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Se acercó al centro de la sala, junto a los demás, que escuchaban cómo Kloum les decía cuál iba a ser su próximo destino. La presencia de Ellen hizo que se detuviera la charla, le miraron, siendo el foco de atención.

- Ah... ¿Interrumpo algo? - Preguntó, con timidez.

- Oh, no, Ellen. Kloum nos está dando una nueva dimensión a la que ir, parece ser que uno de los parásitos de la cuna ha aparecido.

- Es culpa mía, siento que ocurriera aquello.

- No lo sientas... Debías acabar aquí, era tu destino - Mencionó Kloum. - Esto debía ocurrir para poder tenerte con nosotros, Ellen - A la joven se le hacía extraño verle flotar en el aire.

- Bueno... ¿Puedo ir yo?

- ¿Qué? ¿Ya quieres comenzar con esto? Pensé que necesitarías algo más de tiempo - Dijo Heather, extrañada.

- No... No, qué va. Necesito hacer algo ya, o me volveré loca, creo que salir y ayudar me vendrá bien - La joven no quería comerse la cabeza quedándose en el Limbo.

- Vale, entonces... - Heather volvió a mirar a Kloum - Que vaya en mi lugar, que acompañe a Lein. Yo me quedaré cuidando de Brooke, la fiebre le ha bajado, pero... Es mejor hacerle compañía.

- Está bien... Ellen, pase lo que pase, haz todo lo que te diga Lein. Son parásitos peligrosos... Debéis tener cuidado - Su voz sonaba tan débil...

- Tranquilo, Kloum, yo cuidaré a la novata pelirroja - Dijo, despeinando a nuestra protagonista. - No dejaré que le pase nada. En fin... ¿Vamos? - Le miró.

- Umm... Sí, te sigo.

Pusieron rumbo a la sala donde se encontraba aquel enorme orbe de luz, Lein saltó sin dudarlo, y se perdió entre la luminosidad de tal maravilla. Ellen dudó unos instantes, después de lo que le había enseñado su compañero, debía ir con cuidado, y estar atenta. Saltó.

Volvió a poner los pies en el suelo, nada más levantar la vista, el chico le preguntó si se sentía mareada, pero nuestra protagonista estaba de una pieza. No parecían estar en un mundo distinto, Ellen pensó que se trataba de su dimensión incluso. Avanzaron, contemplando lo que tenían alrededor. Parecía un descampado, vacío, aunque se oía ruido tras una pequeña colina, que tapaba lo que quisiera que hubiera allí. Ambos se acercaron, curiosos, y al asomarse, contemplaron que había un montón de gente, aquello parecía una especie de feria.

- Caray... Cuánta gente, ¿qué es todo esto? - Preguntó Lein, en voz alta.

- Parece un mercadillo, mira qué de cosas tiene la gente - Las personas del lugar, llevaban bolsas cargadas de ropa, cosas antiguas, juguetes... Como si fueran a regalárselas a alguien. - Eh, mira... Todos se están poniendo en la misma dirección.

La gente del lugar comenzó a ponerse en una fila horizontal, esperando "algo", Lein y Ellen no comprendían la situación, siguieron observando. Había mujeres y hombres con muñecos de acción en las manos, llorando de alegría, como si algo increíble estuviera a punto de ocurrir.

Y de pronto, del extremo de la montaña más lejana, una onda expansiva, con un color extraño, se acercó a gran velocidad. Nuestros protagonistas se pusieron a cubierto, pero, el resto de personas del lugar no, incluso saltaban de alegría, no podían contener los nervios. La onda les alcanzó, a ellos y al resto de la zona. Ellen abrió los ojos, con algo de miedo y confusión, cuando pudo darse cuenta del cambio, quedó patidifusa.

- Lein... - Le puso la mano en el hombro - Fíjate, es... ¿Qué es esto?

Todo estaba en un tono blanco y negro... El mundo, la gente, absolutamente todo. Era como haber metido un filtro delante de una lente, pero aplicada a todo el lugar, quién sabe hasta dónde llegaría aquello. La gente sonreía, se alegraba, era de locos.

La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora