Por qué seguía siguiendo a Asaki como si el maldito depravado fuera capaz de hacer algo normal?

—Espera —pidió Asaki divertido, agarrándolo del brazo para que no se moviera.

—No voy a entrar ahí.

—Relájate un poco.

—¡Estoy muy relajado!

Yui giró la cabeza para lanzarle una furiosa mirada al modelo pero encontrarse con su burlona mirada dorada y su sonrisa perversa no ayudó a que resultara muy convincente. ¡Lo prefería con toda la cara tapada!

Cuando se habían bajado del taxi, Asaki se había quitado las gafas de sol y la mascarilla después de quitarse la capucha, sacudiéndose el pelo con las manos. Un error, para la desesperada opinión de Yui que le resultaba molesto que alguien pudiera parecer listo para una nueva sesión fotográfica después de despeinarse un poco con las manos. Era molesto e irritante. Sí, era condenadamente molesto que pudiera ser tan guapo.

—¿Para qué crees que hemos venido aquí? —Asaki ladeó juguetonamente la cabeza y Yui tragó con dificultad, desviando la cabeza.

—¡Sea a lo que sea, paso!

Asaki comenzó a reír.

—Sólo vengo a ver a alguien.

—¿A ver a alguien?

Yui enarcó una ceja y gruñó algo más sin sentido. ¿Hasta se relacionaba con gente de ese lugar? ¡Bah! Ni siquiera le sorprendía a esas alturas.

—Sólo será un momento —prometió, tirando de su brazo para obligarle a entrar por la puerta que se abría automáticamente sin que ninguno de los dos hubiera llamado.

Yui se dejó arrastrar a medias, no muy convencido de lo que pudiera encontrar una vez llegaran al otro lado de la puerta de la mansión. De alguna manera, le aterraba más conocer las aventuras que Asaki pudiera haber disfrutado allí dentro o del tipo de placeres que ofrecían en ese lugar. O puede que las dos cosas estuvieran tan unidas que le pusieran de muy mal humor.

—Puedo andar solo —gruñó, dando un tirón a la mano del modelo.

Masato lo miró divertido y asintió con la cabeza.

—Como quieras.

Yui bufó y se mantuvo a su lado cuando Asaki llamó a la puerta y ésta se abrió casi inmediatamente después, sorprendiéndolo con la lúgubre presencia de un hombre delgadísimo y vestido completamente de negro que parecía que fuera a sufrir algún ataque si intentaba estirar la piel de la cara hasta esbozar lo más parecido a una sonrisa.

Eternidad (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora