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[4 MESES DESPUÉS]

Era de noche. En una calle común, de un barrió común. Todas las casas, parecían iguales, y, de hecho, lo eran, aunque había una distinta... Una casa en particular, que estaba siendo rodeada por bomberos, los cuales lograban apagar las llamas que había dejado un gran incendio dentro de esta.

A su vez, la policía estaba allí, junto a un par de ambulancias. Una de ellas, partió, dejando la casa atrás, mientras que, en la otra, una joven estaba sorbiendo una taza de té, con una manta sobre sus hombros, hacía algo de frío. Parecía tranquila, incluso, sabiendo, que la que ardía, era su casa. Tenía el pelo largo, de un pelirrojo apagado, ondulado y unos ojos de color miel, que implicaban una mirada dulce, aunque su expresión era algo amarga. En cuanto a la ropa, llevaba una chaqueta marrón, sobre una camisa verde a cuadros, una falda negra y unas medias oscuras, algo rasgadas. Su calzado, unas botas bastante usadas. Una agente de policía se acercó a la muchacha.

- Hola... ¿Cómo te encuentras? - Pregunta, mientras se sienta a su lado.

- Estoy bien, gracias por el té - La chica estaba hablando con la misma agente que le había llevado aquella taza.

- No hay de qué, hace frío, esto es mejor que cualquier refresco ahora mismo.

- Tampoco hace tanto frío, y si lo tuviera, hey, siempre puedo entrar en mi casa - Señaló, respondiendo con sarcasmo, no parecía muy afectada, como si no fuera consciente de la gravedad de la situación.

- Vale... Oye, tengo que hacerte unas preguntas, ya sabes, por protocolo, ¿de acuerdo? - Sacó una pequeña libreta y un boli.

- Sí, claro.

- Bien, ¿tu nombre?

- Ellen Mason.

- ¿Mason qué más?

- Harris.

- Estupendo, no estabas dentro de la casa cuando ha ocurrido, ¿dónde estabas?

- Al principio de la calle, venía de trabajar. Vi la explosión desde lejos y llamé a emergencias.

- Bueno... Hiciste bien, en llamar tan rápido. Lo que ha ocurrido ha sido un accidente, debes de estar aún en shock... Siento mucho lo sucedido.

- ¿Sabe cómo ha sido? - Ignoró totalmente el pésame de la mujer.

- No realmente, aunque es probable que haya sido algún fallo de la caldera, ya que olía a gas cuando hemos llegado.

- No ha sido un fallo de la caldera... Ha sido mi madre.

- ¿C-cómo? - Preguntó, confusa.

- Déjelo... - De pronto, un coche se paró frente a la casa, Ellen se levantó. - Gracias por el té, pero me tengo que ir, ¿tiene alguna pregunta más para hacerme?

- P-pues... No. Tienes que dejarme un número de teléfono y una dirección para que podamos contactarte.

- Claro, apunte.

La joven le dio los datos necesarios, asegurándole que estaría en casa de su tío Sam, quien había venido a buscarla. Ellen se metió dentro del coche, y ambos se fueron de aquel horroroso escenario. Ninguno habló durante el camino, fue una situación incómoda, por suerte, llegaron a la casa de Sam con rapidez. Dejaron el coche en el garaje, y ambos entraron.

Ellen se sentó en el sofá del salón, y quiso encender la televisión, pero su tío le quitó el mando de las manos, y se sentó a su lado.

- Oye... La cosa no va a ser bonita estos días que están por venir, y sé que no hace falta que te lo diga, porque lo sabes, pero... Si necesitas hablar, desahogarte... - Sam era un buen tipo, era el hermano de la madre de Ellen, mayor que ella. Tras el accidente, la joven no sabía a quién llamar, no sabía dónde quedarse, y dado que era el único que se interesaba por ella y su madre en toda la familia, pensó que sería la mejor opción.

La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora