4

1.3K 76 88
                                    

Nuestra protagonista y su compañero llegaron a la calle donde vivía Sam, nunca había demasiados coches, así que era fácil encontrar sitio para aparcar. Ambos bajaron del vehículo, y caminaron en silencio en dirección a la entrada de la casa. Ellen no sabía muy bien qué le iba a decir a su tío, pero sabiendo cómo era, no creyó que le importara demasiado.

Introdujo la llave y abrió la puerta. Ellen dijo hola en voz alta, Sam le respondió desde el salón. Lein se quedó en la puerta, parecía algo cortado, pero nuestra protagonista le hizo señas para que pasara, era absurdo que se quedara fuera.

- Bueno... ¿Cómo te ha ido el día? - Preguntaba Sam, mientras veía la televisión.

- Umm... Bien. H-he venido con... - Miró al chico durante un segundo - Un amigo - No sonó muy convincente.

- Oh - Su tío se levantó -, vaya, encantado, soy Sam - Se mostró amable con el muchacho, le dio la mano.

- Es un placer, yo soy Lein.

- Me ha ayudado hoy en... Un asuntillo de la uni - La joven no quería preocupar a su tío.

- Ey, pues genial.

- Sí, sí, muy bien. Oye Sam, ¿hablamos un segundo? En privado.

- ¿En privado? ¿Vamos a planificar cómo enterrar vivo a tu amigo o algo así? - Dijo, entre risas.

- Con doce años me metieron en una caja enorme y tuvieron la idea de enterrarme. No fue más que una broma de mis compañeros, al parecer fue gracioso... Desde el otro lado de la caja, claro - Lein sonreía contando aquello, aunque forzadamente, ¿qué clase de chalados tenía como compañeros?

- Caray... - Ellen se quedó traspuesta un segundo - Bueno, Sam, vamos a la cocina - La joven le cogió de la manga del jersey. - ¿Me matas si te digo de aplazar lo de ir al centro hoy? Es que, me ha propuesto tomar un café y no quiero parecer desagradecida.

- Claro que no me importa, bobita. Y oye, es guapo - Sam le hizo una mirada pícara.

- Nononono... NO. No te confundas. Solo quiero ser amable, ¿vale?

- Vale, vale... Ve con él y pásalo bien. Pero aprovecha y cómprate algo de ropa, ¿de acuerdo?

- Sí, voy a subir al cuarto a dejar las cosas de clase y cogeré dinero - Se acercó y le besó en la mejilla. - Eres el mejor tío del mundo, te compensaré, gracias.

Y así lo hizo, la joven subió corriendo a su habitación, vacío el bolso, dejando las cosas de clase y cogió algo de dinero por si encontraba algo que le gustase, ya de paso, aprovechó para ir al lavabo. Una vez bajadas las escaleras de la casa, Lein le acompañó a la puerta, se marcharon de nuevo hacia el coche.

De camino al centro, estuvieron charlando.

- Tú tío es majo, da buen rollo.

- Sí, menos mal que le tengo en mi vida, es como "un foco de luz" brillando entre mi sombría vida, siempre estuvo ahí para mí.

- ¿Y tus padres? ¿Cómo es que no vives con ellos?

- Bueno ah... - Ellen no tenía ganas de hablar sobre ello, así que trató de ser simple - Nunca conocí a mi padre, y mi madre murió.

- Ahí va... O-oye, lo siento mucho, no pretendía... - Se dio cuenta de que la había fastidiado.

- No, no... Es igual. Supongo que es mejor así, no lo sé.

- Bueno, lo importante es que estés bien con tu tío, y eso es lo que parece.

- Sí, son días muy raros. Mira, ya estamos llegando - La chica entró al parking del centro comercial, sacó un ticket de la máquina y aparcó en una de las plazas, con suerte, no había coches en su zona. Subieron las escaleras mecánicas y se acercaron a la cafetería del lugar. Pidieron un par de lates y se sentaron en las mesas de fuera. - Bueno, y además de mirar fijamente a la gente, ¿qué es lo que haces?

La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora