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Dos miradas, dos miradas de las cuales una de ellas, caería en el día que estaba por venir. En mitad de una ciudad apodada como "el páramo", también llamada anteriormente "Abismo", o "Ciudad de Neón", ya no importaba el nombre, era una mezcla de las cosas horribles que había habitado en varias dimensiones.

La joven pelirroja fijaba la mirada en aquel sombrío tipo, el cual sería el causante del fin de todo, mientras que él, la miraba a ella, saboreando su miedo, su rabia, su impotencia.

- Bueno... - Comenzó a hablar el parásito - ¿Qué voy a hacer contigo?

- Tú dirás... Ya que, por lo visto, no se te puede matar - Respondió, con asqueo.

- Sí, sí... Te seré sincero, Ellen... No puedo matarte - Aquellas palabras sorprendieron a la chica.

- C-cómo...

- Como lo oyes... Antes, te mentí, no puedo deshacerme de Lein, no del todo, al menos. Agh... El chico es más listo de lo que pude prever, cuando me adentré en su cuerpo, pensé que no se daría cuenta... Pero me la jugó, ¿sabes? Me selló con él dentro de ese cuerpo, ese estúpido brujo...

- ¿Y qué tiene que ver eso conmigo...?

- ¿Todavía no lo entiendes? No puedo matarte, porque una pequeña parte de él siempre quedará en mí, y evitará que te haga cualquier daño... Reconozco que se lo montó bien, yo le tendí una trampa, pero, él a mí también, ja...

- Es decir, que estamos en tablas... Yo no puedo matarte con mis propias manos, pero tú tampoco - Frunció el ceño.

- Exacto... Así que, te propongo un trato... Ven conmigo, sé que, en el fondo, tú misma deseas volver al interior de esa burbuja, donde puedes ver a Lein, donde puedes tener tu propia vida... No tendrás que preocuparte por el exterior de ese pequeño mundo que crearé para ti.

- Estás como una puta regadera si piensas que voy a hacer tal cosa, jamás me iría contigo a ninguna parte.

- ¿No? ¿Estás segura de eso? - Acto seguido, las vides a espaldas de Ellen, las que sujetaban a Heather y Brooke, comenzaron a moverse - ¿Sabes qué? Creo que me voy a cargar a una de tus dos amiguitas, para motivarte.

- ¿Qué? ¡N-no, espera qué...! - Las vides que rodeaban a Brooke se volvieron tensas, una de ellas se dirigió directamente a su estómago, atravesándola por completo. De pronto se destensaron, dejando caer el cuerpo al suelo - ¡¡BROOKE!!

- ¡¡No!! - Heather gritó, aún atrapada.

- A-agh... - Una mancha roja comenzó a aparecer en su jersey, estaba tumbada, no podía moverse.

- ¡Brooke, Brooke...! - Ellen se acercó corriendo - ¡Eh, eh...! - Le inclinó un poco la cabeza, y la puso sobre sus rodillas.

- D-duele...

- Lo siento... L-lo siento... - Ellen había cambiado su expresión completamente, fue ahí cuando conoció al verdadero Redda, el monstruo que jamás dudaría en matar a alguien, aunque fuese por pura diversión. La chica miró a Heather - Hay que hacer algo, ya...

- Se acabó, voy a...

- ¡¡Quieta ahí!! - Redda le hizo lo mismo a Heather, aunque aumentando el tamaño de la herida.

- ¡AAGH! - También cayó al suelo.

- ¡Heather!

- ¿Pensabas que no iba a darme cuenta de que todavía te quedaba algo de la energía que tomaste prestada a Kloum tras su muerte? Claro... Así has llegado hasta aquí, ¿eh? Maldita marioneta inútil... - Le dio una patada en el estómago - ¡¿Esperabas el momento más oportuno, Heather?! ¡JA! Nunca es el momento, solo estorbas... Es lo que fuiste siempre, y lo que serás hasta que te mate del todo.

La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora