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Aquella misma noche, Ellen dio mil vueltas en la cama, no conseguía dormirse. Decidió levantarse e ir a por agua a la cocina, tenía la garganta seca. Bajó con cuidado las escaleras, deseando no tropezar y despertar a Sam, tuvo suerte, pero, notó que algo no iba bien. Fue como un cosquilleo en la nuca, una sensación extraña, quiso coger el vaso y volver lo antes posible a su habitación.

Utilizando el flash del móvil, se dirigió finalmente a la cocina, una vez allí, abrió uno de los armarios y cogió un vaso de cristal. Buscó la garrafa de agua y lo llenó hasta arriba, casi se desbordaba. Fue bebiendo poco a poco, mientras pensaba, ¿por qué no lograba coger el sueño? Tal vez, se sentía culpable por no mostrar pena por su madre, cuando estuvo en el funeral, quiso llorar su muerte, pero no ocurrió. Notaba que no estaba actuando como con normalidad, como se suponía que debía actuar ante la pérdida de un familiar. Se sentó, encogiéndose de brazos sobre la mesa.

- ¿Ellen? - Su tío apareció de repente.

- ¡Ah! - Se asustó, no le esperaba para nada - T-tío Sam...

- ¿Qué haces...? - Se acercó, encendiendo la luz.

- Es que... T-tenía sed - Se retiró el pelo de la cara.

- Ya... ¿Y esos ojos lagrimosos? - Cogió una silla y se puso a su lado - Vamos, cuéntame - Su voz era tan calmada.

- N-no... No es nada, en serio - Se levantó. - De verdad que solo tenía sed.

- A ver, bonita, que no nací ayer... - Su tío le miró a los ojos - ¿Y bien?

- Pff... - Volvió a sentarse - Vale, ah... No sé qué me está pasando ahora mismo, me siento rara, me siento mal... Y no lo entiendo - Sin casi notarlo, había empezado a llorar. - Llevo horas tirada en la cama, girando para un lado, para el otro... Y no dejo de pensar en que no me merezco estar tranquila.

- ¿Que no lo mereces? ¿P-por qué? No has hecho nada malo, cielo.

- ¡Sí, sí lo he hecho...! Cuando vi que sacaban a mi madre de la casa, y la metían dentro de una bolsa... Me dio igual... No dije nada, no pude sentir nada... Cualquiera diría que estaba "preparada" para eso, pero no lo estaba... Simplemente, lo viví así. Como un día normal... - Dio un golpe en la mesa.

- Oye... Estas cosas nunca son como uno creen que deberían ser, quizá estuviste en shock, es muy probable, y puede que ahora estés saliendo de eso. A mucha gente le pasa.

- No... No es lo mismo.

- ¿Entonces? ¿No te sientes mal por lo de tu madre?

- No... Sam tú mismo sabes cómo me trataba... A mí, y a todos. ¡Era destructiva, era un monstruo de persona, y lo que le ha pasado se lo merecía!

- No digas eso... Nadie se merece algo así.

- ¡Sí que se lo merecía! Le metí en tres centros de desintoxicación, no sirvieron de nada, me prometió cientos de veces, que cambiaría, por mí... Desde los cinco años prometiéndome cosas... Y yo como una idiota le creía. Siempre he intentado ayudarle, aplacé mis estudios para poder buscarme dos trabajos y mantener la casa...

- Estaba enferma, Ellen.

- Sí, y además era una persona horrible - Le miró, seria. - Nunca te contó cómo perdí uno de esos trabajos, ¿verdad? Una mañana me soltó "Pasas mucho tiempo fuera de casa, quiero que te quedes aquí conmigo". A lo que yo le respondí "Paso tiempo fuera de casa porque alguien tiene que pagar la hipoteca". Y ese mismo día, me metió en el bolso una bolsita de metanfetamina, para que me echaran...

- Joder... Lo siento, yo... No sabía...

- Exacto... No es algo que vayas diciendo por ahí, como comprenderás - Respiró profundamente. - Por una parte, siento que debería estar triste, todo el mundo me lo dice, no paro de recibir mensajes de ánimo, con emojis tristes y es... Odioso. Pero, por la otra, me siento ligera, tranquila. Sin esa ansiedad asomando por cada rincón de mi vida... ¿Cómo debo sentirme, Sam?

La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora