Disco Treinta y Cuatro: ¿Lista?

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La mesa que estaba a nuestro lado no dejaba de hacer ruido.

Eso permitía a mi mente un poco de distracción y me daba tiempo para debatir si contarle a Harry qué era aquello que me había preguntado mi madre.

No es que fuese algo muy allá, pero involucrar a Harry en cosas que eran tan personales, era como darle una llave a otra puerta. Una puerta más escondida, una a la que casi nadie tenía acceso.

Por su lado, Harry se había mostrado lo más amable y compresivo posible. Mi cara, mi actitud y mis movimientos habían cambiado. Todo iba un poco más despacio. Y parecía que nunca iba a salir de esa nube de tristeza que se había formado a mí alrededor.

—Dani... —las manos del castaño se deslizaron y cruzaron la mesa para llegar a las mías. —Siento haberte vuelto a sacar el tema, no hace falta que me cuentes nada.

Cuando me atreví a mirarlo no vi en él más que preocupación y malestar. Llevaba toda la comida dándome mi espacio, pero ahora que ambos habíamos terminado, sólo me quedaba está oportunidad.

—Tampoco es para tanto. Quizás dramatizo un poco.

—Sé cuando te pones dramática, y este no es el momento. No le quites importancia a cómo te sientes —respondió rápidamente.

Y así, con sus manos dando pequeñas caricias sobre las mías y mi cabeza llena de pensamientos, decidí contárselo y abrirme en canal con el joven que estaba delante mía. Si iba a intentarlo con él, lo intentaría hasta el fondo. Aunque cabría la posibilidad de arrepentirme después.

—El aniversario es una fiesta que hace mi madre desde hace un par de años, desde que mi padre murió —la expresión corporal de Harry cambió y se inclinó hacia mi dirección, poniendo toda la atención posible.

»Así que no es más que la celebración de la muerte de mi padre. A ver, no es así como tal. Sino más bien, es una fiesta en su honor y en su memoria. Mi madre es muy espiritual y a toda la familia le pareció bien.

—¿Y tú no vas? —preguntó.

—No, sólo ha hecho un par. Pero siempre le he puesto la excusa de la universidad. Un examen, una entrega, un viaje con Brooke. No siento que esté preparada.

—Ya, entiendo.

—Es solo que no puedo hacer como si no la hubiese cagado. Dar un discurso emotivo sobre cuánto quería a mi padre y cuánto lo echo de menos, Harry, porque no es verdad —sin darme cuenta comencé a elevar mi tono de voz.

—No seas tan dura, D. Era tu padre y aunque no sepas...

—No, Harry. Esa noche todos perdimos algo, él tuvo la elección de no beber y aún así lo hizo. Y en esas condiciones, cogió el coche. Podría haber muerto mi madre, mi hermano o incluso yo.

Para ese momento, mis ojos ya estaban cargados de lágrimas y el castaño se dio cuenta. Por lo que se levantó y pagó la comida, para luego llegar a la mesa y llevarme al coche lentamente. Si no hubiese sido porque su brazo me rodeaba, en ese momento me hubiera roto en mil pedazos.

El camino a casa fue silencioso y Harry no hacía más que darme caricias cuando los semáforos estaban en rojo. Al llegar, no me dejó alternativa. Agarró mi mano y subió directo a mi habitación. Doy gracias porque ninguno de los chicos estuviese en ese momento en el salón o en la cocina. Cuando cerró la puerta tras de sí la energía cambió.

Como si fuese un zombie, me dirigí a la cama y me tumbé en ella. El castaño siguió mis pasos y se tumbó delante mía.

—Dani, no puedo darte consejos ni puedo decirte qué hacer, pero tienes que cerrar esa herida, cariño. Por ti, por tu familia y por tu padre. No puedes dejar que una mala decisión opaque a las buenas.

Our Song | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora