Capítulo XLV

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15 de agosto de 1940

Estábamos parados justo en el lugar donde se había planeado la estrategia, cerca del canal de la Mancha justo a las fronteras, había cerca de diez unidades con el mismo número que las nuestras, ya todas preparadas para el ataque.

—¡Ahí vienen! —grita un soldado desde lo lejos corriendo y esa era la señal para avanzar.

Las unidades una a una comienzan a correr hacia el otro lado y desde la distancia ya se escuchan los disparos, yo corro por el campo lo más rápido que mis piernas me permiten.

Los soldados de nuestro lado usan el uniforme café verdoso mientras que los otros usan unos cafés completamente, así que todo aquello que no use el mismo uniforme que el mío le apuntó y disparo.

Las balas vuelan por los vientos y trató de esquivarlas para no tener que ir a rastras todo el tiempo.

—¡Jhon a tu izquierda! —me grita alguien que desconozco y sin prestar atención solo disparo, cuando me paro a verlo solo puedo ver su cuerpo en el suelo con muchos de sus órganos ensangrentados saliendo por su estómago, es asqueroso.

Otro, otro y otros más tratando de cruzar nuestros límites y tomar Londres, acabando con cualquiera que se interponga en su camino, esos somos nosotros.

—¡Edward cuidado! —le grito y me lanzó sobre el para impedir que las llamas lo toquen.

—¡Me las pagarás maldito infeliz! —grita y le dispara al soldado alemán —Mira qué bonito te vez sangrando maldito.

—Déjate se juegos y sigamos —le digo para seguir con mi camino.

Estoy tirado en el suelo para esquivar las balas de los alemanes y disparando desde la parte de atrás de una piedra grande, dando directamente a las cabezas de los soldados que intentan acercarse hacia nosotros.

El sonido de las balas saliendo de mi arma ensordecen mis oídos, pero a pesar de ello aún logro escuchar el sonido de las granadas lanzándolas hacia aquí, una de ellas cae justo frente a mí, la pateó y la lanzó lo más lejos que puedo.

—¡Abajo! ¡Abajo todos! —grita alguien y sin pensarlo lo hago y aquello a lo que se referían estalla en medio del campo.

—¡Malditos bastardos! —grita alguien a lo lejos mientras les dispara directo en las caras a tres sujetos, lo miró directamente y lo reconozco, es Ralph.

Los cadáveres cada vez van aumentando aún más, como si las muertes de cada uno no fueran las de seres humanos, como si fuéramos una plaga de insectos y poco a poco van acabando con ella, al final solo quedarían los sobrevivientes.

Atravieso una alambrera que marca la mitad del territorio, y logró ver que habían construido una especia de fuertes en los que se refugian y desde ahí lanzan los misiles.

—¡Edward! ¡Edward! —grito mientras disparo hacia los alemanes que se acercan —¡Maldita sea Edward!

—No tienes que gritar, estoy un poco ocupado —dice y al mismo tiempo les dispara a dos hombres que se acercaban por la derecha —¡¿Qué quieres?!

—Ves aquello —le digo señalando hacia enfrente dirigiéndome al fuerte en el que disparan —Hay que destruirlo.

—¡Bien, yo me acerco tu cúbreme! —me grita y comenzamos a correr en aquella dirección.

—¡Hey ustedes cubran aquí y allá! —les digo a un grupo que está por llegar a la alambrera.

Comenzamos a acercarnos con rapidez hacia el fuerte —¡Jhon atrás y a la izquierda! —me grita Edward y me volteo para dispararles a dos alemanes en el estómago.

Ya estamos muy cerca y sin previo aviso lanzan la bomba por la ventanilla por la que sale la boca del cañón de los alemanes —¡Corre y cúbrete! —dice Edward tirándose al suelo después de correr y saltar por la alambrera.

Entonces miles de pedazos de piedra vuelan por los aires al igual que partes de cuerpos ya ensangrentados y cayendo a lejos de campo.

—¿Que dices vamos por los demás? —me dice Edward.

—¡Vamos!

Y así acabamos con cerca de tres fuertes y veíamos volar los pedazos de piedra por encima de nuestros cascos.

—¡Ayuda! —grita alguien no muy lejos de nosotros —¡Maldita sea alguien sáqueme de aquí!

Corro hasta volver a escuchar la voz que gritaba a un metro de mí, es el teniente David Harrison, le han dado un tiro directo en el muslo —¡¿Dónde está la maldita camilla?!

—Cálmese —me acerco a él e inspeccionó la herida —Tengo que sacarlo de aquí —le digo para ayudarlo a levantarse —Tu —le digo a alguien que está cerca de nosotros —Ven conmigo —comenzamos a caminar hacia la zona más lejana del combate para que lo saquen de aquí.

El hombre dispara a cualquiera que se nos acerca y que no sea aliado y tratamos de avanzar lo más rápido que podemos hasta que alguien se ofrece a llevar al teniente.

Justo me dispongo a regresar cuando el teniente me habla —¡Jhon tienen que detener a Jared! ¡El me apuñaló es un traidor! ¡Esta por revelar nuestras nuevas estrategias si no lo detenemos!

Solo me bastan esas palabras para correr y buscarlo —¡Si ven a Jared Anderson arréstenlo y avísenme! —les grito a todos los soldados que encuentro.

Al no encontrarlo sigo disparando a los soldados alemanes hasta que Connor me habla —¡Jhon tenemos a Jared encerrado en una camioneta ¿Qué hacemos?!

—Diles que lo detengan en la cárcel de la zona para hacer una investigación —le digo y él se retira.

—¡Ganamos! ¡Ganamos! —comienzan a gritar los soldados de mi bando —¡los soldados restantes han huido!

—¡¿Escuchaste Jhon?! —me grita emocionado Edward —¡Ganamos!

—Inspeccionen el lugar y cada rincón del campo, pasaremos la noche aquí si es necesario.

Después de esto comienza la lluvia, era como si la lluvia limpiará los daños de este caos y nos quitara las impurezas del rostro, algunos de los heridos ya han sido regresados a la zona y muchos otros aún siguen por el campo pidiendo ayuda.

Pero esto no garantiza nada, esto solo es el inicio del fin, solo es una pequeña probada de lo que se avecina, sin embargo, regresar el tiempo en mi mente pareciera que ha sido toda una vida en pequeños días, mostrándome cosas que desconocía, aventurándome a lo desconocido y descubriendo lo oculto de la guerra.

Lo oculto en la guerra [Terminada] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora