Heather cogió una bandeja con comida y atravesó una de las puertas del pasillo junto a Ellen, conducía a unas escaleras de caracol, y en lo alto, otra puerta. ¿Por qué estaría ese tal Derek tan alejado del resto? Nuestra protagonista sabía que Heather, Lein y Brooke tenían sus dormitorios en el mismo pasillo, no entendía la diferencia entre ellos y el otro chico.
Terminaron de subir, Heather sacó una llave de su bolsillo y abrió. Al hacerlo, Ellen pudo ver un pasillo, pero... Realmente no esperaba encontrarlo de tal manera. El lugar parecía estar "congelado", había varias formas puntiagudas por todos lados, la joven al principio pensó que se trataba de hielo, pero... No hacía frío, y aquellas cosas sólidas... Parecían "cristalizadas". Al final, había otra puerta, la que seguramente, llevaba a la habitación de Derek.
- Qué es... ¿Qué es todo esto? - No dejaba de mirar alrededor, llegaba hasta el techo.
- Bueno, ah... Cristales, no te acerques a ellos, podrías... Tú no te acerques.
- ¿Está bien ese chico? - Se preocupó.
- Depende... No es como nosotros. Por eso está aquí, apartado.
- ¿Kloum le dejó aquí? Eso no está bien...
- Oh, no, fue él quien lo decidió - Le entregó la bandeja de comida. - Igual le viene bien ver una cara nueva, no te preocupes, estarás bien, es buena persona.
- Vale... - Sostuvo la bandeja y se dirigió a la puerta del fondo. Había pan, un poco de agua, arroz y lo que parecía ser un poco de lomo.
La joven abrió la puerta y entró. La habitación tenía los mismos cristales que el pasillo, pero por algún motivo, aquí había menos, estaba más despejado. Aquello parecía una cárcel, no era como la habitación de Heather, por decir algo, estaba totalmente vacía. Lo único que había era un colchón tirado en el suelo, con una persona tumbada sobre él, dándole la espalda a la puerta.
- Márchate - Una voz calmada sonó sobre aquella cama. La chica se quedó inmóvil durante un segundo, no sabía cómo reaccionar. - ¿No me has oído? Déjame en paz, no tengo hambre - Habló de nuevo, con un tono más mosqueado.
- P-perdona, es que... Te dejo la bandeja y me voy, no pretendía molestar... - Ellen se agachó, dejó la comida frente a ella, y se dispuso a dar la vuelta y marcharse.
- E-espera... - Se levantó, algo había cambiado - ¿Quién...eres? - Se quedó en la lejanía.
- Umm... Me llamo Ellen. Supongo que soy... "la nueva", o algo así.
- Yo, ah... Derek. Siento haberte hablado así, creía que eras... Es igual - Caminó hasta ella. - Es un placer, Ellen.
- No pasa nada, igualmente... - ¿Cómo era posible que hubiera cambiado tanto la situación? Ellen estaba algo cortada. - En fin, yo... Te dejo comer tranquilo.
- No, espera - Dio un paso. - Gracias por... Traerme la bandeja.
- De nada, sin problema.
- Oye, sé que va a resultar un tanto extraño, y que, viendo el panorama de esta habitación, no sea muy agradable, pero... ¿Te apetece quedarte un rato? Hace tiempo que no llega nadie nuevo aquí y... Pareces simpática.
- Bueno, ah... Vale, hagamos una cosa - Le miró a los ojos. - Me quedo y hablamos un rato, pero, tú tienes que comer algo. ¿Qué me dices? - Le sonrió, mezquinamente.
- Caray, esto... Está bien, trato hecho - Sonrió, aunque apenas se notó.
El chico cogió la bandeja, y se la llevó al lado del colchón, sentándose en él, apoyando la espalda en la pared. Ellen hizo lo mismo, se sentó a su lado, mirando la puerta desde el otro extremo de la habitación. El joven parecía tener hambre, aunque se hubiera negado a comer al principio, nuestra protagonista comenzó a fijarse en él. Era moreno, con el pelo oscuro y ondulado, despeinado, con unos ojos marrones algo apagados. Llevaba la ropa rasgada por distintos sitios, ¿acaso se había estado peleando con alguien?
- Bebe un poco, o al final te atragantarás - Decía la chica, sonriendo.
- Ya, ah... ¿Quién te ha mandado aquí?
- Heather, por lo visto no te llevas mucho con el resto de gente de por aquí, eso me ha parecido, vaya.
- Me llevo bien con Brooke, es buena chica, el resto... No los trago, por así decirlo. Oye y... ¿A qué viene lo de los guantes? ¿Tienes... quemaduras, o algo así?
- No, umm... Si toco a alguien... Acaba muerto - Lo dijo algo distante.
- Eso es... Una mierda, lo siento - Agachó la mirada.
- Lo es, sí... ¿Y a ti qué te pasa? ¿Por qué estás aquí? ¿Qué es eso de las paredes? - Señaló los cristales.
- Es... Largo de contar.
- No tengo adónde ir, así que... Expláyate.
- Uff... Vale. Resumiendo, vivía en un mundo destruido, unos monstruos lo arrasaron todo. Y algunas personas, como yo, teníamos un tatuaje, eso nos identificaba como inmunes a un virus formado a partir de esas cosas. Por azares de la vida... Resultó, que yo era un fallo en el sistema, no era inmune, acabé infectado y... Morí.
- Guau... Has debido de pasarlo horriblemente mal, es... Lo siento.
- Aún no te he respondido. Esas cosas de la pared... Es parte de lo que te hace el virus, te cristaliza por dentro, te vuelve agresivo, peligroso... Kloum me sacó de allí, pero jamás debió hacerlo.
- ¿P-por qué no?
- Si salgo de este sitio... Del Limbo, la infección vuelve a empezar. Y créeme, es mejor no estar aquí cuando eso pasa, va y viene...
- ¿No puedes ir a otras dimensiones?
- Puedo, pero... No por mucho tiempo. Tampoco quiero ayudar a ese tío, me sacó de mi dimensión, sin tener en cuenta si yo habría querido acabar aquí.
- Bueno... Es mejor que estar muerto, ¿no?
- No para mí, creo que hay personas que merecían estar aquí mucho más que yo - Parecía como si el chico se hubiera perdido en sus pensamientos durante unos segundos. - En fin...
- Comparto eso, supongo... Lo que importa es que, somos nosotros los que aún podemos hacer algo.
- ¿Hm? - Le miró, extrañado.
- Igual es porque vengo de un funeral y estoy muy sentimental, no lo sé, pero... Ya que estoy aquí, y que no tengo opción de recuperar mi vida... No quiero quedarme quieta, no podría - Dijo, con la vista fijada al techo.
- ¿Como, una especie de responsabilidad?
- Exacto. Sabiendo que puedo ayudar en otras dimensiones... Salvarlas... Quizá esa sea mi nueva meta - Se quedó callada unos segundos. - A ver, está claro que a la universidad no voy a volver, así que, tendré que entretenerme con algo, ¿no? - Se rio.
- Es una buena forma de enfocarlo, sí.
- Quizá deberías probar a utilizar ese "enfoque", ¿hm?
- No... Por el momento no, pero gracias por intentarlo.
- Bueeno... - La joven se levantó - Debería irme, voy a ver qué puedo hacer.
- Claro, gracias otra vez por la comida - Le sonrió, mientras le daba la bandeja.
- No hay de qué - Se dirigió a la puerta, y justo antes de cruzarla, paró un segundo. - Oye Derek... ¿Echas de menos tu dimensión? Ya sabes... Donde vivías.
- No... Echo de menos a mis amigos - Le respondió, sin pensarlo siquiera.
- Ya... Pues nada, volveré a ver cómo estás, y créeme, te convenceré para salir de este agujero, soy muy insistente - Le miró, con una sonrisa malévola.
- Sigue manteniendo esa fe, te vendrá bien - Y el muchacho se quedó allí, tumbado, en su burbuja.
Ellen tenía miedo de Derek, pero desde que había hablado con él, le parecía un buen chico. Quizá algo depresivo, aunque, viniendo de un mundo como el que describía, no era para menos, su mirada cansada transmitía el horror que había sufrido. La chica se sentía con suerte de haber vivido en una dimensión mucho más tranquila y segura.
Decidió volver a la sala donde se encontraba Kloum, la puerta estaba abierta. Allí, estaban Lein y Heather, parecían estar hablando de un tema importante, nuestra protagonista decidió acercarse y ver qué ocurría.
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La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3
FantasyHay una vieja historia, la de una cuna desgastada que aparece en mitad del bosque, da miedo, asusta, pero al mismo tiempo, fascina y atrae a las personas. Una luz morada brilla en su interior, deseando que alguien entre en contacto con ella, y cuand...