—¿Qué ha pasado? —preguntó Harry.
—Creo que Brooke y Alex están discutiendo. ¿Puedes ir despacio?
Harry siguió mis órdenes y bajó la velocidad del vehículo. De esta forma, pasamos lentamente por donde estaban discutiendo.
Brooke se quedó paralizada cuando nos vio. Levanté mi mano para despedirme y decir adiós. Sin embargo, ninguno de los dos reaccionaron.
—Qué cosa más extraña —comenté.
—La verdad es que sí. Estaban actuando un poco raro durante la comida.
—Solo espero que Brooke esté bien.
—Llámala cuando sepas que él no está cielo, y así sales de dudas.
—Eso haré, pero no creo que tenga muchas ganas de hablar conmigo.
La mano de Harry pasó de controlar la marcha de cambios a posarla sobre mi muslo.
Todo había pasado ya.
No había sido tan malo como pensaba que iba a ser, pero estaba emocionalmente agotada. Necesitaba descansar y no levantarme en varios días.
El camino a casa se me hizo bastante corto porque iba demasiado ensimismada en mis propios pensamientos. Los chicos pararon en paralelo en la parte de atrás de casa y nos dijeron que iban a tomar algo. Yo me negué alegando que tenía que descansar.
Entré y subí como pude las escaleras, porque sólo podía pensar en meterme en la cama y olvidar todo lo que había pasado.
Me sorprendí cuando Harry entró también en mi habitación y bajó la persiana.
—A dormir, cariño.
—¿Tú también tienes sueño? —le pregunté.
—No mucho, pero me apetece estar contigo en la cama.
Una gran sonrisa me invadió y como si me hubiese dado energía, me levanté de la cama y me quité la ropa para después destapar las sábanas.
Me acomodé entre los cojines mientras miraba como el castaño desabotonaba su camisa. No tardó mucho tiempo en seguir mis pasos y meterse en la cama conmigo.
—Descansa preciosa —susurró mientras se acercaba para abrazarme.
Comencé a notar el calor de su cuerpo y en cuanto sus brazos me rodearon, dejé que todos los pensamientos me invadieran.
▶▶
Un sonido metálico me hizo levantarme de un sobresalto. Tardé un poco en situarme y recordar dónde estaba. Harry se movía a mi lado.
Con la mirada, busqué el móvil que no dejaba de sonar, hasta que me di cuenta que era el mío.
Me levanté de la cama rápidamente y descolgué.
—Hola, Dani, soy Perrie.
—Hola, Perrie. Dime.
—¿Estabas dormida?
—Un poco, no te preocupes. Ya tenía que levantarme.
Harry se sentó en la cama y me miraba con cara extraña.
—Perdóname. Te llamaba para avisarte que ya están los billetes para Londres.
—Qué bien, muchas gracias.
—Se los he mandado al correo electrónico de Harry porque el tuyo no lo tenía.
—Está bien, luego se lo pido.
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Our Song | Harry Styles
RomanceDanielle escribe canciones desde que tiene uso de razón. Para escribirlas, siempre se ha inspirado en novelas o en historias que su abuela le contaba. Su vida dará un vuelco cuando debe decidir si dedicarse a la música por completo, aceptando las co...