Una de las manos grandes de Harry se introdujo por debajo de mi falda y mis pulsaciones aumentaron de forma brusca. Apoyé la parte trasera de mi cabeza mientras que el castaño repartía besos por mi cuello. Instintivamente, elevé la pierna en la que Harry tenía puesta su mano y rodeé su cadera.
Los besos y las caricias iban y venían. El deseo cubría cada poro de mi piel. Se me olvidó por completo dónde estaba ni qué hacía allí, sólo podía pensar en el olor del perfume de Harry y en el sabor a menta de sus besos. En un determinado momento atrapé sus labios entre mis dientes y tiré ligeramente de ellos. Una sonrisa de malicia se deslizó por su rostro.
—Dani...—susurraba entre beso y beso. —Danielle, me vuelves loco.
Conforme sus palabras salieron de su boca, sus brazos agarraron mi cintura y me elevó del suelo. Comencé a reír de una forma escandalosa mientras intentaba agarrarme a su cuerpo.
—¡Harry! Idiota, ¡bájame!
El sonido de su risa invadió la habitación, pero la tensión no disminuía. Al contrario, parecía crecer con el contacto de nuestros cuerpos. A los pocos segundos, me soltó sobre uno de los tocadores. Me acomodé y subí las piernas a la mesa, de forma que podía flexionarlas levemente. Harry se alejó para coger una botella de agua del sillón y fue cuando me miré al espejo del tocador.
Toda la habitación estaba mal iluminada. La oscuridad dominaba casi toda la estancia, menos la zona en la que estaba sentada. Las grandes bombillas recorrían el marco del espejo. Mi reflejo dejaba mucho que desear. El recogido se me había deshecho ligeramente, no quedaba nada de mi pintalabios y tenía los labios hinchados de color rosa. La parte del vestido que me llegaba al cuello estaba torcida. Mis ojos se dirigieron a las joyas que Harry me había regalado y que brillaban sobre mi piel.
Abracé mis piernas cuando entendí que estaba echa un desastre, pero hacía mucho tiempo que no me sentía tan completa.
Los pasos de Harry me sacaron de mis pensamientos y nuestras miradas se encontraron a través del espejo. Sus ojos verdes ahora parecen casi negros y su pelo estaba igual de despeinado que el mío. Me sentí mal en ese momento porque no sabía si aquello le molestaba. Si quizás no le gustaba mi forma de besar o la forma en la que mis manos recorrían su espalda.
Poco a poco, la atmósfera del momento pareció ir desapareciendo y una sensación pesada me llenó el estómago. Intentaba por todos los medios olvidarme de todas las cosas negativas y la culpabilidad que parecía ser un pensamiento común en mi mente. Era joven y tenía que disfrutar de mi juventud, de estos momentos, de él.
Harry se colocó justo detrás mía y sus brazos me rodearon. Apoyó su cabeza sobre la mía y sonreía como una idiota al pensar que en realidad, hacíamos buena pareja.
—¿Qué te pasa? —pregunto cuando la risa llegó a mí.
—Nada, no sé. Creo que nunca te digo lo guapo que eres suficiente —el castaño rodó sus ojos y besó mi cabeza.
—Yo tampoco te digo lo preciosa que eres.
Escondí mi cabeza entre mis piernas cuando dijo eso. Como respuesta, sus manos bajaron por mi espalda y subieron. Se detuvo un poco más en mi nuca, dándome pequeñas caricias circulares a ambos lados de mi cuello.
—Sí, por favor —le supliqué mientras cerraba los ojos y dejaba ir toda la tensión que empezaba a acumularse.
—Cariño, eso ha sonado muy mal —dijo cerca de mi oído. —Puedo hacerte mil cosas. Todas muchísimo mejores que esto.
Rápidamente mis mejillas se volvieron de color rojo y no me atrevía a abrir los ojos. Harry esperaba mi respuesta, pero yo sólo sonreía y mantenía mis ojos cerrados.
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Our Song | Harry Styles
RomanceDanielle escribe canciones desde que tiene uso de razón. Para escribirlas, siempre se ha inspirado en novelas o en historias que su abuela le contaba. Su vida dará un vuelco cuando debe decidir si dedicarse a la música por completo, aceptando las co...