Disco Tres: Comienzos

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En aquel momento no sabía a quién recurrir.

Estaba demasiado impactada. Es cierto que ya llevaba tiempo escribiendo canciones y estaba acostumbrada a las reuniones y a los contratos, pero esto era demasiado para mí.

Lo que más me perturbaba era el tema de "convivir". Podía entender la facilidad para componer, pero eso sería...dejarlo todo. Dejar mi universidad, mi piso, mis compañeros...

Aunque por otro lado, el dinero solucionaría muchas cosas. Mi madre no tendría que hacer doble turnos ni trabajar los domingos y yo podría ser independiente algún día.

Con mi cabeza hecha una maraña de pensamientos fui a ver la única persona que sabía que podría ayudarme. En vez de coger el bus para llegar hasta allí, fui paseando. Sentía que entre toda la gente, mis problemas y yo éramos insignificantes.

Al llegar a aquel edificio se sumó una cosa a la lista de por qué debería aceptar el trabajo. Quería sacar a mi abuela de aquella residencia.

Tiempo atrás, mi abuela vivía con nosotros pero mi hermano y yo éramos pequeños y no nos podíamos hacer cargo de ella y mi madre, siempre trabajando, tampoco podía. Por lo que mi abuela decidió irse a esta residencia. Mi abuela siempre decía que estaba bien en este lugar, pero todos sabíamos que era mentira, por lo que yo la visitaba siempre que podía.

Al llegar a recepción di el nombre de mi abuela y me dijeron que estaba preparándose para comer. Subí las odiosas escaleras, qué largas eran y qué ruido hacían. Parecían que de un momento a otro se iban a desplomar.

Si acepto el trabajo mi abuela podría estar en una mejor residencia.

En una grande, con jardines, en la que pudieran pasear.

Intentaba acallar la voz de mi interior en el momento en el que cruzaba la puerta y veía a mi abuela. A diferencia de las otras habitaciones, la suya radiaba felicidad y luz. Habíamos hecho todo tipo de manualidades para decorarla durante el verano.

Y allí estaba, en aquella silla de ruedas que tanto nos pesaba. A toda la familia. Que nos recordaba que algunos errores son para siempre.

—Hola abuela —dije desde el marco de la puerta para no asustarla.

—Hola Dani, cariño no esperaba verte esta semana, ¡qué sorpresa!— dijo intentando incorporarse y con una gran sonrisa en la cara.

Algo en mi pecho se encogió cuando noté que estaba incómoda, que algo le dolía. Así que entré en la habitación y me senté a su lado.

—¿Cómo estás abuela?

—Pues bien Dani, desde esta ventana se ve un día maravilloso —y por primera vez en todo el día, miré al cielo, y era verdad. Hacía un día estupendo— El Sol siempre trae buenas noticias y mira por donde, has aparecido tú.

Ahí estaba el sexto sentido de mi abuela. Nunca fallaba.

—De eso venía yo a hablarte abuela...

—¿Del Sol?— dijo mientras levantaba una ceja con clara ironía.

—No abuela, de una noticia— y no pude evitar sonreír porque ella estaba ganando. Siempre le contaba mis cosas, pero ella ya las sabía. De pequeña pensaba que era una bruja, y quién sabe.

—¿Es buena o mala? Si es mala, prefiero no saberla.

—No sé aún qué tipo de noticia es— dije en un susurro y era verdad. Estaba tan agobiada que agaché la cabeza y sentí que no tenía fuerzas para levantarla.

—Dani, cariño, ya sabes que me puedes contar lo que sea— me consoló mientras me sujetaba cariñosamente las manos.

—Esta mañana he tenido una reunión y bueno, me han hecho una oferta de trabajo— me paré para tomar aire mientras mi abuela me decía con la mirada que continuase hablando— y lo cierto es que es una buena oferta. Quieren que escriba canciones como siempre, pero que participe más en el proceso. Es un trabajo a tiempo completo. Y el dinero, el dinero no es un problema porque...

Our Song | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora