Disco Treinta y Cinco: Down

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—Yo no estoy cerrado al amor —contestó Harry.

—Pues tu comportamiento dice todo lo contrario —refutó Niall.

—Es que me da igual lo que opines sobre mi comportamiento.

—¿Y qué hay con Jane?

Harry, quién se había mantenido en el sofá del lado del rubio se levantó enfurecido y se dispuso a salir del estudio. Una parte de mí quería salir detrás de él y pedirme explicaciones sobre todo lo que estaba pasando. No sabía quién era esa tal Jane y mi lado perverso me hacía preguntarme que si mantenía lo nuestro en secreto era porque quizás tenía más frentes abiertos.

Tan pronto como llegó esa idea, se fue. No podía dejar que mis pensamientos autodestructivos hicieran mella en lo que Harry y yo teníamos. Miré hacia mis manos y abrí la libreta que me había regalado en París. Pasé mis dedos por su dedicatoria, su firma, y sus palabras volvieron a resonar en mi pecho.

Sin embargo, no podía negar que me sentía apartada y que la posibilidad de que Harry me estuviese mintiendo no dejaba de rondarme.

Por eso, intenté concentrarme en la canción que Niall y yo teníamos casi acabada. Al rubio le parecieron bien los últimos cambios y llamó a Liam para que ayudase con los apuntes para los productores.

—Sólo falta el título, chicos —comentó Liam.

—Anna sería muy evidente —dije bromeando.

—No, pero sí. ¿Quizás algo como "Down"?

—¿"Long way down"? —preguntó Liam.

—Ese me encanta —comenté. —¿Podéis cantarla una vez juntos?

—Claro. Toca, Niall.

Y aunque pareciera que lo pedí para revisar la letra, necesitaba escuchar un poco de música. Necesitaba hundirme con la melodía, para luego volver más fuerte.

Las voces de los chicos quedaban tan bien, que en ocasiones se me erizaba la piel. El sofá en el que me encontraba parecía absorverme y por un momento, no estaba allí, estaba en otro lugar, en mil pensamientos y en ninguno a la vez.

Cuando los chicos terminaron estaban más que emocionados por la canción y por la noche que se abría entre nosotros.

—Venga Dani, hoy vamos a reventar la pista de baile —dijo Niall mientras extendía su mano en mi dirección.

Con la ayuda del rubio me levanté del sillón y entré a mi habitación a prepararme. Una parte de mí, seguía inquieta pero la adrenalina se abrió paso en mi sistema y decidí disfrutar de la noche.

Por eso, al abrir las puertas de mi armario agarré un vestido corto negro que sabía que iba a revolucionar a Harry. O eso esperaba. Solté mi pelo y me pinté los labios de rojo a juego con las botas cortas del mismo color que llevaba. Cuando me miré en el espejo vi a una mujer llena de seguridad y confianza. Y me lo creí, aunque sólo fuese una ilusión, decidí hacer ese papel aquella noche.

Cerca de media hora después, las voces de los chicos llegaban a mis oídos y me apresuré a terminar de vestirme. Antes de bajar las escaleras me asomé y vi que Harry ya estaba abajo pero no despegaba la mirada de su teléfono. Por eso, estiré mi figura, repasé mi pintalabios y me dispuse a bajar.

Louis fue el primero en verme bajar por las escaleras y esa sonrisa pícara que lo caracterizaba volvió a aparecer en su rostro. Me esperó al final de la escalera para tenderme una de sus manos y hacer que diese una vuelta.

—Vas a romperla esta noche, Dani —me habló.

—Espero no romper nada —contesté.

Intercambiamos algunos cumplidos entre los chicos y yo, pero Harry seguía absorto en la pantalla de su teléfono. Todo el armazón de seguridad y confianza comenzaba a romperse por momentos. Entonces apareció el orgullo, que era mucho más peligroso que los sentimientos anteriores.

Our Song | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora