5

1K 78 45
                                    

Tras aquello, Lein insistió en que le había surgido algo, debía marcharse. La joven lo sintió algo repentino, pero no preguntó, le agradeció el haber pasado la tarde junto a ella y se despidieron. ¿Por qué se había largado tan de repente? Desde que había visto aquel dibujo en su cuaderno... ¿Qué había cambiado?

La joven se subió al coche, validó el ticket del parking y condujo hasta casa. Una vez allí, Sam estaba en la cocina, preparando algo de cenar.

- Ey, ¿cómo ha ido?

- Bueno... Bien, supongo.

- ¿"Supongo"? Anda, deja las bolsas en tu habitación y cuéntame.

- Voy - Se fue hacia arriba, se quitó las botas y dejó en la cama todo lo que había comprado, ya lo ordenaría luego. Bajó y volvió a entrar en la cocina. - Listo. ¿Qué estás cocinando?

- Arroz al curry, ¿te vale?

- Sí, genial, tengo hambre.

- Guay, pues ve preparando la mesa, hoy cenamos en el salón.

- ¿Dan algo en la tele?

- Pues muchas cosas, pero hoy, solo me interesan las noticias, ha ocurrido algo no muy lejos de aquí.

- Anda, ¿en serio?

- Sí, pero ya lo veremos luego en el informativo. Cuéntame tu tarde.

- ¡No hay gran cosa que contar! - Decía desde el salón - ¡Ha ido bien pero luego se ha largado de improvisto!

- Caray, a lo mejor tu amigo es un superhéroe.

- ¡No, peor, es un mago! - Dejó la mesa preparada y entró en la cocina de nuevo - Sacó una flor de la nada.

- Eeeh... Eso es que le gustas.

- No sigas por ahí por Dios... Por un momento me dijo que estábamos teniendo una "cita" y he tenido que aclararle que no busco nada.

- Venga ya... Pobre chico - Se hizo el enfadado. - Eres muy mala, vive un poco. No te estoy diciendo que empecéis a salir de pronto, pero se le ve buen chaval, intenta conocerle mejor. Puede, que en algún momento...

- ¿Quieres parar? Esto no es como una peli ochentera, Sam. Y a pesar de que muchos de los adolescentes hoy en día se comen los morros, bueno, y otras cosas, y luego se conocen... Yo no tengo ganas de estar con nadie ahora mismo.

- No te estoy diciendo que tengas que estar con alguien, pero no te cierres puertas, a veces, conocer gente nueva es lo mejor. Y Lein parece un buen chico, dudo que pudiera pasarte nada a su lado.

- Si le has visto cinco minutos - Ellen hizo una mueca.

- A ver, bonita. Me he quedado toda la tarde en casa para que tú pudieras salir y desconectar, estoy seguro de que no me habrías dado plantón si no te apeteciera estar con él.

- Eres... Te lo estabas guardando para echármelo en cara, ¿verdad? - Se hizo la ofendida.

- ¡Así es! Y ya que te has dignado a quedar con él, moléstate en conocerle mejor, no lo dejes como "otro compañero de clase". Tengo derecho a opinar, me has cambiado por él, así que mi voto es importante.

- Para ya... - Comenzó a reír.

- Bueno, ¿y alguna idea de por qué se ha largado de pronto?

- Que va... Le estaba enseñando mi cuaderno de dibujo, ya sabes, el de los sueños. Y de repente, su cara cambió...

- Jobar... Pues sí que habrá flipado con tu "destreza" dibujando.

- ¡No ha sido por eso! No sé... Incluso te diría que estaba asustado.

La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora