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Era un lugar tranquilo, una habitación, por la que corría el aire, gracias a una ventana que permanecía abierta. Las cortinas de ésta, eran ligeramente empujadas por el viento, y poco a poco, aquel cuarto comenzó a iluminarse, debido a que los rayos del Sol empezaban a llegar. La habitación tenía armarios, estanterías, un par de mesitas de noche, y una cama doble, en la que, entre las sábanas, dormía una tierna pareja.

Una joven, de un pelo castaño y largo, contemplaba con admiración a su novio, el cual, todavía permanecía dormido. Poco a poco, el chico abrió los ojos, con una mirada calmada, inspiraba tranquilidad, y esas ojeras... Le daban un toque único.

- Buenos días, dormilón... - Dijo ella, sonriendo.

- Eh... - Bostezó - Buenos días.

- Te preguntaría si has dormido bien, pero... - Soltó una ligera risa - Tienes la marca de las sábanas en la cara.

- Uff, sí... ¿No podemos quedarnos todo el día en la cama?

- Suena bien, pero... Tenemos algo pendiente, ¿recuerdas? - Arqueó una ceja la chica.

- Oh, sí... Vale, me levanto - Y por fin puso los pies en el suelo, poniéndose recto. - ¿A qué hora hemos quedado?

- A las 13, y son las 10:15 así que... Date un poco de prisa, anda.

- ¿Prisa? Pero si queda un buen rato...

- Bueno, tú hazme caso, espabila - Parecía insistente por algún motivo.

- Que sí... Que ya voy, me ducho y cogemos el coche.

- Te voy a preparar algo de desayunar, de mientras - Ella también salió de la cama.

- ¿Tú ya has comido algo o qué?

- Pues claro, llevo horas despierta, me ha dado tiempo hasta de recoger el lavaplatos.

- Madre mía, no me entero de nada...

- Pues como siempre, Isaac - Se burló.

- Ja, ja, qué graciosa.

- Anda, vete de una vez a la ducha, te veo abajo en la cocina - Salió de la habitación.

- Genial, ahora solo falta no partirme el cuello de un resbalón - Isaac cogió algo de ropa y se dirigió al lavabo. Mientras se calentaba el agua, echó un vistazo a su móvil, ojeando el calendario para ver cuándo tendría otro meeting sobre su libro, fue entonces cuando vio la fecha... Caray, ya hacía dos años.

Se duchó, se secó el cuerpo con la toalla, y usó el secador para peinarse ese pelo rebelde que siempre tuvo. Una vez vestido y acicalado, bajó a la cocina, donde Megan les esperaba, con un gofre servido en un plato.

- Vaya... ¿Gofres? - Se sorprendió.

- Sí, bueno, me ha dado por sacar la gofrera antes y... Quedaba masa, así que, pensé que te apetecería.

- Eres la mejor, Meg... - Le dio un pequeño beso - Ni siquiera me acordaba de que teníamos gofrera - Se rio.

- Oh, pues no has visto nada... Mira lo que encontré en el super ayer - Abrió la nevera y cogió algo.

- Venga ya... ¿En serio?

- Síp, ¿no es increíble? Pensé que no volvería a ver más.

- Zumo de ciruela... Dios, esto es tan... nostálgico.

- Demasiados años sin verlos, ¿eh?

- Y que lo digas... Oye, hablando de años, he mirado la fecha que es hoy y...

La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora