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Ellen estuvo hablando hasta tarde con Lilly, le contó sobre lo ocurrido con Mark en la universidad, la tarde con Lein, y lo extraño que había sido que se fuera tan a prisa. Su amiga era una romántica, por lo que coincidió con el tío Sam, quizá debía dejarse llevar y no zanjar tan de golpe nada con su nuevo compañero de clase. La joven sabía que no iba a pasar nada entre ellos, porque no era lo que buscaba, no tenía la cabeza para esos trotes, aunque le vino bien tenerle a su lado durante el día.

A la mañana siguiente, nuestra protagonista se levantó como otro día más. Se había despertado contenta, había descansado y se notaba llena de energía. Se duchó, se vistió, se maquilló y bajó a desayunar. Sam le había dejado una nota pegada en la cafetera. "Esta noche tienes que venir conmigo, porfiii... Harvey no se encuentra demasiado bien, necesitaré algo de compañía, no vaya a ser que me ataque un ciervo y pase algo malo, ja, ja". Ellen suspiró con dejadez y tiró la nota a la basura, ya la había leído, así que, ¿por qué dejarla en la cafetera? No le apetecía demasiado acompañar a Sam al Bosque Rústico, le daba malas vibras, pero... Después de todo, ahora vivía en su casa, se lo debía. Así que le escribió un mensaje.

- Enhorabuena, tu nota me ha "cautivado" y te acompañaré al bosque turbio de las narices...

- ¡Lo sabía! Mi sobrina nunca me falla. Oye, tengo que dejarte, estoy con un cliente, nos vemos a la tarde. ¡Chao!

- Vale.

Ellen nunca era demasiado habladora por mensaje privado, siempre fue una muchacha de las que disfrutaba más quedar con alguien y hablar directamente, que escribirle. Lilly siempre le decía que usara emojis, o la gente pensaría que es una borde, pero, a ella eso le daba igual.

Condujo hasta la universidad y se sentó en su sitio. Esperó a que llegara su compañero, para preguntarle por qué se había marchado el día anterior, pero no apareció. El profesor llegó a comenzar la clase, y Lein no asomaba por ninguna parte, así durante todo el día. ¿Dónde se había metido? Ellen tampoco le había pedido su número, no tenía forma de contactar con él. Se acercó a la cafetería, para ver si se lo encontraba allí, pero tampoco. Era muy extraño, faltar al segundo día de matricularse... No lo pensó demasiado, supuso que estaría enfermo o le había surgido alguna urgencia.

La chica decidió pasar a ver a Lilly, que estaba trabajando en la carnicería de sus padres. Tenía tiempo hasta la noche, así que fue a ver cómo estaba.

- Hola - Saludó a sus padres primero.

- ¡Hoola Ellen! ¿Cómo estás, hija? - Preguntó la madre de Lilly, mientras troceaba un trozo de carne.

- Bien, bien... Tirando.

- Sentimos mucho lo de tu madre... Lilly me ha contado que ahora vives con tu tío, no sé si le conocemos de vista o... - Continuó su padre.

- Creo... Creo que no habéis coincidido nunca, es verdad.

- Bueno... Es igual, buscas a Lilly, ¿no? Está fumando fuera, no hay mucha faena ahora mismo así que, tenéis un rato.

- Perfecto, ¡gracias! - Los padres de Lilly siempre habían tratado como una segunda hija a Ellen, hace unos años, nuestra protagonista pasó varias noches seguidas durmiendo en casa de su amiga, debido a que su madre invitaba a gente peligrosa a casa. Nunca le echaron en cara el haberle ofrecido un plato más en la mesa aquellas noches, eran muy amables. La joven se encontró con su amiga - Ey, tú. ¿No te han dicho nunca que fumar perjudica la salud?

- Mmm algo he oído, pero, no me gusta dejarme llevar por los rumores - Dijo, entre risas, mientras sujetaba el cigarro. - ¿Qué haces aquí? Creí que tirarías para casa después de clase. ¡Oooh...! ¿Ha pasado algo interesante entre Lein y tú y vienes a contármelo? - Se ilusionó solita.

La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora