Disco Veintiséis: París

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Al cabo de un rato Harry se separó de la vista y se sentó a mi lado en la cama.

—He pedido algo para cenar. Espero que no te importe.

—No, no, no pasa nada. Yo no tengo hambre.

—No tonta, que he pedido algo para ti también.

_Ah vale.

El silencio volvió a nosotros. Miles de pensamientos daban vueltas en mi cabeza y en mi pecho. Sabía, o más bien, sentía que él podía notar todos mis sentimientos. ¿Pero qué era lo que yo sentía? Harry me gustaba, claro que me gustaba. Pero el hecho de que teníamos mil ojos encima y de que un puñetero contrato nos impedía, de forma legal, estar juntos, no me dejaba pensar en él de la manera que yo quería.

Harry se levantó para abrirle la puerta al servicio de habitaciones. Con toda la dificultad del mundo bajó una gran bandeja. Cuando lo vi, me levanté y acerqué una de las mesas de la habitación a la cristalera. En la bandeja habían un par de bebidas y unos crepes que me hicieron sonreír.

—Mañana cenaremos algo sofisticado, pero no quería que te fueras sin probar unas crepes.

—Gracias Harry, de verdad.

El castaño colocó uno de los platos en la bandeja para lo que parecía irse a su habitación.

—Harry, ¿cenas conmigo? —le pregunté. Harry se frenó y volvió a colocar la bandeja donde estaba al principio. —Si no quieres, no pasa nada.

—Claro que quiero Dani, sólo...Nada, no es nada.

—Vale...

Cenamos escuchando el sonido de la lluvia y el sonido de la música que salía de mi móvil y se había quedado tirado en la cama. Cuando terminamos de cenar, dejé la mesa en su lugar y me volví a la cama. Sin decir nada Harry subió la bandeja y al ver que no bajaba, me metí en la cama.

Desbloqueé mi teléfono y paré la música, contesté un par de mails para mañana y puse la alarma. No pude evitar abrir la galería de mi teléfono y ver todas las fotos que habíamos hecho hoy. Tenía mil fotos de Harry en todas las formas posibles. La última, en el coche antes de que empezase a llover. No sé en qué punto comencé a llorar.

En mi pecho se estaba formando un vacío cada vez más grande y de pronto, sólo quería volver a casa y olvidarme de todo lo de mañana. Al poco tiempo, escuché unos pasos bajar las escaleras. Como pude me sequé las lágrimas y me incorporé.

—Hola —dijo Harry.

—Hola.

—¿Estabas dormida? —dijo mientras se acercaba a la cama. Al verme más de cerca, su cara cambió. —¿Estás bien?

—No lo sé. ¿Estás tú bien?

Al decir aquello, pareció que me leyó el pensamiento y se acercó más a mí.

—Sé que te debo una explicación, de verdad que lo sé. Pero tengo miedo Dani, tengo miedo...A decir algo que no debo y no poder dar marcha atrás.

—Créeme que te entiendo Harry...Siento hacer que te sientas mal...

Harry agarró mis manos y me acercó a él.

—Que no eres tú, Dani. Tú, tú me haces sentir la persona más.... La persona más afortunada del mundo.

Soltó mi agarre y se levantó de la cama.

—Estoy cansado, Dan. Estoy harto de no poder decirte todo lo que siento. De no poder aprovechar cada segundo que paso a tu lado como querría. Porque puede que mañana me levante y no estés. Y me mata. Yo no quería esto, no lo busqué, pero me pasa contigo. He intentado todo, he intentado olvidarte, alejarte, y no puedo Dani. Lo siento. No puedo dejar de pensar en ti a cada puto momento de mi existencia.

Our Song | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora