Cuando llegamos a casa estaba todo el mundo dormido, o por lo menos todos estaban en sus habitaciones. Entramos entre risas e intentando no hacer ruido. Las manos de Harry no se quitaban de mi cintura y aunque intentaba separarme de él, no me dejaba. Me di la vuelta y le di un corto beso en los labios para que se conformase un poco. Se alejó y rebuscó en el congelador algo mientras yo me senté en la barra de la cocina.
La noche había ido genial y la tensión entre nosotros había desaparecido. Harry también se había dado cuenta y todo su cuerpo se movía en una especie de nube. Estaba feliz y su estado de ánimo contagiaba al mío. En la playa se nos había hecho más tarde de lo que me hubiese gustado, pero el poder estar tumbados sin nadie cerca era todo lo que necesitábamos.
Puse mi dedo índice en mis labios para señalar que debía dejar de hacer ruido ya que no dejaba de rebuscar por los cajones de la cocina. Cuando se giró para verme llevaba entre sus manos un bote de helado de chocolate y dos cucharas.
Se acercó hasta donde yo estaba y tuve que reprimir un grito cuando dejó el helado sobre mis piernas. Instintivamente, abrí las piernas y el bote de helado se quedó en el hueco que formaban mis piernas. Harry bajó sus manos y comenzó a quitar la tapadera. En aquel momento todo pareció perder enfoque. Parecía que sus movimientos estaban concentrados en el helado, pero su sonrisa me decía otra cosa. Sus manos rozaban mis muslos y el frío de la noche parecía desaparecer por momentos. Aunque intenté abrir las piernas lo más posible, el castaño volvía de una forma u otra a rozar mi cuerpo.
Finalmente, terminó de quitar la tapadera y agarró una cuchara para comenzar a comer helado. Como vio que mi cuerpo no reaccionaba, tomó un poco de helado y lo acercó a mi boca para comiera. Abrí lentamente mis labios y el castaño deslizó la cuchara entre ellos. No quería pero cerré los ojos porque la tensión del momento me superaba. Harry suspiró y volví a abrir mis ojos.
Rápidamente quitó el helado de entre mis piernas para sujetar mis caderas y acercarme al filo de la barra. Sus labios fueron directos a mi cuello y ante su frío contacto, giré mi cabeza para dejar más piel a su dominio. Sus manos comenzaron a introducirse por mi camiseta hasta agarrar con fuerza mis costados. Mis piernas rodearon su cintura y conforme sus besos subieron por mandíbula sus manos apretaban el agarre. Cuando llegó a mi boca, mi cuerpo era un fósforo andante. Nuestros cuerpos estaban completamente pegados y podía sentir sus músculos tensarse debajo de mis piernas.
—Dani... —susurró en oído.
—Harry, por favor no puedo...Yo... —le dije pegando mi frente a la suya.
De golpe, se escuchó en la parte de arriba el sonido de una puerta abriéndose. Como pude me bajé de la barra y Harry me sujetó entre sus brazos. Me separé de él empujándolo con suavidad y me dispuse en el otro lado de la cocina. Poco a poco los pasos se escuchaban más cerca. La figura de Niall apareció bajando las escaleras. El rubio llevaba una lata de cerveza en la mano y aún tenía puesta su ropa. Harry frunció el ceño cuando lo vio y se acercó al marco que daba paso a la cocina.
—¿Qué tal, Niall? —preguntó Harry.
El rubio pasó por su lado sin siquiera mirarlo hasta que llegó a la basura de la cocina y depositó en ella la cerveza. Harry se acercó a él pero Niall volvió a ignorarlo. Los movimientos de Niall parecían lentos y metódicos, como si ya se hubiese encontrado en este estado más veces. Parecía una especie de sonámbulo, pero estaba muy consciente. Volvió a moverse para sentarse en unas de las sillas que estaban cerca de mí. Harry se acercó por el otro lado y me dejó el bote de helado en la mesa. Aprovechó este momento para susurrarme al oído:
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Our Song | Harry Styles
RomanceDanielle escribe canciones desde que tiene uso de razón. Para escribirlas, siempre se ha inspirado en novelas o en historias que su abuela le contaba. Su vida dará un vuelco cuando debe decidir si dedicarse a la música por completo, aceptando las co...