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Las dos chicas pasaron el día en el centro comercial, paseando, charlando, más tarde fueron a buscar un vestido para Ellen. La joven no buscaba nada muy atrevido, no era una chica a la que le gustara destacar demasiado, por lo que buscó algo simple, pero aplicado. Logró encontrar uno de un color azul marino, que tenía algún detalle de blanco, con la zona de la falda algo pomposa, era ideal para la chica, le encantaba. La pelirroja ni siquiera pensó en un calzado, le gustaba cómo quedaba junto a las botas negras que llevaba, hacia juego con sus guantes, dando un buen equilibrio de color.

Tuvieron tiempo de tomar un último café, antes de ir en dirección al pub, donde Ellen se reuniría con su compañero. Llegaron con tiempo, al entrar en el local, había algo de gente, todavía era pronto. El responsable del pub, se acercó a saludar:

- Bienvenida de nuevo, Ellen.

- Hola Gus, ¿cómo va todo por aquí?

- Bien, tengo un par de mesas reservadas que están esperando a ser ocupadas, pero de por sí, en su línea - Gus era un hombre maravilloso, siempre le sonreía a todo el mundo, trataba muy bien a toda persona que entraba en su local.

- Eso es genial, ah... ¿ha llegado ya Henry?

- Sí, está atrás cambiándose, deberías hacer tú lo mismo - Entonces se percató de la presencia de su amiga. - Vaya, ¿quién es esta chica que va contigo?

- Hola, soy Brooke, es un placer - Siempre tan educada.

- Una amiga, ha venido a oírnos - Aclaró Ellen.

- Vaya, pues seguro que queda boquiabierta.

- No sé yo... Brooke, ve con Gus mientras me preparo, tómate algo si quieres.

- Oh, vale - Sonrió la chica.

- Venga conmigo, señorita - El hombre la agarró del brazo para guiarla.

- Uy, qué amable, gracias Gus. ¡No tardes en salir, Ellen!

- Sí, sí... - La joven puso rumbo al vestuario. Nada más abrir la puerta, se topó con su compañero.

- ¡Agh! ¡E-Ellen! - Y ahí estaba Henry, el guitarrista más amable que nuestra protagonista había conocido. No había terminado de vestirse, todavía le faltaban los pantalones, se cubrió con las manos.

- Tranquilo, Henry, no voy a ver nada que no haya visto ya en mi vida... - Dijo rebajando la situación.

- Tú sí que sabes quitarle peso a una situación ¿eh? - Respondió, con sarcasmo, subiéndose los pantalones por fin. Era un joven de un pelo revuelto, castaño claro, con unos ojos de un tono verdoso que infundían calma, y un lunar arriba de su ceja izquierda - ¿Todo bien?

- Sí, todo fenomenal... ¿Tú?

- Bien, no me puedo quejar, el horario que tengo en el cine es bastante relajado esta semana, nadie va a ver una película al mediodía así que... Tengo tiempo para relajarme - Henry trabajaba en un cine vendiendo las entradas y las palomitas, a veces le contaba a Ellen cosas horribles sobre el dueño de aquellos cines. En una ocasión, le contó cómo unos aperitivos habían caducado, y su jefe quería venderlos en vez de pedir una caja nueva... Asqueroso.

- Eso está bien - La chica dejó su bolso en el banco y sacó el vestido de su interior.

- Síp, ah... Creo que mejor te dejo cambiarte tranquila, voy a...

- Espera, voy a necesitar que me ayudes con la cremallera.

- ¿Q-qué? Ammm.... Vale - Se dio la vuelta. - Tú avísame.

La Cuna del Bosque (COMPLETO) - Libro 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora