Capitulo 35

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            Yui abrió los ojos lentamente. Aún sentía nauseas y le dolía de pronto todo el cuerpo. Con esfuerzo se llevó una mano a la frente.

            —¿Qué ha pasado? —murmuró, confuso, recordando poco a poco lo ocurrido mientras trataba de enfocar algo en la oscuridad en la que se encontraba.

            Asaki...

            Yui abrió exageradamente los ojos y se incorporó bruscamente, alarmado, recibiendo lo ocurrido antes de que perdiera el conocimiento tan lucidamente que aún podía sentir el calor de su propio cuerpo al sentir el del modelo.

            —Mierda... —musitó...

            —¿No crees que no deberías forzarte tanto?

            Yui giró con la misma brusquedad el cuello al oír la voz del modelo y casi dejó escapar un suspiro cuando lo encontró sentado en una silla cerca de la cama. Poco a poco se iba acostumbrando a la poca claridad de la estancia.

            Asaki se levantó, dejando lo que parecía ser una revista o un libro en las manos a un lado y se acercó a la cama, sentándose en el extremo.

            Yui siguió todos sus movimientos hasta que finalmente reaccionó, agarrando a Asaki con fuerza del jersey y tiró de él violentamente.

            —¿Fuiste con alguien?

            Los ojos de Masato brillaban peligrosamente bajo la poca claridad de la habitación, bajó la mirada hacia las manos de Yui que se aferraban fuertemente a su jersey, muy cerca de su cuello y luego volvió a mirarlo a la cara, sin intentar soltarse.

            —Suéltame, Yui.

            —Respóndeme.

            Yui notaba la histeria en su propia voz y también las oleadas de vergüenza y miedo que le subían hasta la boca del estómago y reventaban en su cabeza.

            Mierda...

            Volvía a marearse.

            —Eres un crío.

            Las manos de Asaki agarraron sus muñecas y se soltó fácilmente, manteniendo aferradas sus manos y las bajó hasta dejarlas sobre el colchón, sin soltarlas.

            —Te fuiste a buscar a alguien, ¿verdad?

            Asaki se mantuvo callado unos interminables segundos en los que Yui creyó que volvería a desfallecer.

            —¿Te refieres a después de que te desmayaras? —preguntó Asaki lentamente, arrastrando las palabras con suavidad.

            —¡Soy un hombre! —gritó Yui desesperadamente. Podía imaginarse la escena después de que él se desplomara. Asaki había estado excitado y era obvio que habría necesitado aliviar esa maldita parte de su cuerpo... y ni siquiera había tenido que buscar mucho para encontrar a alguien para que lo ayudara, incluso habría sido alguien muy experto, alguien dispuesto a satisfacer sus malditas y depravadas fantasías sexuales...—. ¡Sé lo que sucede!

            Y más si era él...

            Yui lo miró furioso y Asaki le sostuvo la mirada sin ningún problema.

            —¿Por qué supones que fui a buscar a alguien?

            —¡Estamos en una maldita casa de putas!

Eternidad (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora