Disco Treinta y Ocho: Deseo

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—¿Lo dices por la canción? —preguntó Harry.

Los días anteriores habían sido tan estresantes y tan duros que necesitaba escuchar una respuesta positiva por parte de Harry. Sólo necesitaba que me dijese la verdad y que fuese que sí.

—Claro, idiota —le contesté ansiosa.

Poco a poco, el castaño se movió en mi dirección acercándose cada vez más.

—¿Me estás preguntando que si te dije que estaba enamorado de ti?

Rodé mis ojos al cielo por el tono burlón de su voz y porque estuviese riéndose de mí.

—Harry... —le supliqué mientras me llevaba las manos a mis sienes y daba pequeños masajes.

Cuando abrí los ojos y aparté las manos, Harry estaba a pocos centímetros de distancia.

—Sí, cariño. Te dije que te quería.

Sus palabras salieron de su boca como el mejor de los sonidos. Mi corazón pareció derretirse en el momento en el que aquellas palabras se asentaron en lo profundo de mi pecho.

Y después de tantos días sin sonreír, una amplia sonrisa me dejó.

—¿Por qué querías saberlo, Danielle? —sus manos buscaron las mías y comenzó a dar pequeñas caricias en mis dedos.

Me sentía como una adolescente de quince años cuando no pude aguantarle la mirada.

—No sé... Yo sólo quería saber si...

—¿Qué quieres saber, preciosa?

Sus labios estaban tan cerca de los míos que toda la habitación perdió el enfoque. Mi mente se concentró en los hoyuelos que se marcaban en sus mejillas y en la forma en las que sus labios se movían para dejar paso a sus palabras.

Cuando me armé de valor comencé a hablar:

—Quería saber...Si aún...Si me quieres, Harry.

Una de las manos de Harry rodeó mi mejilla y eliminó la distancia que había entre nuestros labios. El contacto me pilló por sorpresa y envío una corriente de electricidad a mi cuerpo.

Tan pronto como fui consciente de lo que estaba pasando, Harry agarró mi cintura con sus grandes manos y me acercó a él. Sin dudarlo, acompañé el movimiento y me acomodé sobre sus piernas.

El contacto, pasó de ser dulce a mostrar la necesidad y la pasión que llevábamos guardando tanto tiempo.

Mis manos pasaron de su espalda, hasta sus hombros, para acabar introduciendo mis dedos en su pelo.

Sus labios no dejaban ni un segundo a los míos. Depositaba besos cortos para después sujetar mi labio inferior entre sus dientes y tirar de él para abrir mis labios.

Cuando noté su lengua acariciar mis labios, un pequeño gemido se me escapó provocando que Harry sonriese en mi boca.

Las manos del castaño se introducían sin reparo en mi camiseta y recorrían mi piel a su antojo.

No recuerdo en qué momento se separó de mí.

—¿Te he resuelto todas las dudas? —preguntó.

—No, aún no sé si de verda...

El castaño me pegó a su cuerpo y colocó una de sus manos en un lado de mi cara.

—Mírame, Dani.

Como pude levanté la vista y pude contemplar sus ojos verdes y su ceño fruncido escudriñando mi rostro. Cuando me vio sonreir se relajó y dijo:

Our Song | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora