La vuelta a casa fue un completo desastre y aburrimiento. La pesadez y el cansancio de todos los días que habíamos pasado fuera habían causado en todos un estado de ánimo horrible.
La noche de la fiesta no había ido mucho más allá de unas cuantas palabras con Harry, las cuales habían sido las últimas. Vino a buscarme a la azotea y aunque intenté no sentirme enfadada, lo estaba. En cierta forma me había sentido abandonada. No sé qué esperaba que pasara aquella noche, pero no pasó. Se comportó un tanto distante cuando nos fuimos de la fiesta y ha mantenido su postura hasta el momento. Tal es esto que incluso le había pedido a Niall que le cambiara el asiento del avión. La cara de Niall, la mía y la de todos los chicos era un poema en el momento que Harry hizo aquella petición. Pero rápidamente Niall puso una película para los dos y estaba en todo momento hablando conmigo.
Cuando llegamos a la habitación de hotel que compartía con Harry, este pasó primero y se fue directo a la ducha alegando que estaba muy cansado y necesitaba dormir. Esperé a que bajara, estuve atenta a sus pasos, y cuando me harté de la situación me salí a la terraza y cerré la puerta. Cuando ya no podía más con el frío, me fui a dormir. Al día siguiente no vi al castaño hasta justo antes de subir al avión.
Aquella noche sola y el tiempo del vuelo, me habían servido para hacer una reflexión de todo lo que habíamos vivido. Me negaba a dejar que su comportamiento estropeara lo bien que habíamos estado y todo lo que había significado aquel viaje. Y es que, por mucho que quisiera estar enfada con él, en el momento que recordaba el tacto de sus labios el malestar de mi cuerpo desaparecía.
Me dejé el tiempo del vuelo a mí misma para pensar y cuando aterrizamos, había llegado a la conclusión de que lo que había pasado, había sido un ataque de romanticismo. Quizás el castaño se arrepentía de todo, aunque me prometió, que no lo iba a hacer. Así que lo mejor que podía hacer era actuar como si nada hubiese pasado entre nosotros. Había vivido una aventura, no sabía muy bien si de amor. Me mentalicé que había sido con una persona diferente al muchacho que estaba delante mía terminando de cenar.
—Qué asco volver a estar en casa —dijo Louis.
—No está tan mal. Además, tenemos trabajo. Estamos un poco retrasados con el disco.
Liam sujetaba una especie de informe con las canciones que ya se habían producido y con el tiempo que le quedaba al disco por salir. Era raro crear un disco y tener fecha de lanzamiento antes de terminar de escribirlo.
—Dani, ¿cómo vas? ¿Tienes algunas ideas? —Liam me preguntó mientras se preparaba a anotar las ideas.
—Bueno, sí, unas cuentas. Ninguna terminada. La otra noche escribí una en la fiesta, pero creo que Perrie está interesada en ella. Primero quería hablar con vosotros porque claramente, si os gusta, la podemos plantear.
—Si le ha gustado a Perrie nos matará si la haces con nosotros —comentó Niall.
—Además, está bien que escribas tus propias canciones —aclaró Louis.
—¿Estáis todos de acuerdo, entonces? —pregunté.
Todos esperábamos que Harry dijera algo. No había cruzado palabra conmigo desde hacía un día, así que la tensión, se podía notar.
—Sí, Danielle, adelante.
La forma en la que pronunció mi nombre hizo que un escalofrío me recorriese la espalda. Todos guardamos silencio.
—Pero quiero escucharla, de todas formas, un adelanto —dijo contento Niall.
Pensé en la canción, en lo que significaba y en lo que iba a suponer cantarla en aquel momento.
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Our Song | Harry Styles
RomanceDanielle escribe canciones desde que tiene uso de razón. Para escribirlas, siempre se ha inspirado en novelas o en historias que su abuela le contaba. Su vida dará un vuelco cuando debe decidir si dedicarse a la música por completo, aceptando las co...